Recuérdame todos los días
Por Guillermo Robles Ramírez
En México sigue ausente proteger y velar por los ancianos y ancianas, seres que después de haber entregado todo, en muchos de los casos son abandonados como lamentablemente, inservibles.
Debería de preocuparnos y más a los coahuilenses ya que un poco menos del 20 por ciento de la población en Coahuila es de jóvenes, es decir, el resto pertenecen a un grupo de adulto y los de la tercera edad.
Para algunos es considerada preocupante la poca juventud que está creciendo sin valores, o de una manera irresponsable con embarazos a muy corta edad y sin ningún sentido de las responsabilidad u obligación que conllevan a la procreación.
Los métodos anticonceptivos se los pasan por el arco del triunfo y son objeto de chantaje al momento de tener relaciones sexuales ya que de usarlos desmerita el amor que se siente el uno con el otro, o al menos ese es el concepto que se tiene en la mayoría de ellos como también la idea de que no se siente igual usar condón que no usarlo.
Ante una sociedad que cada vez crece sin valores, desde el momento que aquello que resultaba de consternación o preocupación ya se ve como algo cotidiano, o normal, ante una inseguridad nacional, pero sobre todo para los Estados del Norte, considerados para algunos políticos, “hechos aislados”, cuando las gentes son mutiladas, pero en suma analizada, ascienden la misma cantidad o mayor al crimen, es decir, ahora son simples números que pasan a indicadores.
Una sociedad joven que está creciendo con un entorno inseguro y sin valores lo que está haciendo ya parte de su vida cotidiana, porque como hay necesidad de ganarse la vida para muy apenas sostenerse por sí misma. Es fácil deducirse que no van a tener en mente la mínima preocupación de acordarse del “Día del Abuelo”, pero como tampoco en la vida cotidiana.
Cada día este sector de la población, es decir, los de la tercera edad; están quedando más vulnerables y víctimas del maltrato físico y sicológico por la deformación de nuestra cultura y pérdida de valores familiares.
La gente de la tercera edad es considerada lamentablemente como algo inservible e inútil, resultando en algún sentido un estorbo para la familia o simplemente una carga más para sostener en atenciones médicas y un plato más que alimentar dentro del núcleo familiar.
Por eso muchos de ellos son abandonados y enviados a otros lugares como “casas de reposo”, coloquialmente conocidos como la casa de los ancianos, y cuando no se tiene dinero, pues ahí andan de un lado a otro entre las casas de los familiares o en su cuarto aislado de algún familiar, pero eso sí; acompañado de una televisión de sobra y no se les invita a participar o convivir con la familia más que a la hora de la llegada de los alimentos.
Éstos grupos son los que cuentan con mayor suerte porque existen otros que son maltratados físicamente y abusados financieramente cuando son dueños de los dineros que lograron ahorrar para su vejez o haciendo uso de alguna pensión, o jubilación otorgado por el gobierno.
En otros casos son víctimas de los abusos e irresponsabilidades de sus propios hijos, hipotecando su único patrimonio que es la casa, rematando todos sus bienes sin ningún consentimiento o argumentando un cuento chino para convencerlos que se trata de lo mejor para ellos.
Acompañados de la soledad y el recuerdo, de que alguna vez que en su juventud fueron productivos, amorosos, comprensivos, llenos de talentos y con una vitalidad de un león para comerse al mundo.
Es indispensable y necesario que toda la comunidad debe trabajar muy duro para hacer cultura sobre las personas de la tercera edad, para que no sea solamente la celebración de un solo día como es “El Día del Abuelo”, en donde solamente son recordados porque un calendario lo dice. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org
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