Para gobernar Guerrero

“Sería contradictorio que un estado pobre sea gobernado por la aristocracia, gobernado por los egresados de Harvard”, declaró el senador perredista Sofío Ramírez, en obvia referencia a su par legislativo y compañero partidista, Armando Ríos Piter, el pasado 27 de agosto.

“Aja”, pensé luego de leer la declaración, con talante dubitativo y, sinceramente para los lectores de este espacio y respetuosamente para el declarante senador, con ánimo fastidiado.

Porque luego-luego del “aja”, una pregunta simple y clara se asentó en la punta de mi lengua: ¿por qué no?, seguida de un puñado de preguntas afines: ¿estudiar en Harvard es malo, erróneo, delito? ¿Harvard es una universidad patito, chafa, sin reconocimiento oficial de la SEP gabacha? ¿Los de Harvard odian a los mexicanos, a los guerrerenses, a los pobres?

¿Por qué, respetable don Sofío, un egresado de Harvard como Ríos Piter, no debe gobernarnos? ¿Le caen gordos, le caen gordos ellos, le cae gordo él? Explíqueme porfis, porque mí no entender.

Porque lo único que argumentó para sustentar semejante descalificación (“sería una contradicción que un estado con mayor pobreza social como Guerrero sea gobernado por quienes no lo sienten, no lo viven”), me suena cursi, maniqueo e insuficiente.

Digo, suena bonito como eslogan de campaña algo así: “un candidato que siente, que vive la pobreza”. No digo que no, pero sí digo que algo así dice poco o casi nada de fondo.

La neta, al menos a mí, pero sospecho que a varios de los ya 63 lectores de este espacio también, me vale poco en donde haya estudiado un gobernador, en la Loyola, la UAG, la Ibero, la UNAM o Harvard; pero me vale harto que haya aprendido bien lo estudiado.

La neta, me vale poco si un gobernador siente o vive la pobreza; pero me vale harto que sepa cómo resolverla o combatirla. Me vale poco que sea rete buena onda, o que le encante andar echándose baños de pueblo; pero me vale harto que sea inteligente, chambeador, honrado y cumplidor. Me vale poco que sea aristócrata o plebeyo, de cuna de oro o madera de pino; pero me vale harto que no se junte con malandros y corruptos, y que se atreva a gobernar para todos, y no na’ más pa’ sus cuates.

Y es que, con todo respeto don Sofío, a estas alturas ya todos sabemos que tan malos o tan buenos pueden ser gobernando, los egresados de universidades públicas o privadas, nacionales o extranjeras, ¿o qué ya no se acuerda que casi todos los presidentes del México priísta egresaron de la UNAM?

¿O qué ya no se acuerda que hemos tenido gobernadores pésimos, que siendo candidatos dijeron sentir y vivir la pobreza de los guerrerenses? ¿O qué ya no se acuerda que hemos tenido gobernadores de origen humilde y privilegiado, pero que eso no determinó la calidad ni las cuentas de sus gobiernos, aunque, eso sí, todos, con honrosísimas excepciones, terminaron siendo ex gobernadores bien ricachones?

En su favor, senador Ramírez, usted dice ser representante de “la propuesta social que Guerrero necesita”. Celebro que se sienta así, no cuestiono que lo sea, pero necesito más argumentos y propuestas para creerlo, convenza con evidencias más sólidas y serias que la mera descalificación de sus adversarios, y por razones tan discutibles como la universidad en la que estudiaron.

En correspondencia, le aseguro que, al menos para mí, pero sospecho que tampoco para varios de los ya 63 lectores de este espacio, haber estudiado en Harvard no me deja tranquilo ni satisfecho, no me basta para creer que el senador Ríos Piter sería por eso mejor gobernador que usted o que cualquier otro candidato.

También de él necesito mucho más argumento y propuesta para creer en su compromiso con los pobres de Guerrero, y con los no tan pobres también, que declarar que la oportunidad de estudiar en Harvard fue gracias a becas y préstamos que tuvo que pagar, del Conacyt y el Banco de México, y que se ha “dado varias vueltas” por el estado.

Estoy seguro de que la enorme mayoría de los electores necesitan convencerse de que el candidato a gobernador por el que votarán en 2015, es el mejor y no el menos peor.

Deja un comentario