El antídoto es la prevención

El cinco por ciento de la población coahuilense, según estimación, sufre de cierta o alguna discapacidad temporal o permanente y el 98 por ciento de los pacientes atendidos en el Centro de Rehabilitación y Educación Especial, CREE, hubiera podido haber evitado en las condiciones físicas en que se encuentra actualmente, que por cierto en muchos de los casos es deplorable o lamentable.

Dos de los principales problemas es la desinformación y la falta de interés por invertir tiempo y dinero en la propia salud.

Sin nos detenemos un poquito, piénselo y pregúntese ¿Cuándo fue la última vez que se sometió a una revisión completa de su situación física?.

Hay especialistas que consideran que prácticamente todos los casos de discapacidad pueden evitarse, salvo aquellos que presentan situaciones inesperadas y para los cuales las condiciones sean adversas en cuanto a la atención.

Esto quiere decir que todas las discapacidades son sujetas de prevención, identificando cual es el origen. Por ejemplo, el de un adolescente una lesión medular que siga a un accidente automovilístico podría ser evitada a través de programas que regulen la velocidad al conducir, así como el no hacerlo en estado de ebriedad, como la nueva disposición que tomó el Gobierno del Estado con sus nuevas medidas para bajar el consumo de alcohol.

En el caso del adulto mayor por lo general es afectado con enfermedades crónicas degenerativas. El control adecuado de una presión arterial, diabetes o problemas cardiovasculares no sólo pueden alargar sus vidas, sino también procurarle que ésta sea de mayor calidad.

Recordemos que la diabetes mal atendida acarrea complicaciones como la ceguera y en casos más extremos, la amputación de alguna extremidad. Mientras que la hipertensión puede ocasionar embolia o hemorragia cerebral y otras cuestiones igual de encantadoras.

Una gran parte de la población y por no contar con las herramientas de la mayoría, principalmente la capacidad de autocuidado, es más susceptible a verse afectado y me refiero a los niños.

La parálisis cerebral es un ejemplo típico, por ser una enfermedad que se genera cuando el bebé en algún momento, antes, durante o después del parto le faltó el oxígeno en el cerebro.

La mayoría de éstos casos se da por trastornos en la salud de la madre, aunque en manos del médico queda evitar riesgos como trabajo de parto prolongado, así como una placenta previa que en lugar de implantarse en el útero lo haga más abajo y genere un sangrado importante que provoque sufrimiento fetal.

Algo tan sencillo como las vacunas infantiles a tiempo representan un escudo protector para el menor. Regresando a los adultos, tan sólo obedeciendo los lineamientos de seguridad en el trabajo pueden evitarse muchas secuelas.

Sin embargo, la información, comunicación y amor propio podrían ser los únicos y principales previsores de éstos y otros problemas de salud, no sólo de discapacidad, sino también crónicos.

La próxima vez que cruce una calle, levante un objeto pesado, conduzca, suba o baje escaleras e incluso pesque alguna enfermedad, procure recordar la importancia de culminar sin novedad su cuarto paso, es decir la prevención.

No son gratuitas las recomendaciones en el sentido de que prevenir es la cura de todo y todas las razones del presente y futuro, por eso, qué cuesta anticiparse para analizar sus problemas de salud. La vida tiene pocos pasos que recomienda y el cuarto es el más recomendado porque prevenir es remediar. Anímese, dé su cuarto paso en la vida. (Premios Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org