Guillermo Robles

Verdades a media

Por Guillermo Robles Ramírez

Por distintas circunstancias, Saltillo, ciudad capital de Coahuila, se fue convirtiendo con el tiempo y por la apatía de las autoridades del muy pasado, el mediano pasado, reciente pasado y el actual presente, en una ciudad extremadamente ruidosa.

No hay constancia de que gobierno local de los últimos 30 a 40 años, haya mostrado un real interés en contener lo que ahora se contempla como imposible o sea acabar o al menos, reducir el tremendo ruido que se produce por donde quiera, probablemente, por el rápido crecimiento de su población y la cada vez más indiferente atención de las autoridades en una problemática que no se recuerda haya tenido una real respuesta en su combate de los gobiernos municipales.

La Dirección Municipal de Ecología, y el Sub Dirección de Contaminación Ambiental, han declarado repetidamente de que no habrá tolerancia contra los negocios y personas ruidosas; que se atenderá toda queja nocturna de los antros característicos por su fuerte ruido, que hay inspectores asignados para ello y, en fin, que ahora sí se actuará.

Es un hecho que las autoridades responsables que representan o que fungen como director y subdirector en Ecología, no salen de sus oficinas y si lo hacen, sus recorridos por las calles de la ciudad capital, son superficiales e igual que sucede con otros jefes de áreas.

Los ruidosos de Saltillo, están también a plena luz del día pero no hay quién responda para  combatirlos y no se dan por enterado. Sería bueno que se dieran un  recorridos por el centro comercial, primer cuadro o el llamado centro histórico en donde sobran los comercios cuya propaganda de sus ofertas y promociones las hacen con altoparlantes a pie de las banquetas y a alto volumen o bien el perifoneo o sea vehículos que recorren las calles para a todo volumen anunciar circos, luchas libres, venta de vehículos, bailongos y toda pachanga, recordando a los viejos pueblos y olvidando que Saltillo ya no es la ciudad capital de hace 30 a 40 años.

Los ruidosos, no están solo en comercios ni en casas particulares, antros, centros de diversión, sino en viviendas habitacionales rentadas o compradas para convertirlas en escuelas o academias de música y que con toda impunidad y tolerancia de las autoridades municipales operan sin permiso de uso de suelo pese a instalarse en el interior de colonias o fraccionamientos habitacionales.

Alguien o muchos están fallando y defraudando al Alcalde, Manolo Jiménez Salinas, al ocultar la realidad de los problemas y pretender con “lengua” resolver las irregularidades.

En las oficinas asignadas para atender las diversas quejas o inconformidades, se pasan la “pelota” una a otra con falsos folios dizque de “atención”, exhibiendo protección a propietarias de negocios ruidosos, quedando de manifiesto que pueden más dos tetas que una carretera, porque no hay otra explicación que justifique la indiferencia e indolencia mostrada frente a intereses femeninos.

Más que “lengua”, los ciudadanos hartos de los ruidosos, piden a los responsable de combatir este problema, para la Policía Ecológica, menos mentiras y más realidades, sin olvidar que estas últimas se logran con trabajo efectivo y no con demagogia publicitaria. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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