Cuando nos quitan lo más valioso

La intervención del Ejército Mexicano y La Marina para el combate contra el crimen organizado hasta la fecha ha dejado un sentir de tranquilidad y verdadera seguridad entre los mexicanos. Indudablemente seguirá siendo una institución intachable e incorruptible o al menos ese es el sentir de la población.

Como no todo puede ser bueno, éstos problemas de inseguridad que sufre el país, van en aumento, así como cada una de las víctimas inocentes que se están cobrando en la guerra sin fin contra el narcotráfico, también se puede considerar como bajas aquellos jóvenes quienes son víctimas en el reclutamiento nuevo que está haciendo el crimen organizados con jovencitos entre quince y diecisiete años de edad.

Expertos en la materia de seguridad lo consideran normal y aseguran que es porque están acabando con la delincuencia organizada, siendo significativo las bajas y detenciones de capos del narcotráfico a la que se justifica la causa.

Con la entrada de la Marina que son quienes cuentan con la inteligencia militar y expertos en el espionaje, es notable su llegada en cada una de las entidades dejando secuelas después capturar importantes líderes y funcionarios públicos que están colaborando para los narcotraficantes en las administraciones pasadas y también en la actual.

No fue ninguna otra institución de seguridad más que la de la Armada de México y gracias a los operativos federales quienes están limpiando las instituciones gubernamentales de las diferentes entidades.

No existe hasta el momento ningún Estado de la República el que esté exento y tampoco es para sentir vergüenza de ello, pero mucho menos orgullo ya que todos sufren del mismo problema porque estos grupos delictivos han podido penetrar en todas las instituciones, sin importar el nivel de funcionario; pero únicamente la Marina tiene el equipo y logística necesaria para poder localizarlos.

Pero detrás de estos grupos delictivos una vez desmantelados existe una herencia nueva que es peor que la de los propios criminales.

A la falta de oportunidades de trabajo y las condiciones económicas que se encuentran no solamente para los coahuilenses sino para el resto del país, es el dinero fácil que ofrecen el reclutamiento de jóvenes que muchos de ellos todavía no cumplen la mayoría de edad que por alguna razón se han visto en la necesidad de salir de sus casas y suspender sus estudios en busca de un ingreso más para sus hogares perdiéndose la causa noble de ayudar o aportar algo a sus familias.

Los motivos de éste nuevo esquema de la delincuencia, podrán ser inimaginables, desde la capacidad de manipulación sicológica, el dinero fácil, el pago por especie (droga), la inconsciencia impulsiva mal encauzada de un joven, hasta él pertenecer y ser aceptado como igual en algún grupo social.

Cualquiera que sea la causa o motivo, ninguno se justifica ante este crimen que ha quedado impune. Gobernadores y alcaldes no se han preocupado en combatirlo, más que en armar a las fuerzas federales, al ejército y ahora también a un nuevo grupo que se empieza armar ante la impotencia y preocupación para la integridad de su familia, es decir, la misma ciudadanía busca la manera de adquirir un arma de bajo calibre para sentirse sicológicamente segura.

Recordemos el caso del tamaulipeco don Alejo, enfrentando a delincuentes que quisieron quitarle su rancho y al día de hoy la gente lo llama “el nuevo héroe mexicano”, pero él ya no se encuentra con nosotros como para platicarlo y mucho menos para saber su impotencia ante las autoridades por no haber hecho algo para evitarlo, ya que finalmente cayó abatido por los maleantes.

Podrán existir muchos tabús, como justificaciones de que el narcotráfico siempre ha existido en México, pero lo solapaban otros gobiernos, historietas que seguramente ante la ingobernabilidad, son historias que se empiezan a ventilar o que posiblemente siempre se supo, pero por la simple comodidad del mexicano prefería ponerse una venda en los ojos mientras no fuéramos molestados.

El territorio nacional es muy vasto, es demasiado grande como para darse cuenta de la dimensión de las necesidades y marginación de pobreza existente en comunidades que habitan en la sierra o simplemente en comunidades indígenas residuos vivientes de nuestros antepasados precolombinos.

Desde la administración de Felipe Calderón, nos han quitado nuestro más valiosa riqueza que teníamos durante años atrás; la seguridad en todos los ámbitos; la tranquilidad de un empleo; la confianza de poder adquisitivo para mantener un negocio; pero la más importante de toda la seguridad que es el de prometerle a las nuevas generaciones, aquellas que ahora son conocidas como los “ninis”, que estudiando una carrera el día de mañana serían alguien importante en la vida y poder tener una estabilidad económica familiar, y todo gracias porque se prepararon estudiando, con la esperanza de que una vez terminada la universidad encontrarán un empleo disponible de acuerdo a lo que estudiaron y no tener un profesionista vendiendo hamburguesas, tacos o conduciendo un taxi.

Ante un futuro incierto y sin rumbo, deja desprotegidos y vulnerables a todos esos adolescentes que se están alistando en las nuevas filas de la delincuencia organizada. Si ya en sí aquellos pocos que logran estar en una universidad tienen que abandonar sus estudios para buscar un trabajo para pagar la colegiatura.

El mayor crimen en esta época, es la falta de esperanza de las nuevas generaciones, pensando que, brincando el año, se nos acabaran los problemas que está pasando México, pero realmente no se está combatiendo este crimen que es peor que la que se vive al día de hoy y se está entregando a muchos jóvenes en bandeja de plata a la delincuencia por la falta de oportunidades porque las que hay no son suficiente para mantener una familia en éste México encarecido.

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