
Vale ser desconfiado
Por Guillermo Robles Ramírez
La inteligencia de los rateros contemporáneos ha superado todas las expectativas y cada vez se queda la gente asombrada e impresionada de los nuevos métodos y sistemas que están empleando para apoderarse de lo ajeno.
Hace años, los robos a casas habitación o establecimientos comerciales causaban la admiración cuando se empleaban sistemas de hurto como el famoso y conocido “coscorrón” que consistía en abrir un agujero en el techo para penetrar al domicilio escogido; igual que el “enjaulado” que se cometía cuando el o los delincuentes aprovechaban descuidos y quedaban dentro del o los negocios para luego éstos cargar con el botín y salir o huir rompiendo candados o bien echando abajo parte de los muros que daban hacia la calle.
También tuvieron auge, despojos de dinero con el ya muy trillado “paquetazo” generalmente cerca de una institución bancaria y que pese a los años transcurridos, no faltan los ingenuos, codiciosos o gente de poco pensar que también se les llama de otra manera, que siguen siendo víctimas de esto, aunque por fortuna son menos, como igualmente ocurre con las llamadas “gitanas” que dizque pronostican la buenaventura o malaventura de los clientes escogidos, que aun cuando se vienen practicando otros métodos más avanzados y modernos, no faltan los incautos que ceden a las viejas estrategias de los “cacos”.
Los nuevos métodos, sobre todo en la CDMX, aunque también se ha escuchado que quiere iniciar en Coahuila, y precisamente de los que hay que estar alertas y prevenidos son los de la llanta “ponchada” y el pequeño o ligero alcance o golpe de un vehículo a otro que están en pleno apogeo usando esas formas para que el conductor del vehículo ponchado baje de la unidad para luego llegar sus “salvadores” que gentil y cortésmente se detienen después de seguir a su víctima para ofrecerse a cambiar la llanta, para en el momento en que el conductor escogido por los rateros baje del vehículo, despojarlo de éste tras ser encañonado.
El otro es un golpe ligero al vehículo, ya sea por alcance o igualmente en una alguna salpicadera, aprovechándose el momento en que desciende el conductor del automóvil o camioneta dañada a reclamar y lo que recibe no es ninguna explicación, sino el amago y amenaza de ser herido con arma de fuego o punzo cortante si no entrega el vehículo.
Pero también el que cada vez se está convirtiendo más descarado y abusones es aquel que con toda la intención rodean al vehículo en pleno movimiento mientras que el delincuente que conduce adelante se frena de manera repentina para que sea chocado por la parte de atrás y exigir dinero, pero al no darles nada y peor cuando se le llama al seguro del vehículo de la víctima se bajan los otros conductores cómplices delictivos y al no obtener nada de la extorsión o robo, dañan la unidad del afectado saliendo impune los delincuentes.
Claro que es muy fácil recomendar y dar consejos, cuando en la mayoría de los casos actúa uno por instinto e inmediatamente sin pensar si existe o no buena fe de quien le avisa que su vehículo va transitando con una llanta ponchada o baja de aire, asimismo, por cuanto hace a los “rozones”, desciende uno para hacer el consabido reclamo.
Habrá quien conseja que, cuando le avise alguna “alma caritativa”, que su vehículo va ponchado, siga hasta un lugar transitado, en donde pueda ser visto o vista por peatones u otros conductores.
También cuando reciba un golpe su vehículo en cualquier circunstancia, tome sus providencias, pero sobre todo, inmediatamente el número de placas del vehículo y espere un punto mediano o muy concurrido.
Y lo mismo, cuando se observe una unidad delante de ti sin placa y con la defensa mal colocada o con un choque previo, será mejor bajar de velocidad, cambiar el carril o llamar a la policía.
Sin embargo, nadie está preparado para estos amantes de lo ajeno que cada vez se hacen más montoneros y agresivos ante la denuncia de la misma población en redes sociales. Pero lo cierto es que todos se preguntan en dónde están los agentes de tránsito o policía circulando en esos tramos de trampa y la otra pregunta que se hace la ciudadanía es aquellos municipios o ciudades que cuentan con cámaras de vigilancia tal parece que están dormidos, mientras que, por otra parte, parecen ser más efectivos aquellas cámaras de vigilancia clandestinas que instalan el crimen organizado para estar al pendiente de los movimientos de la seguridad local, estatal o federal cada vez que cometen un acto ilícito.
En fin, los rateros se actualizan y modernizan usando la inteligencia y creatividad de cómo seguir haciendo sus maldades, por lo que en ocasiones es preferible dejar el vehículo en un punto visible; por lo pronto, hay que ser maliciosos hasta la médula. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org
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