Por Alan Prado

Un individuo que busca la sabiduría anhela lo más valioso que el mundo tiene para ofrecer. Persigue un tesoro que no se logra sin trabajo, pero cuyo valor excede al de todos los demás tesoros del mundo.

Reconoce que aquellos que realmente viven la vida entenderán las enseñanzas eternas.

Dedicado a su propio desarrollo y a fundamentar su vida en los principios permanentes de la integridad, se muestra indiferente ante promesas vanas y palabras sin contenido. 

Un rebelde se levanta contra todo lo que considera ilegítimo, fraudulento o sacrílego. El rebelde sigue su propia ley. 

Esta es su característica distintiva. 

Otro rasgo que lo distingue es su disposición a comprometerse en la lucha, incluso cuando no hay esperanza de éxito. Si combate contra un poder, es porque niega su legitimidad, porque cree en otro tipo de legitimidad, la del alma, la del espíritu o la de la sangre.

Debemos regresar al cuerpo para recrear la verdad y de este modo, dar una nueva realidad a la experiencia humana.

El símbolo surge como un medio de expresión de la energía, que es en sí misma el impulso, el camino y su objetivo. El fuego nos habla de existir, de vida y transformación.

Todos los dioses son hechos en casa,y somos nosotros quienes tiramos de sus cuerdas y así les damos el poder necesario para que tiren de la nuestra, nosotros somos los creadores,somos tan poderosos,que creamos formas de pensamiento subordinadas como aquellos dioses hechos de oro, terminamos cediendo nuestro poder, convirtiéndonos en esclavos de nuestra propia creación, la liberación viene de darse cuenta del dios interior y la pena máxima por rechazar gobernarse, es ser gobernado por alguien inferior a ti mismo.

La soledad puede resistir mucho mientras sean capaces de soportarse a sí mismos. Pueden existir sin esperanza, sin amigos, sin libros, incluso sin música, siempre que puedan oír sus propios pensamientos. Cuando aprenden a comunicarse, aprenden a interpretar.

La soledad es el lugar donde organizamos nuestro desorden para descansar y activar nuestra tranquilidad interna. 

El hombre embrutecido por la superstición es el más despreciable. Los hombres más fuertes son los que se han planteado cómo es la realidad. Una vez se ha empezado a conocer, es imposible no caer rendido ante la idea de ver las cosas tal y como son. 

《El sabio es consciente de que la clave está en las preguntas》.

Alan Prado (AMEP 11:11).