Desafío: Desastre Interior
- Desastre Interior
- El Chapo y Andrés
Por Rafael Loret de Mola
De un tiempo a la fecha no queda duda de que los cargos públicos, específicamente los electorales, deben pasar por las manos de los altos capos quienes los palomean asegurándose acuerdos lesivos para la sociedad mismos que de no cumplirse pueden desatar infiernos con innumerables víctimas muy bien escondidas o incineradas por donde quiera; y es costumbre, como en Tlatlaya en 2014, que los oculten siempre y cuando no surja un periodista, una cámara, para capturar imágenes de horror. ¡Ah, esos periodistas que hablan de las matanzas en Reynosa y Zacatecas hace una semana!
Desde hace varios años, cuando dialogué con Guillermo González Calderoni -asesinado en febrero de 2003 meses después de nuestra entrevista y considerado el enlace más cercano con los narcotraficantes y, como tal, antecesor en la materia del nefasto Genaro García Luna-, el abogado César Fentanes nos brindó su casa y aprovechó la ocasión para decirme:
–Cada sexenio estrena a sus propios narcos; fíjate: a veces se favorece al de Sinaloa, luego al de Juárez; con De la Madrid al de las metanfetaminas de los hermanos Beltrán Leyva porque están involucrados los parientes de su esposa, Paloma Cordero Tapia. Y así y contando.
No sabíamos que llegaría el momento en que la federación de cárteles se viera como una salvación en la era calderonista ni, como ahora, la Guardia Nacional se convirtiera en un antifaz que no permite poner en orden a los sicarios de diferente filiación que han incendiado al país para marcar su poderío. ¿Quién manda en México? El narco-gobierno y Fuenteovejuna, señor.
González, hace ya veinte años, me lanzó una advertencia:
–Si me pega con sus armas le contesto con las mías.
Escribí sobre el caso todo lo que recordé minimizando la amenaza… que acaso no pudo cumplir desde el más allá. No me extraña dentro de la realidad cuanto sucede ahora ni, mucho menos, las guerras regionales iniciadas, como en Guanajuato, Sinaloa, Zacatecas, Tamaulipas, Quintana Roo, además de sus permanentes feudos, Guerrero, Chiapas y Oaxaca, por los capos de diversos cárteles por los privilegios que sólo recibe uno: el de Sinaloa luego del apapacho presidencial a la madre de “El Chapo”, María Consuelo Loera Pérez, y la confesión de Andrés de haber sido él, cometiendo un delito, quien ordenó la liberación de Ovidio Guzmán López, “El Ratón” el 17 de octubre de 2019 en Culiacán.
Por este último hecho debió ser procesado el presidente, con todo y juicio de procedencia, al haber violado el artículo 150 del Código Penal Federal que impone penas de entre seis meses hasta nueve años de prisión a quien favorezca la evasión de un detenido pero si quien lo suelta es funcionario público se aumentaría el lapso de coerción en una tercera parte, es decir hasta doce años. Pero el derecho amañado jamás se ha atrevido, hasta hoy, a pellizcar a algún jefe del Ejecutivo. Una vergüenza.
El caso vuelve a tener oportunidad al desatarse la guerra entre cárteles en Guanajuato, Tamaulipas, Nuevo León, entre otros, cuando el CJNG ahora en plan terrorista -así lo consideran en Texas- y el llamado “Santa Rosa de Lima” que jefatura un sujeto llamado José Antonio Yépez Ortiz, “El Marro”, líder de los huachicoleros -¿no que ya los había acabado, presidente?-, luego de que se soltaran a la madre y la hermana de éste sin juicio de por medio. Pareciera estar listos a fundar una casa de asistencia para los pobres sicarios y sus familiares quienes son también seres humanos como dijo el brillante mandatario.
¿Cuántas muertes se impidieron con la excarcelación de la madre y hermana de “El Marro? ¿Cien o doscientas, la cifra que dio AMLO para “explicar” la liberación del pobre ratoncito Guzmán? Seguramente buscó al célebre López-Gatell para que le hiciera una de sus gráficas absurdas y presentar el estimado anárquico para justificarse.
¡Vaya mandante pelafustán padecemos!
La Anécdota
De lo que no ha vuelto halar el parlanchín de Palacio, quien ya superó en este renglón a Echeverría y Fox juntos, es de los cien millones de pesos que pusieron en manos de sus hijos los llamados “chapitos”. Dice que es una calumnia pero no lo demuestra ni confronta a quienes aportaron esta numerosa cifra para su campaña exitosa. En la secretaría de la Defensa están los videos que lo corroboran; permanente chantaje.
Los treinta millones de sufragios obtenidos hace dos años, en 2018, no fueron ni tan limpios ni tan ciertos ni tan honorables.
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