Veneno Puro: Denuncias por Miles

*Denuncias por Miles
*Saqueadores de peña
*Démosles Septiembre

Está claro que el gobierno no le sirve a la sociedad, en su conjunto, sino sólo a sus grandes socios, precisamente aquellos que suelen acrecentar sus fortunas en tiempos de crisis severas, sean naturales o financieras. Todavía no pasa lo peor en cuanto a los meteoros anunciados que siempre enlutan a cientos de familias y destruyen la endeble infraestructura armada por un gobierno siempre deseoso de mojarse los pies en las rías desbordadas o en los caseríos devastados por los sismos para simular su hipocresía molecular sobre la “justicia social”.
Ahora mismo se frotan las manos con la tendencia devaluatoria imparable gracias a la cual especulan, siempre con información ilegal proporcionada por sus cómplices de la Secretaría de Hacienda, y aumentan sus haberes para luego devolver los favores a los miserables ex presidentes quienes les permitieron todo. El caso más patético es el del célebre “doctor zeta”, ernesto zedillo, convertido en consejero con enorme caudal en cada una de las trasnacionales beneficiadas durante su sexenio. Ha sido, sin duda, con excepción de peña, el mayor vendedor de cuanto formaba parte del patrimonio nacional y fue él quien ideó, además, la grotesca reforma energética con la visión puesta en la privatización mientras los corderitos camarales aprobaban sin chistar por obra de las diligencias de Manlio Fabio Beltrones Rivera, ahora “catapultado” al sitio más devaluado entre los mexicanos: la presidencia del PRI.
Sólo los busca-chambas y los paracaidistas que irrumpen sobre las nóminas piensan lo contrario y aprovechan la dualidad competitiva entre la dirigencia del PRI y la residencia oficial de Los Pinos para granjearse pleitesías y mantener intacta la sagrada sentencia de 1ue vivir fuera del presupuesto es el mayor error concebible. Quizá por ello cuantos ganamos la subsistencia por nuestra cuenta somos quienes percibimos las tremendas desigualdades que se acentúan con la pérdida del poder adquisitivo y la consiguiente devaluación del infeliz peso que ya va en camino de perder otros tres ceros, como en los tiempos del infeliz salinato luego de la ambigüedad que duró tres años, desde 1993 a 1996, ya bajo el régimen del simulador zedillo.
Algunos sudamericanos se mofan de eso. En Colombia, por ejemplo, el dólar se sitúa a más de tres mil pesos lo que nos hizo descuadrarnos ante la urgencia de multiplicar y dividir al ritmo de las cajas registradoras. Cuando comentamos que nos costaba trabajo el ejercicio, una de las despachadoras del Museo Botero –en donde los volúmenes comenzaron a cobrar vida a partir de sus visiones taurinas seguramente psicópatas para los imbéciles-, nos replicó:
–Pero ustedes se engañaron solos; le quitaron ceros a su moneda. Tres me parece. Así que ahora, ¿en cuánto está el peso mexicano?
–Alcanzando los diecisiete pesos –respondimos-.
–Allí lo tienen; en realidad son diecisiete mil pesos por dólar, casi seis tantos a lo que estamos nosotros… no sé para que les sirve el disfraz.
Pensé en salinas de gortari y sus elevadas truculencias tratando de descifrar el enigma: ¿pretendía que la manipulación colectiva nos devolviera la confianza? Por desgracia, tal ocurrió entre millones de mexicanos quienes se sintieron aliviados por no tener que pagar un millón de pesos por los mil de ahora aunque no se percatan que, en todo caso, su capacidad de compra se fue a los suelos entonces y ahora. Pero salinas pretendió ganar así la historia pero, al final, la barbarie le hizo perderla definitivamente. Un sujeto execrable.
El hecho es que, en esta hora y este septiembre, antes y después de los festejos patrios en los que la maquinaria oficial con maridaje con los medios masivos –si bien la transmisión de los ceremoniales se acredita a los tiempos gubernamentales correspondientes, esto es sin recurrir a las facturaciones-, no ha sido posible marginar, ignorar o desdeñar la crispación creciente entre los mexicanos.
Quizá, en su fueron interna, el mexiquense peña no entienda el porqué del rechazo popular y lo atribuya al mal manejo de los informadores, de quienes están a su servicio se entiende, o incluso a los intentos de chantaje de los grupos financieros más poderosos que ya no tienen necesidad de arrodillarse ante la figura presidencial; y acaso, por ello, no percibe el bamboleante paso de su gestión –literalmente-, a través de múltiples episodios que se han caricaturizado dentro y fuera de las redes sociales por el momento las que encabezan el desarrollo informativo: sólo Facebook cuenta, en México, con cincuenta millones de internautas, una cifra inalcanzable hasta para los encuentros futboleros de mayor “raiting”. Y esto comienza a ser una bomba en manos de una ciudadanía ávida de cambios.
Si para las instituciones de gobierno sólo han existido el remedio magullado de los “hackers” para intentar detener al tsunami de la opinión pública, igualmente en el caso de algunos colegas y el mío propio, responder a cada denuncia, elaborada desde cualquier punto de la geografía nacional, es materialmente imposible. Yo entiendo, y me duelo, la frustración de cuantos no encuentran respuestas oportunas sobre sus casos particulares acaso porque no se ponen a pensar en el cúmulo de quejas que forman una pirámide destinada a hacer vibrar –y hasta colapsar- al putrefacto gobierno actual y al sistema que lo sostiene. En lo personal, pido disculpas por ello pero, insisto, cada voz que se suma es una esperanza engendrada en la conciencia nacional.
