A tiro de piedra: Incapacidades y despilfarro electoral

Cuida de los pequeños gastos;
un pequeño agujero hunde un barco
Benjamín Franklin

 

 

La revocación que hiciera el Tribunal Electoral de Quintana Roo (Teqroo) al acuerdo del Organismo Público Electoral (OPLE) estatal, en el demostró el erróneo cálculo en los montos de campaña por parte del órgano comicial, ciertamente pone en evidencia su impericia técnica; pero al final, nos endilga a los ciudadanos, el costo de la perniciosa democracia nacional, pues resulta, que en lugar de reducir, les tendremos que dar más dinero a los partidos, para que nos harten con sus mentirosas campañas sin propuesta.

El Teqroo determinó este martes que el acuerdo del 22 de diciembre de 2015, en el que el Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo) aprobó los montos de campaña y precampaña del proceso electoral 2016, con base en el padrón electoral del mes de octubre de ese mismo año era incorrecto, medida que por cierto fue impugnada por el Partido Acción Nacional (PAN); y ante ello el Tribunal ordenó que el cálculo deberá hacerse con corte al mes de diciembre de 2015; es decir, considerando la cantidad de ciudadanos que se han sumado a dicho padrón en ese mes y medio. Más dinero a los partidos pues.

El monto que aprobó en diciembre el Ieqroo ascendía a poco más de 48 millones de pesos entre campañas y precampañas para todos los partidos políticos, pero ahora el Teqroo, a queja expresa del PAN, determinó que se modifique, y será a la alza; pero además ese no es el fin del boquete a las finanzas públicas del estado por parte de quienes buscarán el voto del próximo 05 de junio, sino que además, desde este 2016, y basados en el artículo 85, último párrafo, fracción II de la Ley Electoral de Quintana Roo, el órgano electoral “por sus pistolas” aprobó el acuerdo 043/2015 (cuya copia posee el escribiente) del mismo 22 de diciembre, en el que se determina entregar el llamado Financiamiento a la Estructura Electoral.

Este recurso equivale al 30 por ciento de lo que cada partido recibe por concepto del financiamiento ordinario, y es justamente lo que se entregará de manera “extra” a dichas instancias políticas. Y eso que entre los argumentos de la reforma electoral federal del 2014 estaba el “abaratar” los procesos electorales. Simulación total.

Ahora bien, para nadie es un secreto que durante las campañas los partidos políticos erogan mucho más de lo que las autoridades electorales les aprueban para los procesos electorales, sólo que sus equipos contables –o la indolencia de dichas autoridades comiciales- hacen maravillas y al final los gastos resultan exactos con los montos aprobados; pero si además de ello se les aumenta el dinero que legalmente fluye a sus arcas, pues entonces la realidad partidista es diametralmente opuesta a la cotidianeidad mexicana, esa en la que desde 2015 el gobierno ha señalado que la economía atraviesa por unos de sus momentos más críticos, que ocasionó recortes presupuestales por más de 130 mil millones de pesos el año pasado, y una cantidad aún mayor para 2016.

No hay dinero pues para atender las necesidades de la sociedad, proyectos importantes de infraestructura han tenido que ser cancelados, la cantidad de beneficiarios de programas sociales para abatir la pobreza, si bien no se reducen, tampoco incrementan; pero eso sí, para competir por el poder siempre estarán las arcas abiertas. Ese es el lamentable mensaje de fondo.

El caso de Quintana Roo no es el único, acaso es sólo representativo de lo que ocurrirá en doce entidades en las que se renovarán gubernaturas (sin contar Colima), 965 alcaldías y 388 diputaciones locales; es decir, el despilfarro de recursos en la lucha por el poder, y la incapacidad técnica mostrada por los órganos electorales locales, ojalá esto último no sea también una constante.

Por cierto, que el Teqroo no goza precisamente de “buena imagen”, sus magistrados han sido impugnados y su proceso se encuentra en marcha ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), por la manera irregular en que fue reelecto por parte del Senado de la República su presidente, Víctor Vivas Vivas, y designados sus otros dos integrantes, sin argumentos, evaluaciones o criterios, más allá de la “cercanía con el poder”; así que en materia de irregular actuación, pésima imagen y parcial actuación, pues “el comal le dijo a la olla”, como reza el refrán popular; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.

Como siempre, le dejo notas que fundamentan lo expresado.

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