¿Vergüenza, coraje, impotencia o todas?

Por Guillermo Robles Ramírez

Es muy lamentable para la población de Guerrero, el desastre natural del huracán Otis, y descrito por quienes vivieron su furia como “El Meteoro Devastador”, debido al rastro destructivo que dejaba el ojo del huracán mientras devoraba todo aquello que se cruzara en su camino.

Acapulco, una de las zonas turísticas muy importante para el país, no solo para connacionales, sino para estadounidenses, europeos, y lugar de descanso para gente famosa, vivió el peor momento de su vida, y dicho hasta por aquellos testigos, el rezo y la plegaria a Dios para que le diera una oportunidad más para vivir.

¿Se pudo haber evitado?, es una de las muchas interrogantes, ambiguas, porque si se refiere al fenómeno natural, hay quienes opinan que es parte de los efectos del calentamiento global, por su atípica evolución, debido a que la temperatura del agua se encontraba a 32 Grados Celsius, creando este contraste térmico.

Ahora bien, si la misma pregunta va dirigida para buscar un culpable, existe más probabilidad y veracidad.

Es inaceptable que meteorólogos y científicos internacionales ya habían advertido sobre el peligro del huracán Otis, mientras tanto en México, le restaron importancia confiándose a que es considerada una zona montañosa. Las autoridades estatales, municipales y aún más la federal, con su tema de austeridad, permitió que la población, así como turistas, estuvieran en peligro, y debido a la negligencia de las autoridades mencionadas anteriormente.

Hasta qué grado de negligencia hubo que ni siquiera estaban en función gran parte de sus sensores sísmicos, por falta de mantenimiento. Y en cuanto a la falta de aviso oportuno por parte de las autoridades municipales, estatales y federal, nunca hubo; siendo evidenciado por los medios de comunicación locales de Acapulco, ni comercios, hoteles y viviendas totalmente desprotegidas de las ventas, es decir, no estaban cubiertos con madera, como tampoco había gente resguardada en lugares en refugios establecidos por ninguna autoridad. Ante lo mencionado ahí están los testimonios de turistas relatando como se encontraban en su habitación, así como los videos tomados oportuna y posiblemente como un testigo a un ser querido para decir, qué fue lo que pasó en caso de una muerte.

Y suponiendo remotamente que hubiera existido un aviso o una alarma para haber tomado medidas a tiempo, la única verdad es que no existe en Acapulco ninguna infraestructura que hubiera soportado un huracán no solo de esa categoría 5, o 4, 3, y dejando en tela de juicio hasta una menor. Las imágenes lo dicen todo.

Muy vergonzoso para los espectadores la improvisación de las autoridades mexicanas, y para las víctimas inaceptable e inverosímil la austeridad de la Cuarta Transformación. Un presidente de México, trasladándose por vía terrestre a sabiendas de que Acapulco estaba incomunicado debido a los deslaves, y árboles caídos; en lugar de llegar en un helicóptero. A cambio de eso solo se vio un presidente exhibiéndose en lodo y la austeridad para sacar un jeep atascado con una simple pala.

Confirmado por medios de comunicación local de Acapulco, nunca se vio ni a López Obrador, a su gobernadora, Evelyn Salgado, y a su presidenta municipal, Abelina López, recorrer los lugares afectados, aun cuando esta última dijo que su gobierno estaba preparado cuando era tormenta tropical Otis.

El reclamo de la población guerrerense, sobre la desaparición del Fondo de Desastres Naturales, mejor conocido como el Fonden, creado en el año 1996, y entregado directamente a las autoridades estatales y municipales ante desastres naturales, para comprar medicamentos, alimentos, vestimenta, todo tipo de artículos de limpieza como palas, picos, carretillas, entro otros más, pero también para la reconstrucción de viviendas e infraestructura pública.

Actualmente, la Cuarta Transformación, “dicen”, que esa partida se convirtió en un “Bono”, pero nunca mencionaron que los únicos que tienen acceso a ello es el Ejército Mexicano, pero como todos sabemos, se requiere la autorización del Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, es decir, Andrés Manuel López Obrador.

Un gobierno que se ha visto tan mezquino e insensible, si fuera cierto de la existencia de ese bono, entonces por qué el Ejército Mexicano y autoridades estatales y locales, crearon centros de acopio, así como la asignación de lugares, es decir, ¿dónde está la aplicación de ese recurso?, y ¿por qué los guerrerenses solo reciben más de la población de otras entidades que del gobierno federal? Es el mismo Ejército Mexicano, que a través de los medios de comunicación están solicitando a la ciudadanía hasta alimento ya procesados enlatados, por la falta de energía eléctrica, así como otras fuentes de energía generadora de calor para preparar comida o calentarla. ¿Y el dinero del “bono” para desastres naturales?

Esa es la austeridad de la Cuarta Transformación para sus connacionales que sufren un desastre natural; mientras tanto, el Senado de la República aprobó por mayoría de Morena, el día 26 de octubre 2023, un nuevo fideicomiso para el Tren Maya y al Sistema Aeroportuaria Nacional. En pocas palabras ya le dieron vuelta a la página. Bien dicen, la culpa no la tiene el indio, sino el quién lo hace compadre. ¿Y usted qué piensa? (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org

Deja un comentario