Pensamiento lateral: La caída del puma mexicano

Es tan grande el daño que hace al hombre la inseguridad,

que llega un momento en que cambia su personalidad.
Anónimo.

El 1 de mayo que acaba de transcurrir no fue igual a los anteriores.  Hubo sí, manifestaciones, protestas, desfiles (en algunos estados se suspendió y como recompensa se les regaló a los maestros un mega puente vacacional) y consignas contra el gobierno federal y locales.  Hubo lo que acostumbramos a ver en la televisión, redes sociales y en los periódicos.  Pero en particular este inicio de mes, la sociedad vivió algo distinto.

 

39 narco bloqueos en carreteras de 25 municipios, 29 unidades particulares dañadas, 1 helicóptero modelo Cougar EC-725 de las fuerzas armadas caído, heridos, muertos (al menos 7 militares), tiendas de autoservicio y gasolineras destruidas, y ningún capo del crimen organizado detenido.  El presunto responsable: el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).  A pesar de que el saldo obtenido es de escándalo, le sorprenderá saber que estas manifestaciones del crimen tienen ya un antecedente muy claro y marcado.

 

De acuerdo a datos del Instituto Jalisciense de Estudios Forenses, en lo que va del gobierno de Aristóteles Sandoval (PRI) que inició el 1 de marzo de 2013, el CJNG ha asesinado a 103 personas, todos ellos funcionarios, es decir, uno por semana.  La hipótesis planteada indica que el gobierno estatal no ha reconocido la influencia de este grupo del crimen y, por el contrario, favorece a Los Caballeros Templarios.

 

Bajo una óptica personal, el ataque tuvo un mensaje muy claro: “aquí estamos y vean de lo que somos capaces.”  El destinatario fue precisamente el gobierno (estatal y federal) y se hizo en un momento estrictamente calculado: cuando se iba a dar inicio al programa Operación Jalisco, un proyecto para garantizar la seguridad de los habitantes tanto de Jalisco como de Colima.  Sin embargo, la afectación no sólo abarcó la entidad tapatía, sino que hubo hechos similares en Guanajuato.  Los acontecimientos del crimen organizado tienen sin duda un efecto colateral que pueden afectar a las entidades colindantes: Michoacán, Guanajuato, Nayarit, Durango, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí y Colima.  Prácticamente, 8 entidades debieron activar esquemas de seguridad para contener algún efecto en sus fronteras.  Por ello insisto, el ataque fue estratégicamente planeado.

 

mapa_

Entidades colindantes con Jalisco.

Diversos medios electrónicos así como especialistas en el tema han coincidido que lo sucedido el pasado 1 de mayo trae consigo elementos que bien vale analizar uno por uno:

 

Primero. Por vez primera en los actos de violencia generados por el crimen organizado, no se había visto el derribamiento de una aeronave de las fuerzas armadas.  La caída del cougar mexicano, representó dos cosas importantes: que los sicarios hoy en día cuentan con mayor número de armas de alto poder, y dos; que tienen, por ende, personal calificado para su manejo.  La pregunta no va encaminada a cuestionar desde cuándo tienen armas de alto poder sino, ¿quién les vende esas armas?

 

No extraña el hecho de que provengan de Estados Unidos, pues según investigaciones del Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson en el 2010, el 90% de las armas que posee el narco en México provienen del vecino del norte, lo que significa que anualmente, 253 mil armas son traficadas en la frontera con los norteamericanos.

 

Segundo.  La coordinación y organización que tienen los grupos del crimen va en aumento, dejando en evidencia la capacidad de reacción o prevención del Estado mexicano.  Se estima que alrededor de 250 integrantes del crimen organizado participaron en los narco bloqueos del 1 de mayo.  En 2012 hubo un operativo similar, en donde se bloquearon 28 carreteras.  La diferencia es que mientras que hace 3 años se tardaron 12 horas, ahora lo hicieron en 90 minutos y en más entidades como Michoacán, Guanajuato y Colima, simultáneamente.

 

Tercero. El avance del crimen por sobre la capacidad del Estado mexicano ha quedado evidenciado.  Corrupción de las fuerzas policiales, impunidad, temor a ser asesinado, son sólo algunos elementos que han coadyuvado al fracaso de cada política pública en contra de la inseguridad.  Tan sólo en Jalisco, en los últimos 5 años se han presentado 13 jornadas violentas y más de 300 narco bloqueos.  Peor aún es saber que, según informes del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, esta célula del narco ha logrado expandir su influencia más allá de las fronteras mexicanas y sus activos superan los 20 mil millones de dólares.

 

Todos estos acontecimientos sin duda van a mermar la participación electoral en la entidad y también en aquellas circunvecinas.  Si ayer se temía salir a la calle en Tamaulipas, Guerrero, Veracruz y Michoacán, hoy el temor ha llegado a Jalisco.  Al menos 281,400 personas han sido afectadas por la violencia en México, según el Centro de Vigilancia de Desplazados Internos de Noruega, lo que confirma el grado de afectación que puede ocasionar el crimen organizado, sin contabilizar el daño económico.

 

Lo peor de todo esto es que ni quienes están a cargo de garantizar la seguridad ciudadana, logran pasar los exámenes de confianza, como el Gobernador de Colima, quien reprobó su prueba del detector de mentiras cuando se le cuestionó sobre si ha tenido participación con el crimen organizado.  La credibilidad hoy ya no se gana con discursos ni con imágenes, pues la sociedad ha tenido bastante de ellas.  Se requiere actos que cambien el destino del país.

 

 

El tintero.

 

¿Qué sector de la sociedad es más afín al PRI, al PAN, al PRD u otro partido político?  De acuerdo a un estudio hecho por Parametría (al respecto, véase http://www.elfinanciero.com.mx/nacional/universitarios-votan-por-pan-los-de-menor-escolaridad-por-el-pri.html) las personas con un grado de escolaridad bajo y con salarios muy bajos (menos de 1,500 pesos al mes) son los más propicios a votar por el PRI.  Un 49% del primer segmento y un 48% en el segundo, afirman que votarían por ese partido el próximo 7 de junio.

 

En cuanto al PAN, son las personas con mayor grado de escolaridad e ingresos quienes aceptan su propuesta política: 29% de quienes tienen preparatoria, 36% de universitarios, así como entre aquellos que ganan en un rango de entre 1,500 y 4,500 pesos mensuales.  El PRD atrae a personas con mayor edad (46 a 55 años) con un 16% y en cuanto a escolaridad, tiene un apoyo de quienes poseen pocos estudios (22%).

 

MORENA, el partido que ha llamado la atención y no precisamente por su oferta política, es popular entre las personas que tienen su secundaria y preparatoria terminada.  Asimismo, acumula simpatías entre ciudadanos que tienen ingresos superiores a los 15 mil pesos (un 22%).  Finalmente, en el caso del PVEM, éstos tienen preferencias mayores con jóvenes en edad de entre 18 y 25 años (15%) y con nivel de escolaridad primaria (11%).  ¿Con cuál de estos se identifica?

Deja un comentario