UN CONEVAL EN CHIAPAS
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) es de interés colectivo, nos debe interesar a todos.
El CONEVAL es un organismo de gran valía para nosotros. Ha permitido que los mexicanos contemos con un sistema de evaluación bastante satisfactorio y conocer, de manera sistemática, el estado de resultados de la política social gubernamental.
Además, el CONEVAL es una pieza muy importante para mejorar la política pública, pero también es un mecanismo de contrapeso y de rendición de cuentas. El reconocimiento se lo ha ganado a pulso.
El CONEVAL nació como un organismo público descentralizado de la Administración Pública Federal, con autonomía y capacidad técnica para generar información objetiva sobre la situación de la política social y la medición de la pobreza en México.
Su credibilidad no está en entredicho. Por el contrario, goza de gran aceptación entre la ciudadanía y hasta en el ámbito gubernamental. Sus evaluaciones son totalmente aceptadas por todos, pero se ha considerado oportuno mejorar su ámbito de competencia y actuación.
En la reciente reforma política se le otorgó el carácter de órgano constitucional autónomo. Por lo tanto, deja de formar parte del Ejecutivo Federal y tendrá, seguramente, nuevas y más extensas atribuciones. Eso dependerá de la legislación secundaria en la materia.
Se deberá dotarlo de mayor fuerza. Las evaluaciones del CONEVAL deben traspasar la publicación de resultados y constituirse en determinaciones para ajustar diseño e instrumentos de la política social. Por ejemplo, sus evaluaciones deberían ser determinantes en las asignaciones presupuestales.
Las entidades federativas deberían predicar con el ejemplo y crear un organismo similar al CONEVAL. Consideramos que muchos gobernadores son receptivos a este tipo de evaluaciones.
Tampoco les queda de otra, por la sencilla razón de que las evaluaciones del CONEVAL también se inscriben en el ámbito estatal y municipal, evaluaciones que, por cierto, son bien aceptadas por los gobernantes locales, sobre todo, si los resultados de la evaluación son favorables y reflejan avances en el combate de la pobreza.
Por ello, cada vez que hay un avance favorable, no solamente en las evaluaciones del CONEVAL sino en cualquier indicador que emiten otros organismos evaluadores, las estructuras gubernamentales estatales y municipales brincan de gusto.
A los funcionarios se les hincha el pecho y cuentan los resultados como hazañas suyas. Mucho más razón tendrán si las evaluaciones provienen de un organismo local, serio y autónomo, y que reflejen los avances y retrocesos que se registran en el ámbito de competencia de sus instituciones.
Chiapas podría constituirse en punta de lanza de esta propuesta. Tener un organismo evaluador de estas características podría significar un gran avance en materia de desarrollo gubernamental.
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