El simple acto de vivir juntos

El matrimonio es una alternativa que empieza a pasar de moda. La gente ahora sigue haciendo su vida: se consigue una pareja, tiene hijos, contrata créditos y va al supermercado igual que cual quiera, pero casarse no está en sus planes.

Las cifras en los que se sustenta el hecho son inquietantes. En los últimos años la población de Coahuila ha crecido considerablemente, sin embargo, la cifra de matrimonios se reduce cada año con una tendencia constante en donde año tras año se señala un arriba del 20 por ciento menos. Más aún, los divorcios crecieron por encima de los 45 por ciento en los quince años.

Cualquiera que crea en la teoría de que sólo el matrimonio permite el nacimiento de hijos, pensaría que la población coahuilense, en estas circunstancias, estaría disminuyendo, pero no, porque los indicadores del Instituto Nacional de Estadística y Geografía dice todo lo contrario mostrando un incremento en la población de nuestra entidad.

Esto nos lleva a pensar en lo lógico significa, es decir, que cada vez hay más personas, pero menos eligen casarse y cerca del 15 por ciento de las parejas que se casan deciden divorciarse.

Ante este panorama gran parte de la sociedad tiene culpa de ello porque la misma población lo empieza a ver como algo normal y lo que es peor la mejor opción para evitar el fracaso de un matrimonio.

Al menos desde la óptica de muchos padres de familia prefieren al menos permitir que muchos menores de edad principalmente niñas les dan permiso de salirse de sus casas y vivir en unión libre ante la impotencia de no saber imponerse ante los caprichos de estas niñas, que ni si quiera saben el significado de madurez, independencia, y responsabilidad.

Una práctica cada vez más común no solo en Coahuila, sino también un fenómeno social que se extiende en el resto del país como la mejor opción por parte de los padres como una enseñanza de la vida para que maduren y fin de las discusiones de las reglas impuestas en cada hogar para cada uno de estos menores de edades que se ponen rebeldes por no querer aceptar las restricciones y los límites.

La irresponsabilidad de éstos padres de familia que consideran como la mejor medida de aprendizaje de madurez de sus hijos es sacándolos de sus hogares no llega hasta ahí sino de manera cómoda son mantenidos con una “ayudadita” para sus gastos de la casa. Y no siendo suficiente esto, todavía van encomendados de que el supuesto caso de que no funcionara el vivir juntos tienen la opción de regresar con las puertas abiertas a la casa de sus padres, sin importar qué o de cuántos hijos hayan procreado al fin y al cabo los nietos nunca sobran.

Este es un nuevo estilo de vida que se da en todas las familias mexicanas sin importar clase social, evidenciándose la ineptitud de estos padres de familia y ceguera en sus ideas erróneas de cómo solucionar un problema de educación familiar, carente de valores no solo de familia, sino como de personas y ajeno a la madurez e independencia en donde familias de generaciones atrás o al menos en lo particular todavía me tocó esa generación en donde una vez que te sales de su casa ya no regresabas pero tampoco te mantenían tus gastos o mucho menos pagaban la renta. Ahora sí como dicen por ahí, una vez salida la mercancía no se aceptan devoluciones.

Si el matrimonio está dejando de ser una opción, o pasando de moda ¿qué formas de unión familiar quedan? En el Código Civil de Coahuila subsiste una afamada, pero poco demandada hasta ahora: el Pacto Civil de Solidaridad.

Esta figura que saltó a la fama porque permitió que en Coahuila se diera la primera unión de personas del mismo sexo, no ha sido tan socorrida como se decía. Sólo en los primeros dos meses de su existencia, se había solidarizado o pactado siete parejas, todas de homosexuales, y sólo dos de Coahuila. Un derecho efímero para este grupo de la sociedad del mismo sexo, sin embargo, el Pacto Civil de Solidaridad fue hecho no solo para ese grupo sino también parejas heterosexuales pueden casarse bajo este régimen, cosa que nunca se le dio difusión porque no causaría ese mismo impacto en la sociedad y ni políticamente.

El fracaso del Pacto Civil de Solidaridad deja ver que las personas en Coahuila no han encontrado aún una forma de convivir con sus parejas, ni de forma tradicional o nuevas, simplemente el matrimonio se reduce cada vez más, el divorcio aumenta y ningún pacto llámese como se llame tampoco es una opción.

Todo indica que tendremos un estado y un país donde la relación familiar se finque únicamente en la simple condición de vivir juntos dos o más personas, sin necesidad de lazos legales civiles o religiosos.

¿Qué hace que cada vez menos personas decidan legalizar su unión como familia? No es clara la respuesta, pero seguro que algo flota en el ambiente.

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