Guillermo Robles

¿Fuero eclesiástico?

            Por Guillermo Robles Ramírez

La Iglesia Católica ha empezado la concientización de la población a participar a la campaña del diezmo que iniciará el próximo mes de noviembre. ¿Pero qué es el diezmo?

Este data desde el siglo XVIII, que no era más un tributo del 10 por ciento de la producción de aquella época o bien, el valor total de la mercancía, y que se tenía que entregar a la Iglesia y aunque en aquellos años no se manejaba una matemática como la actualidad se representaba con la décima parte de todo lo que la persona tuviera.

Según el criterio de cada párroco o sacerdote de los tiempos actuales el diezmo equivale al 10 por ciento de tus ingresos anuales o mensual, aunque es una simple sugerencia y lo anterior también es algo que no viene en alguna parte de manera oficial u obligación.

Aunque soy católico y estudié en una universidad de Jesuitas, y haciéndole honor a la frase “La Verdad Nos Hará Libre”; siendo uno de los pilares de la Universidad Iberoamericana, mi posición con respecto al diez; considero que se ha distorsionado a través de la historia. Razón por la cual hay veces que no estoy de acuerdo con este tributo que se le hace a la Iglesia.

Hay muchos curas, también conocidos como padres que son quienes predican la palabra de Dios, que durante su sermón tratan de ir adaptando sus pasajes bíblicos a ejemplos de la vida diaria.

No es una tarea fácil seguramente pues estamos hablando que los pasajes bíblicos datan de siglos anteriores haciendo muy difícil el cómo tratar de ejemplificarlos y tratar de hacer del hombre un mejor cristiano o católico en su vida.

Sin embargo, con el pasar de los años y la modernidad; pero sobre todo en ese intento de que la Iglesia católica en el país trata de actualizarse, ha hecho de las misas una total deformación sobre ese precepto eclesiástico que tiene claro su fundamento, en el derecho divino; es decir, la ley natural de rendir culto a Dios, y la Santa Misa, es el acto fundamental del culto católico.

En un inicio el concepto de los primeros cristianos entendió que el culto más apropiado para esos días era la Misa, y la Iglesia no necesitaba obligarlos a asistir al Santo Sacrificio; puesto que ya ellos lo consideraban la realidad más importante de su vida.

Pero aquella época se fue acabando en la misma medida que se fueron reduciendo los ánimos de ir a misa; porque en la actualidad muchos sacerdotes aprovechan la tribuna de los feligreses para dar su opinión e influyendo, en temas políticos en lugar de concientizar en asistir con espíritu de fe y sentimientos de piedad para  que pensemos que la misa es la renovación del Sacrificio de la Cruz; para danos cuenta que no puede haber nada más divino y digno de nuestro esfuerzo, ni más útil para conseguir el aumento de la gracia de Dios.

De igual manera el concepto de la limosna y el diezmo, ha cambiado mucho. Anteriormente era  el fervor de la Iglesia que llegaba en los fieles para deshacerse de sus bienes y depositar el precio en manos de los apóstoles para socorrer a los necesitados; pero ahora parece que es para socorrer a la misma Iglesia, demostrándolo con la construcción de grandes iglesias; muchos de ellos con adornos recubiertos en oro superando lo necesario o indispensable para poder hacer llegar la palabra de Dios; exagerando la edificación de sus congregaciones hacia una ostentosidad, dejando la humildad fuera de lo terrenal.

La manipulación de la fe le ha permitido construir un imperio, a base de limosnas, diezmo, o “donaciones”.  Mientras que, con sus votos de pobreza, lo demuestran con miembros eclesiásticos que ganan un sueldo mayor que el de un profesionista, hasta dándose el lujo de que integrantes de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) tengan algunos privilegios lujosos, como lo publicado recientes años que estas personas que llevan la palabra de Dios, recibían regalos de navidad ostentosos como teléfonos celulares inteligentes y hasta Tablet con valor superior de los 15 mil pesos.

Existen publicaciones de periódicos de lo que se consideraba como “limosna” o “diezmo”, a lo que yo le llamo una nueva interpretación al diezmo de la Iglesia, en donde este tributo provenía del narcotráfico.

Milagrosamente se “purifica” ese dinero manchado de sangre y lavado de dinero, justo en el momento que llegan a las arcas de la Iglesia y solo por considerarse como una “buena” intención.

La misma iglesia en su discurso dominical hace mención de pasajes bíblicos de cuando Jesucristo hacia milagros, pero que recordemos nunca cobró por esas maravillas.

Todos estos recursos que reciben de sus fieles, o feligreses millonarios que entre más dinero den es su manera de lavar sus culpas no son fiscalizadas por la Secretaria de Hacienda y Crédito Público.

Tal parece que todo referente a lo que hace la iglesia está permitido porque es cosa de Dios, o porque tus pecados serán perdonados.  Hay veces que me cuestiono si existe alguna especie de “Fuero Eclesiástico”, así como el que existe en el mundo de la política en donde son intocables ante cualquier sinvergüenzada mientras que a los pobres mortales, son castigados con todo el peso de la ley al momento de infringir alguna. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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