EL DESTINO DE LOS GOBERNADORES DE CHIAPAS
Al terminar su período, la mayoría de los gobernadores de Chiapas han pasado al ostracismo, algunos, además, han sido altamente repudiados por la ciudadanía que gobernaron.
Solo unos cuantos han logrado proseguir construyendo una carrera política más allá de su período de gobierno. Destaca entre ellos, Jorge de la Vega Domínguez, quién fue electo Gobernador de Chiapas, para el período 1976-1982. En 1977 dejó la gubernatura al ser designado Secretario de Comercio. Posteriormente, fue titular de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, Embajador de México en Canadá y Presidente Nacional del PRI.
Jorge de la Vega Domínguez es el exgobernador de Chiapas que más ha avanzado en la consolidación de su trayectoria política. Es, además, el exmandatario estatal que más influencia política ha ejercido en la entidad, al grado, de que varios gobernantes de Chiapas se desarrollaron bajo su cobijo, como Julio César Ruiz Ferro y Roberto Albores Guillén.
Salomón González Blanco sustituyó a Jorge de la Vega Domínguez. Sin motivos hasta hoy aclarados, en noviembre de 1979 deja la gubernatura de Chiapas y regresa para concluir su período en el Senado de la República. Después de eso, nada. Fallece en 1992.
A Juan Sabines Gutiérrez, correspondió concluir ese período gubernamental, de 1979 a 1982. Fue un gobernador altamente populista, gran derrochador del dinero público. Fallece en 1987, después de una larga enfermedad y un intento de suicidio.
El General Absalón Castellanos Domínguez fue Gobernador de Chiapas en el período 1982-1988. Después de concluir su periodo, el General Castellanos no ha vuelto a desempeñar ningún cargo público. Vive en Chiapas desde hace muchos años.
José Patrocinio González Garrido fue electo Gobernador de Chiapas para el período 1982-1995. En enero de 1993, abandona la gubernatura al ser nombrado Secretario de Gobernación, cargo que abandona una año después con el alzamiento zapatista. Después de ello, no ha vuelto a desempeñar ningún cargo público.
Elmar Setzer Marseille sustituyó a González Garrido en el Gobierno de Chiapas, cargo que concluye en enero de 1994, igualmente, ocasionado por el levantamiento zapatista. Falleció pocos años después.
A Javier López Moreno le tocó cubrir la última etapa de ese sexenio, de enero a diciembre de 1994. Al dejar la gubernatura, fue nombrado Director General del INEA. A los pocos días es relevado de ese puesto. Después de ello, no ha vuelto a desempeñar ningún cargo público.
Eduardo Robledo Rincón fue electo Gobernador de Chiapas para el período 1995-2000, el cual abandona a los dos meses por el conflicto poselectoral. Como compensación es nombrado Embajador de México en Argentina y, posteriormente, en 1999 fue designado Secretario de la Reforma Agraria, durante el gobierno zedillista. Después de ello, no ha vuelto a desempeñar ningún cargo público.
A Robledo Rincón lo sustituyó Julio César Ruiz Ferro, quién duró en el cargo de Gobernador de Chiapas hasta enero de 1998. Le tocó gobernar en la época más difícil. La matanza de Acteal ocasiona su relevo. Después de ello, no ha vuelto a desempeñar ningún cargo público.
A Roberto Albores Guillén le correspondió concluir ese periodo gubernamental de Chiapas, ejerciendo el cargo de Gobernador de 1998 al 2000. Después de ello, no ha vuelto a desempeñar ningún cargo público, pero ha sido el único exgobernador de Chiapas que ha intentado reelegirse en este cargo.
Pablo Salazar Mendiguchía ganó la gubernatura de Chiapas para el período 2000-2006. Cinco años después de concluir su período, trata nuevamente de participar en política, lo que ocasiona su encarcelamiento. Actualmente, su actividad política está en un compás de espera.
Juan Sabines Guerrero resultó electo Gobernador de Chiapas para el período 2006-2012. Sus excesos en el poder, además de la alta deuda pública que deja a Chiapas, le han provocado ser el ex gobernante más repudiado por la sociedad chiapaneca.
Esta breve historia del destino de los gobernantes de Chiapas, debe tenerse en consideración en las aspiraciones futuras de cualquier mandatario estatal.
Para avanzar más allá de su sexenio, todo gobernante estatal debe construir su futuro con la precisión de relojero, hacer que todas las piezas embonen a la perfección y en el momento preciso.
En primera instancia, no debe equivocarse en sus alianzas políticas, especialmente, con el grupo que obtenga el triunfo en la próxima elección presidencial. El acierto o la equivocación en este aspecto, definirá su destino.
También y sobre todo, debe evitar el despilfarro de los recursos públicos, aplicándolos de forma transparente en el desarrollo social y económico de su entidad.
No cuidar las finanzas locales puede acabar con el futuro de cualquier gobernante estatal. Ahí están, como ejemplo, los casos de Moreira, Sabines o Granier.
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