Refugios de malvivientes
Por Guillermo Robles Ramírez
En la casi totalidad, por no decir que, en todas, las ciudades más importantes de Coahuila, existen casetas policiacas abandonadas y que, por cierto, paso de los años se han convertido en guarida y refugios de malvivientes, pandilleros, maleantes, etc.
Llega un nuevo Presidente Municipal y de acuerdo con sus proyectos, crea casetas policiacas por diferentes sectores y colonias de la respectiva ciudad, tras años después, llega otro Alcalde y decide, sin empacho alguno, porque al fin y al cabo el dinero no salió de sus bolsillos y decide suprimir las casetas policiacas que con tanto bombo y platillo se construyeron e inauguraron, por considerar que son antifuncionales y que sirven para nada.
Este problema se confronta con mayor fuerza en Torreón, Saltillo, Monclova, Acuña y Piedras Negras, ciudades en donde hay más de una veintena de casetas arrumbadas, víctimas de los grafiteros y convertidas en muladares, escondites de malandros y en un peligro para los habitantes de esos rumbos, lo que raya en la incongruencia cuando esos lugares fueron creados para dar seguridad y protección a las familias del rumbo.
No con lo anterior trato de decir estar en contra de la modernidad, como es las actuales casetas móviles de vigilancia que existe en la capital de Coahuila, así como sus modernas cámaras de vigilancia inteligentes capaz de reconocer rasgos faciales, así como otros métodos de tecnología usados para mantener a la Entidad segura.
Celebro esa iniciativa que han tenido diferentes alcaldes coahuilenses en diferentes cabeceras municipales al estar a la vanguardia, pero lo criticable es quedan en el olvido aquellas casetas policiacas que aún pertenecen dentro de los activos municipales, siendo estos centros de reuniones de pandilleros o bien hasta lugares de encuentro sexuales de adolescentes que no tienen lugar o dinero para pagar un motel de paso prefieren usarlas con el famoso “rapidín”, para bajar la calentura de sus más bajos instintos carnales.
Me cuestiono porque ningún regidor ha puesto sobre la mesa en rehabilitar esas casetas policiacas y acondicionarlas para que sirvan como farmacias comunitarias para hacer llegar a las familias de mayor necesidad económica, medicinas a un costo menor que lo normal.
Considero que una idea así es muy oportuno y necesario, ante el fracaso que ha tenido el gobierno federal de brindar salud a todos los mexicanos y que instituciones como el IMSS e ISSSTE, no tienen medicamento para sus derechohabientes teniéndolo que comprar en farmacias particulares a precios muy caros.
Estoy seguro si esa propuesta se llevara a la mesa de discusión en cada cabildo de las 38 cabeceras municipales, sobrarían empresas regiomontanas interesadas en instalarse, con precios mucho más económicos que en las actuales farmacias de cadenas o, franquicias nacionales.
Estoy seguro de que un proyecto así además de positivo, será de extraordinaria ayuda y apoyo a las familias de menores recursos económicos, sobre todo para aquellas que no tienen los servicios del IMSS, ISSSTE o, de otra institución de oficial de cotización.
Sería además de bueno, de mucho beneficio que este proyecto se hiciera una realidad en cualquier cabecera municipal en donde las casetas policiacas, además de representar pequeños elefantes blancos, son una amenaza y peligro para la seguridad de las familias por convertirse esos lugares, como repetimos, en lugares de mala muerte.
Ojalá que existiera una cabecera municipal que iniciara un proyecto así saliendo de un regidor con iniciativa que pudiera demostrar que tiene potencial político para ver nuevas caras y oportunidades para los coahuilenses desde otra perspectiva ciudadana. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org
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