Paraguay: escándalos a la orden

Asunción, 7 ago (PL) Una inédita sucesión de escándalos políticos cuya zaga parece hoy lejos de terminar sacude al mundo político paraguayo, inunda medios de difusión, provoca sonadas opiniones desde distintos sectores y llevó el debate a la esfera judicial.
El comienzo de la crisis fue la revelación de los frutos que el clientelismo político ofrece en el actual sistema a favorecidos funcionarios tanto en el Parlamento como en organismos gubernamentales y hasta en la administración paraguaya de las grandes hidroeléctricas binacionales.
La presión ciudadana que incluyó múltiples pronunciamientos y hasta movilizaciones populares obligó a ceder la dura resistencia a la publicación de exorbitantes salarios, beneficios indebidos, alarmante burocracia y privilegios selectivos como pago de favores con infladas plantillas.
La opinión pública se indignó al saber de asesores ganando 25 mil dólares mensuales, nombramiento de 16 ascensoristas y un jefe para apenas dos ascensores del Senado y pago de cinco meses extras o aguinaldos cada año a funcionarios con altos sueldos.
Abultadas dietas para viajes sin sentido al exterior de los legisladores, pagos extra a algunos funcionarios sólo por asistir puntualmente al trabajo y asignación de obras a empresas privadas con fuerte olor a jugosas coimas salieron también a la luz en diarios y emisoras de radio y televisión.
Opiniones desde los sectores más vulnerables socialmente resaltaron tales revelaciones acusando al Estado de despilfarrador y corrupto mientras, apenas en Asunción, más de 83 mil personas siguen en refugios insalubres debido al desborde del río Paraguay y la pobreza alcanza a medio país.
Pero el hecho mas descollante vino después y todavía tiene como personaje principal a Juan Carlos Galaverna, de 65 años de edad, senador del gobernante Partido Colorado y operador político principal del gobierno en la Cámara alta, conocido por su verbo incendiario contra sus opositores.
Sin aviso previo, para desgracia de Galaverna, las redes sociales y los servicios por Internet a celulares, en forma masiva, divulgaron un par de vídeos en los cuales aparece en una suerte de orgía sexual con dos y tres mujeres, respectivamente, incluyendo altas funcionarias del Senado.
El escándalo resonó con altos decibeles, aspectos de los vídeos fueron difundidos por emisoras televisivas y hasta en diarios impresos muchas veces fustigados por Galaverna, permanecen en los celulares de una multitud de paraguayos y siguen generando crudos comentarios.
Para colmo una de las participantes en los vídeos se identificó ante los medios de prensa, concedió entrevistas, relató detalles de lo ocurrido y reveló que el propio parlamentario filmó con un teléfono celular después extraviado o robado.
El tema Galaverna se convirtió en otro argumento esgrimido contra la corrupción de la clase política paraguaya y aunque amigos del acusado trataron de desviar el asuntos hacia la división interna en el partido de gobierno, el dedo acusador siguió señalando al senador.
Su abogado consiguió urgentemente un fallo de amparo para prohibir a todos los medios de difusión divulgar más de lo ocurrido pero entonces recayó sobre el legislador la acusación de violar la libertad de expresión y esta semana se debatirá eso en los tribunales.
La Marcha de Indignados Paraguayos efectuada al finalizar la pasada semana tuvo como destacada consigna la condena de la población a Galaverna junto a los funcionarios corruptos con altos salarios y el llamado a seguirse movilizando para protestar por ello. Mientras tanto, el eco de los escándalos señalados parece será escuchado por bastante tiempo más en Paraguay.

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