México, ante el malestar al alza, está en ebullición y tal es imparable. No todos coinciden en los métodos ni en las ideologías –somos plurales por inclinaciones atávicas de razas y guerreros-, e incluso aún es posible encontrar defensores del estado de cosas entre el quince por cierto de cuantos avalan al régimen peñista a pesar de los genocidios, la corrupción mayor de todos los tiempos, la perseverancia en la depauperación colectiva –a pesar de las diez “medidas” anunciadas el pasado día 2, como “cola” de un informe no leído-, y el cinismo que enardece por parte de gobernadores y de los funcionarios federales ante la permanencia de la conflictiva nacional. Para éstos todo marcha sobre ruedas hasta las leyes jamás consensadas por parte de legisladores-esbirros de los mandatarios estatales o de un Congreso en el que, por ejemplo, los chantajistas “verdes” marcan pautas para mantener la alianza con el PRI sobre el basamento de los animalistas que, al paso que vamos, nos obligarán a comer yerbas mientras los animales, como las vacas sagradas de la India, se devoran cuanto encuentren. ¿Será éste el mundo ideal que plantean los ecologistas sin meditar en que son ellos quienes rompen el círculo de la vida, de la naturaleza?
Los racionales quieren comportarse como irracionales pero éstos no pueden dar el paso hacia el siguiente peldaño, ni los monos, revalorados por las teorías de Darwin sobre la evolución de las especies, ni los “inteligentes” delfines cuya capacidad para ser amaestrados conmueve a los chiquitines siempre y cuanto los mantengan en un acuario, cautivos.
Mientras, lo importante parece quedar en segundo plano: el imperativo de sacudirnos a los farsantes y a los manipuladores capaces de creer que todo iría mejor si los animales nos gobernaran. ¡Caramba! Pero si es así porque los bípedos intransigentes están al alza incluso para asegurar conductas poco naturales pero muy extendidas entre algunos gremios y cofradías deseosos de hincarles los dientes al erario nacional. Porque, sin duda, hasta en las manifestaciones animalistas hay demasiado fondo: en Coahuila, por ejemplo, una disputa por las minas de carbón y fluorita, entre el segundo cacique Moreira –quien quiere proyectar a un tercero para sucederlo-, y un empresario taurino quien, por desfogarse, anunció su pretensión de ser candidato independiente, fue convertida en el desagüe para la ley antitaurina pese a que la UNESCO, dentro de la ONU, declaró al espectáculo “bien inmaterial de la humanidad”.
Por todo esto, más allá de aquellas sensibilidades que honestamente no entienden el sentido de algunas representaciones –jamás han ido a la Ópera para asomarse a los dramas seculares de la humanidad a través de todas las épocas-, debemos clamar por el PARO NACIONAL DEL 14 DE OCTUBRE que, de modo alguno, tiene que ver con mis aficiones. Soy sólo uno de quienes lo apoyan pero hay muchos otros que proclaman, con urgencia, esta salida. Hagámoslo por nuestros niños y jóvenes; por nuestra conciencia atenaceada.
Mirador
Los cómplices del señor peña suelen revisar lo que suponen “puntos débiles” para cuestionar y descalificar a sus críticos mientras hacen de las suyas sacando dólares del país o especulando con la caída del peso cuyo valor, se calcula, será de veinte por cada dólar a finales de año. Una hazaña más del canal presidencial.
Tienen miedo los esbirros del mexiquense a la reacción que suscite el PARO NACIONAL DEL 14 DE OCTUBRE. Esto es indudable, se percibe en cada desesperado intento de manipular a la opinión colectiva presentando a los críticos como remedos del demonio cuando es, naturalmente, al revés. ¿O acaso no se han beneficiado a la sombra del poder mientras los mexicanos, quienes vivimos de nuestros empeños cotidianos, perdemos poder adquisitivo y no tenemos ninguna ventaja?
Por lo demás, no son pocos quienes eligieron salir a las ciudades del exterior, en estos días festivos con puentes interminables que se tomaron por sus propios arrestos, Las Vegas y Los Ángeles sobre todo, para “celebrar” allí las fiestas de la patria con el sabor norteamericano que se extiende más allá de la frontera, siempre hacia el sur. Alguna vez se creyó que este reflejo era la consecuencia de la silenciosa “invasión” mexicana por tantos años de opresión incluyendo tres malsanas invasiones –además de otras incursiones ofensivas-, y las humillaciones correspondientes; ahora creo que el peor vasallaje es el de las conciencias que desprecian nuestros valores patrios cansados de las atrocidades de un gobierno corrupto. Cuidado: la confusión es siembra para quienes pretenden doblegarnos.
Por las Alcobas
Durante varias entrevistas que sostuve con josé lópez portillo, éste insistió siempre en un punto:
–Me avergüenza decirte que los primeros saqueadores –en 1982-, formaban parte de mi gabinete. Tengo la lista en una caja fuerte y algún día la daré a conocer.
Por más que insistí en revelarla… se llevó el secreto a la tumba o éste quedó en manos de Sasha Montenegro de quien se separó en los últimos años de su ajetreada y frívola existencia. La tontería peor, en todo caso, es volver a caer en el mismo agujero.
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