Panamá, el Singapur de las Américas

Panamá (PL) Lujosas infraestructuras, representaciones bancarias del mundo entero, facilidades de inversión y de transacciones financieras, grandes avenidas que se orientan y terminan en puertos o aeropuertos, caracterizan hoy a Panamá, «El Singapur de las Américas».

Una propuesta de desarrollo que tras la invasión de Estados Unidos a la nación istmeña en 1989, lograron imponer los cuatros grupos locales de poder emergidos del conflicto, y que hoy dominan la economía, la política y los principales medios de comunicación del país.

Para conocer detalles del funcionamiento de este modelo, que desde hace más de dos décadas impulsan gobierno tras gobierno, Prensa Latina conversó con el economista y profesor universitario Rubiel Cajar.

«En los últimos años, las estructuras gubernamentales han impuesto leyes, acciones, inversiones e infraestructuras que lleven a Panamá a crear espacios económicos dentro del territorio nacional para que las grandes empresas transnacionales, sobre todo de Asia y Europa, logren entrar al país y lo utilicen de plataforma de negocios hacia Estados Unidos y Suramérica.

«Para ello copiaron el modelo de Singapur, que se caracterizó por las facilidades brindadas a las empresas internacionales, entre ellas la aprobación de leyes como la subsidiaria, donde el operador extranjero alcanza títulos y otras prerrogativas como un pasaporte por cinco años y beneficios parecidos a los que tiene cualquier diplomático de embajada.

«Además se crearon regímenes especiales que les permiten aumentar el número de empleados extranjeros en sus sedes, cuando la ley estipula que no puede exceder el 10 por ciento la cifra de trabajadores foráneos».

Un ejemplo de ello fue el reciente conflicto laboral en una mina de la provincia de Coclé que se debió, en buena medida, a la violación de todas las normas establecidas en la contratación de mano de obra inmigrante.

Pese al florecimiento que exhibe el país en los últimos 14 años -la economía creció de 13 mil millones de dólares en 2000 a 45 mil millones en 2014- hay una pregunta que se hacen la mayoría de los panameños: ¿adónde van a parar las riquezas?

Una parte importante, comenta Cajar, va a la renta neta de la inversión de las empresas trasnacionales que la repatrían, pues no existe limitación para transferir dinero procedente de una actividad económica; hay libre movilidad de capitales y los inversionistas no están obligados a reinvertir las utilidades como sucede en otras naciones.

Pero todo este modelo trajo consigo efectos perversos, y uno de ellos fue la valoración de las tierras cercanas al Canal de Panamá, lo cual provocó la expulsión forzosa de muchas personas de sus casas, refiere el académico.

«Sesenta años atrás, la gente humilde vivía en el casco viejo de la ciudad de Colón y de Panamá, porque los ricos se trasladaron hacia las afueras, donde hicieron sus grandes mansiones.

«Pero tras la recuperación del Canal, sus tierras comenzaron a adquirir valor y hay un proceso de demolición de los viejos inmuebles para construir modernos edificios, que después los moradores no pueden pagar por los altos alquileres, que por regla general oscilan entre 800 y mil 500 dólares.

«Solamente en la ciudad capital, 25 mil familias tuvieron que salir en los últimos 10 años, un proceso de emigración que en el caso de Colón representa una reducción de 70 mil habitantes a 33 mil en igual período.

«Evidentemente hay un discurso social, en tanto se plantea resolver la situación precaria de vivienda de cinco mil familias en Colón, pero la nueva urbanización es fuera de la ciudad, de manera que las áreas libres pasan a formar parte de la Zona Libre de Colón.

«Algo parecido ocurrió en San Felipe (en el Casco Antiguo capitalino), donde las familias humildes abandonaron el lugar y las tierras pasaron a manos de extranjeros, que construyeron restaurantes, cafeterías y lugares de esparcimiento para los turistas».

Y es que esta dinámica, propia de «El Singapur de las Américas», aflora por todo el país: más puertos y actividades relacionadas con la transnacionalización de la economía, en función de un modelo excluyente que profundiza la desigualdad y genera tensiones sociales crecientes.

ANTECEDENTES DE UNA COMPLEJA REALIDAD
Según el profesor Cajar, para entender al Panamá de hoy debemos remontarnos a los orígenes de la lucha por recuperar el Canal, proceso liderado por el fallecido general Omar Torrijos y que desembocó en la firma de los acuerdos Torrijos-Carter, en los que se plantearon dos grandes tareas:

«El desmantelamiento de las bases militares norteamericanas y la integración al territorio nacional y a la soberanía del país de las áreas enajenadas de esta vía interoceánica».

Y ello en el contexto de un programa que Torrijos llamó Perfeccionamiento del Estado Nacional, cuyo principal reto era eliminar las verdaderas barreras que frenaron el desarrollo del país, al no tener el control del Canal.

Pero el sueño de Torrijos de generar riquezas para todos y lograr un crecimiento con equidad e igualdad fue truncado con la invasión estadounidense de 1989, la cual facilitó que los viejos poderes oligárquicos, junto a los nuevos grupos económicos emergentes, tomaran el control absoluto.

Este proceso post-invasión sirvió para que el país derivara en una plutocracia, donde surgen leyes para beneficio de los grupos empresariales. Y en ese camino se produjo un proceso grosero y salvaje de acaparamiento de riquezas en manos de unos pocos, afirma Cajar.

A tal punto, que actualmente las mayores fortunas de Panamá encabezan las listas de los millonarios de Centroamérica como es el caso de Stanley Motta, cuyo patrimonio se calcula en varios miles de millones de dólares.

«Hoy existe un enfrentamiento entre los grupos de poder por lograr la hegemonía económica del país, a partir del acceso y el control a los nuevos negocios que se vislumbran».

Un reciente estudio realizado por un grupo de economistas identificó 53 nuevos negocios, que surgirán con la ampliación del Canal de Panamá, cuyas ventas y utilidades podrían rondar los 100 mil millones de dólares desde la apertura del tercer juego de esclusas en el 2016 hasta el 2026.

«Si seguimos la ruta de las grandes fortunas panameñas, veremos que el grupo Motta ya está en el negocio de la ampliación del Canal, en tanto es el dueño del principal puerto privado de la ciudad de Colón, el Manzanillo Terminal.

«También domina el negocio de la aviación y está entrando en el terrestre para manejar así las tres modalidades del transporte, además de ser el principal grupo económico de la Zona Libre de Colón».

Desde entonces se crearon dos Panamá, uno que muestra la pujanza y los éxitos de una economía floreciente, cuya vitrina exhibe la opulencia y el lujo como signo distintivo.

Y el otro, reflejado en la tristeza de los rostros indígenas, en los niños que claman por escuelas dignas y en la pobreza de una clase mayoritaria marginada, que se esconde en barrios y tribus invisibles.

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