Por Walter Fernando Vallejo

Contaban nuestros ancestros que la mejor manera de escapar que tenían los rateros era correr públicamente gritando “Al ladrón, agarren al ladrón” y así quienes los escuchaban volteaban a ver a cualquier lado menos hacia donde estaban los auténticos delincuentes.

Poco más o poco menos eso fue el caso de Genaro García Luna, veamos:

• De 2002 a 2006, durante el sexenio de Vicente Fox Quezada, fue director de la Agencia Federal de Investigación (Nombre copiado al FBI).
• Del 1° de diciembre de 2006 al 30 de noviembre de 2012, durante el sexenio de Felipe de Jesús del Sagrado Corazón Calderón Hinojosa, fue secretario de seguridad pública.
• Autor del libro Contra el crimen, ¿Por qué 1,661 corporaciones de policía no bastan?, Pasado, presente y futuro de la Policía en México.
• También autor del denominado Nuevo Modelo de Seguridad para México, publicado en 2011.

Sin embargo, la periodista Anabel Hernández, en su libro Los señores del narco, publicado en 2013 lo acusó de haber sido un fuerte colaborador del “Chapo” Guzmán, líder del cártel de Sinaloa. También el narcotraficante Édgar Valdez Villarreal “La Barbie” lo denunció por haber recibido millones de dólares de dinero del narcotráfico.

Todo indica que la famosa “guerra contra el narcotráfico” implementada durante el sexenio calderonista se centraba en una lucha contra las organizaciones rivales del Cártel de Sinaloa, al que no se tocaba ni con el pétalo de una rosa.

Además, hay versiones de que García Luna encabezaba una banda de secuestradores de alto nivel, encargada de ir exclusivamente en contra de altos empresarios, que pudiesen pagar jugosos rescates.

La revista Forbes, por su parte, lo incluyó, en 2013, en la lista de los diez hombres más corruptos de México.

En fin, toda una fichita. Se trataba del clásico ladrón que corre gritando a voz en cuello “Agarren al ladrón”.

Pero no hay plazo que no se cumpla.

El pasado 10 de diciembre García Luna fue detenido por la policía norteamericana el Dallas, Texas, acusado por el fiscal del distrito este de la Ciudad de Nueva York, de conspiración, aceptar sobornos del Cártel de Sinaloa y falsedad de declaraciones. Los tres delitos son considerados graves por la justicia de ese país.

Dicen que el silencio muchas veces es más elocuente que un millón de gritos y, en este caso, el silencio del Partido Acción Nacional, regularmente una organización política sumamente estridente, es desolador. Sí, los mismos que hace pocos días se desgañitaban exigiendo la intervención de los Estados Unidos en la lucha contra la delincuencia en México, ahora guardan un ominoso silencio. Bien dicen que hay que tener cuidado con lo que se desea pues es posible que se conceda.

Sólo el ex presidente Felipe Calderón ha salido con declaraciones pueriles diciéndose sorprendido, exigiendo un “juicio justo” y diciendo que él no sabía nada de los manejos de su ex colaborador. De atender a su dicho sólo se pueden derivar dos conclusiones: Si acaso es falsa su ignorancia, Calderón es un mentiroso cómplice y, si es verdadera, entonces es un estúpido ¿Cómo es posible creer que un presidente de la República navegue todo un sexenio en la más supina ignorancia de lo que hace su secretario de seguridad pública?

Otro que desapareció de la escena es Vicente Fox Quezada, el rústico rancheroide que, un día sí y otro también, hace gala de su ignorancia y su simplicidad tecleando estruendosos Twits en contra del presidente de la República. Pues bien, en el momento de escribir estas líneas, han pasado más de 24 horas de la detención de García Luna, tiempo más que suficiente para que ya hubiera publicado una de sus ridículas opiniones en su red social, misma que hoy aparece más desolada que un desierto.

Mucho se comenta en redes que lo que teme Vicentillo es que salgan a flote los negocios turbios de los hijos de Martha Sahagún y sus nexos con el brutal robo de combustible generado por su empresa Oceanografía, de su propiedad.

La detención del ex secretario equivale a un torpedo debajo de la línea de flotación del barco de la derecha reaccionaria y corrupta del país.

Aquí en Puebla, en consonancia con la derecha nacional, nuestros más distinguidos panistas han optado por hacer mutis y esconderse de los reflectores pues no tienen nada que decir frente a las evidencias de corrupción de uno de sus más distinguidos correligionarios.

NI modo, a cada capillita le llega su fiestecita.

Genaro García Luna, de tanto gritar “al ladrón” llegó al momento en que lo agarraron a él y, junto con él, arrastra el prestigio de la derecha moralina mexicana destapando una cloaca que apesta a corrupción y delincuencia política organizada.