CANAL ABIERTO: «El estado sin contrapesos»

En los lejanos años 60 y 70, creíamos (gobernados y hasta gobernantes) que los partidos políticos, léase el oficial y la oposición, serían suficientes contrapesos para lograr un Estado representativo que al final beneficiara a la sociedad.

 

Comenzó así la Reforma Política que abrió espacios a la oposición y poco a poco fueron novedad los primeros diputados y senadores de izquierda y de derecha; luego un gobernador estatal (BC) después un bloque de gobernadores opositores, hasta llegar a un Presidente de oposición en el año 2000…


Incluso se creyó en el contrapeso de Poderes, por lo que el Legislativo tuvo facultades de ratificar nombramientos y propuestas del Ejecutivo, y fueron creados organismos autónomos, como la CNDH, IFAI, INE, etc., que operarían con programas y presupuestos propios.


La decepción ha sido que a pesar de lograrse unas elecciones limpias y una diversidad de fuerzas políticas, la clase política TODA, ES IGUAL, sean de izquierda, de centro o derecha. Todos los candidatos se corrompen; crean corporativismo de sus programas de gobierno; se benefician de un «contratismo» impune; nombran a sus familiares y amigos en puestos de privilegio; obtienen recursos obscuros para sus campañas, comprometiendo la seguridad de todos, entre una larga lista de vicios, que nos cae tan gordo que durante sus «spotizas» nos juran que no lo hacen.


Las ratificaciones del Senado se han convertido en meros formalismos de trámite y el Poder Judicial sigue suelto, muy a pesar de su Judicatura, que a veces pilla a uno que otro ladrón. Los organismos autónomos no han sido un real contrapeso al Ejecutivo, ya que prácticamente es su patrón.


Así llegamos al 2015 con un Estado (clase política) que no tiene los contrapesos soñados y diseñados desde aquellos lejanos tiempos, y que hasta se ha fortalecido con el apoyo (negociado con presupuestos en las legislaturas locales y la federal) de todos los partidos y de la iniciativa privada, siempre dependiente de contratos con el gobierno.


VOLVEMOS A LA ÉPOCA DEL PORFIRIATO, DONDE EL ÚNICO CONTRAPESO REAL DE UN ESTADO OMNIPOTENTE ES LA PRENSA Y LOS MOVIMIENTOS CIVILES, AJENOS A LA CLASE POLÍTICA Y AL EMPRESARIADO SERVIL. ¡QUÉ RETROCESO TAN VERGONZOSO PARA NUESTRA HISTORIA!

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