Guillermo Robles Ramírez

Atrás de ese hermoso rostro; hubo sacrificios

Por Guillermo Robles Ramírez

            Desde unos días antes en la entidad de Coahuila de Zaragoza se estuvo conmemorando por las diferentes autoridades locales y estatales, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

            Lo mismo sucedió en otras nacionalidades del mundo como sucedió en países de América, Europa y así como en el resto del mundo, teniendo una trascendencia de mucha importancia para todas las mujeres.

            Durante esta semana, pero mayor el día de hoy se han escuchado discursos sobre la mujer, desde las voces de los empresarios, así como el comercio, y sociedad.

            Sin duda alguna de las mayores elocuencias vinieron del sector político, aunque ya es muy conocido que los funcionarios públicos nunca pierden una oportunidad para abrirse camino a un sector que servirá en el futuro para sumar votos, siendo las mujeres el sexo predominante en el país.

            Cada quien le dio su propia interpretación e importancia del día, pues, así como hubo gente incluyendo del sexo femenino que no tenían conocimiento sobre la fecha a celebrar; como tampoco le encontraron un significado o causa en específico.

            Hay quienes lo consideran, un día más inventado en el mundo de la mercadotecnia o en el círculo comercial para tener algo que vender.

            En mi muy particular concepto, más que celebrar el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, es conmemorar el esfuerzo de millones de mujeres y hombres que han luchado para lograr la igualdad dentro de una sociedad, la justicia, la equidad, reconocimiento laboral, y desarrollo, pero no solamente dentro del área empresarial o industrial, sino también en la menos reconocida que es la doméstica.

            El trabajo doméstico, lamentablemente es visto más como una obligación. Su esfuerzo es desacreditado por completo. Actividades dentro del hogar como lavar, planchar, cocinar, enfermera, doctora, asistente, chofer, “nana”, etc., no reciben una remuneración económica y menos una apreciación personal de los integrantes del núcleo familiar.

            No hay que olvidar que el Día Internacional de las Mujer Trabajadora ha sido una lucha silenciosa, hasta el grado de haber perdido la vida peleando con la convicción de tener la misma capacidad, o más que la de un hombre para poder desempeñar un trabajo.

            Fue así de esta manera que se conservó el secreto de esos fallecimientos y abusos, en donde una sociedad principalmente el sector laboral predominaba la de los hombres.

            Es una pena que muchas mujeres jóvenes en el país, desconozcan el motivo e importancia del 8 de marzo, pues todas aquellas que se encuentran actualmente tienen un quehacer en el cual son remuneradas con el pago de un salario o perciben algún ingreso, es el resultado de mujeres valientes que décadas atrás llegaron a agruparse con apoyo de un sindicato para exigir igualdad de salarios y jornadas.

            Detrás del rostro de cada una de ellas se encuentran movimientos sociales, luchas que han superado más allá de la humillación e indiferencia y todo para que al día de hoy sean consideradas y respetadas teniendo mucho qué hacer todavía y no conformarse con los derechos que gozan actualmente muchas mujeres porque en la práctica dicha legitimidad legal se queda plasmada en papel y tinta porque la realidad es otra.

            Es largo el recorrido que hacer por las mujeres como es en la religión, porque el máximo grado al que pueden aspirar es ser monja, pero no puede existir una mujer sacerdote y menos en el Vaticano una mujer Papa, para convertirse en la máxima autoridad de la santa sede católica. Sigue existiendo esa discriminación y diferencia de raza en un sector en donde se predica igualdad, justicia y bondad.

            Y qué se puede decir, en la política cuando aquellas mujeres que logran a base de mucho trabajo una asignación o posición dentro del mundo de la política, para posteriormente y bajo el entendido que tendrá que dejar su lugar a un hombre surgiendo las conocidas “juanitas”, sin llegar a calentar el puesto simplemente se van como golondrinas.

            Si aún vivieran aquellas mujeres de los años cincuentas que pasaron muchos sacrificios para lograr lo que ahora muchas “botan”, cediéndoles fácilmente el camino a los “hombres” que no se esforzaron para lograrlo. Acaso se sentirían traicionadas por su propio género. (Premio Estatal del Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria “Antonio Estrada Salazar” 2018) www.intersip.org