Un negocio próspero
Por Guillermo Robles Ramírez
Está comprobado que en países pobres o menos desarrollados el problema socioeconómico de la “piratería”, es con mayor frecuencia y tiene su lógica, más no su justificación.
Desde la industria del calzado, textiles, y tecnología un país en donde su economía está muy golpeada, o igual un sector de la sociedad, nunca pagará un producto original, pues su costo real puede representar demasiado alto igualándose a lo que podría ganar en un día o una semana de salario o hasta más dependiendo del producto.
La falsificación de productos ha tenido un incremento en el comercio mundial, sin perdonar ningún rubro del mercado porque existe desde todo tipo de artículos domésticos, textil, accesorios de todo tipo, aparatos electrónicos, cosméticos, juguetes, bebidas, y medicamentos; siendo este último uno de los más peligrosos como el de los productos milagrosos que debido a ellos han mandado un centenar de personas al hospital peligrando la vida humana.
Hay quienes opinan que el fenómeno de la piratería es una cuestión de cultura; pero en realidad no hay mexicano alguno que se escape de haber comprado cuando menos alguna vez en su vida algún producto falsificado, ya sea con pleno conocimiento o sin querer.
También se le considera piratería el simple hecho de sacar copias a un libro de texto de cualquier tema, para usarlo en las escuelas, aunque sea para una tarea o complemento de estudios, pero como estamos muy acostumbrados a ello lo consideramos como algo inofensivo.
Las grandes compañías siempre alegarán que es un gran impacto negativo en sus ganancias, debilitando la economía del país y además atenta contra un delito fiscal.
Para muchos expertos una manera de asegurar el producto y exigir ante las autoridades se tiene que registrar la marca, diseño, patentes, derechos de autor para poder proteger la exclusividad contra el uso ilícito de los mismos por parte de quienes se dedican a comercializar con ellos.
Obviamente, esto encarece más el producto viéndose reflejado en su costo final al destino del consumidor siendo un impedimento para su posible adquisición por la falta de dinero para comprarlo y más cuando se vive en un país sumergido con una problemática económica por la falta de generadores de trabajo, complejidad en su sistema tributario provocando el cierre mismo de muchas empresas o la migración de otras por la falta de incentivos hacendarios.
Mientras sigamos siendo un país manufacturero y no, uno como productor, creador de nuevas tecnologías o procesos para hacer las cosas, existirá y seguirá en aumento la piratería.
Es difícil luchar en contra de la piratería mientras existe un ingreso de los sueldos bajos o bien una mala planeación económica en donde se les mintió a los mexicanos que subiendo el salario mínimo era suficiente sin ningún estímulo fiscal o incentivo para que el sector privado y del libre mercado. El encarecimiento de la vida, en donde solamente unos cuantos, y para ser exactos, el mismo padrón de contribuyentes, son quienes tienen esa carga fiscal para mantener al gobierno. Por otro lado, mientras sigamos teniendo gobernantes que han visto las funciones públicas como una manera de jubilarse con tanto dinero que se puede asegurar esa economía para tres generaciones.
Al menos en México no existen condiciones para la lucha ante la corrupción que genera mucha riqueza para que la misma piratería exista y tome fuerza conforme pasan los años, ha sido un negocio muy lucrativo tanto para autoridades y el comercio informal. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org
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