Víctimas incomprendidas e invisibles
Por Guillermo Robles Ramírez
Sin control de las autoridades municipales, estatales o federales; y que lamentablemente va aumentado de manera considerable el número de sexoservidoras. Aquellas personas dedicadas a trabajar en el oficio más antiguo del mundo en donde participan tanto mujeres como hombres, no están sometidos a ningún control sanitario y víctimas del peor enemigo más que el sufrimiento de la discriminación: El asesinato.
Cada vez es mayor la incidencia de muerte de sexoservidoras víctimas del odio de quienes contratan sus servicios y que abandonan sus cuerpos en lugares despoblados dejando lo que una vez lució como bellas mariposas negras, el ataque inhumano que descargaron sobre ellas toda su abominación interna y para después ser olvidadas por las autoridades para darle continuidad a las investigaciones.
La historia se repite en todas las entidades federativas sin excepción, algunas son más recordadas que otras, sin embargo para la mayoría de estas víctimas son olvidadas con el paso del tiempo. Cada ciudad de México tiene una historia que platicar; así también como en cada comunidad en nuestro país.
Al sector pecaminoso, zona de tolerancia o como se le quiera llamar y ante la crítica escasez de clientes, las cabareteras que se han diseminado por las más decenas de colonias cada ciudad en busca de un lugar oscuro y discreto, en donde saben que sus clientes buscaran a esas mariposas negras, que lamentablemente conocen el riesgo de su profesión y que saben que algún día podrían ser el próximo mensaje de la muerte
La juventud prefiere divertirse viernes, sábados y domingos en los modernos y perfumados antros. Ahora bien cuando buscan otro tipo de diversión para adultos, buscan los table dance o, en su defecto aquellas casas de citas clandestinas escondidas entre las calles angostas de alguna ciudad y que fueron desplazadas de las tradicionales zonas rojas, o zonas de tolerancia. El motivo de estas chicas no importa para sus clientes, tampoco a la sociedad y menos a las autoridades, pero muchas de estas chicas simplemente se les acabó las oportunidades en la vida y simplemente terminan prostituyéndose durante o al final de la noche.
Tanto en los antros o centros nocturnos para caballeros, la ambientación es totalmente diferente más acorde a la modernidad, comodidad, variedad de bebidas y en su música, es decir, nadie hace agrios comentarios.
En cambio el sector pecaminoso tiene tugurios de mala muerte, en donde las mariposas negras se esconden del nuevo alumbrado y buscan ser alumbradas con los focos de las cantinas y cabaret que alumbran lánguidamente sus cuerpos.
Desde hace décadas, el sector del vicio y prostitución, es una sombra siniestra por el tráfico de cocaína, grapas, marihuana, morfina o cualquier otro tipo de droga, permitida por los pocos policías que vigilan el sector. Algo que se ha convertido en un elemento que no puede faltar en la zona roja, o tolerancia; que es el soborno para quienes buscan el placer del sexo y quienes trafican todo tipo de drogas.
La realidad es cruel porque la sociedad las llama: “Flores Negras” o “Mariposas Negras”, que el destino las apartan sin piedad porque fueron arrojadas a la calle cuando sus familias se enteraron que abandonaron el dulce hogar para caer en el mundo de la perdición. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org
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