Guillermo Robles Ramírez

Tienen más derechos los delincuentes

Por Guillermo Robles Ramírez

En la búsqueda de nuestros políticos mexicanos en la internacionalización, existe uno que cada vez es más cuestionado por la misma sociedad, cada vez que intentan hacer una denuncia.

Ya sea por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, o tratados internacionales, cada vez hacen más difícil de poder hacer justicia ante una denuncia, ya que la percepción que tiene la gente es que un delincuente tiene más derechos o garantías que quienes son víctimas.

Pero antes de cualquier denuncia que hace un ciudadano, es como para no volver a meterse en “broncas”, por la pesada burocratización o en su defecto la inexistencia de alguna delegación cercana a la población, así como su papeleo. Ahora esto se ha visto todavía más entorpecido con la política de austeridad del gobierno federal en la que se contrae más estas instancias tan necesarias para ahorrar dinero.

La cultura de la denuncia cada vez va perdiendo fuerza ante el injusto rechazo de las ejecuciones y acciones de la ley que tal parece que tiene más derechos el delincuente común que los ciudadanos. Lo anterior porque se ve entorpecido por CNDH, y aquellos delincuentes que tienen más dinero para pagar a abogados caros.

Ahora sí que no se trata de la falta de hacer cultura por parte de las autoridades locales, estatales o federales en que los mexicanos hagan ejercer el derecho de la denuncia. No solamente en las noticias, sino también en novelas televisivas no faltan los mensajes directos sobre el peligro en el que se vive el país y el fomento sobre la cultura de la denuncia, siendo muy típica la gran facilidad como lo pinta la publicidad política como para  hacer una declaración de un delito y la rapidez con la que se mueven las autoridades para atrapar a los malhechores; obviamente no faltando el mensaje: “si tan solo los mexicanos nos acostumbráramos a denunciar, nuestro país sería otro”.

            Existen numerosos programas para fomentar la cultura de la denuncia y prevención, que imparten diferentes dependencias municipales, estatales y las pocas que quedan federales.

            No existe alguna universidad pública o privada en la que no haya pasado al menos una conferencia para los jóvenes para sensibilizar la legalidad y por medio de la denuncia se pueda prevenir de manera anticipada, un posible acto o situación que pudiera generar problemas en su comunidad, y al mismo tiempo se les enseña como canalizarlo, es decir, a las instancias correspondientes.

            En una generalidad en las conferencias se cierra con broche de oro la tan desgastada recomendación de invitar a todos los jóvenes a tener confianza en las autoridades, y a no abandonar los espacios públicos, así como formar parte de la comunidad por medio de la cultura de la denuncia.

            La cultura de la denuncia también debe de ir acompañada con la cultura de la honestidad y transparencia de las dependencias de procuración de justicia para que no sean lentos en las demandas de delitos menores como las de fraude, robo y entre otros delitos que pasan por procesos penales que “duermen el sueño de los justos”, en las dependencias, porque mientras tanto los delincuentes se pasean por toda la ciudad sin que sean atrapados porque las órdenes de aprehensión son vendidas al mejor postor o aquellos tratados internacionales o la misma CNDH, le resta importancia a nuestras leyes o Carta Magna, y hace creer al pueblo que primero está la imagen al exterior antes que hacer justicia.  (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018)  www.intersip.org

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