OTAN y la Operación Cóndor

Buenos Aires (PL) Integrantes de los ejércitos secretos de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) en Europa  que cometieron miles de atentados y crímenes en varios países de esa región  después de la Segunda Guerra Mundial, fueron partícipes claves en la Operación Cóndor, coordinadora criminal de las dictaduras del Cono Sur.
Entres estos, como se comprobó  en documentos y testimonios de Cóndor y en investigaciones de la justicia argentina, estuvieron  acompañando al dictador Augusto Pinochet  desde los inicios de Cóndor – junto a los grupos terroristas cubanos de Miami- los dirigentes de las organizaciones fascistas italianas  Ordine Nuovo, Vincenzo Vinciguerra; y de Avanguardia Nazionale, Stefano Delle Chiae, y otros  autores de atentados terroristas y asesinatos en la Operación Gladio, modelo de los ejércitos secretos de la OTAN en Italia.
Estos crímenes cometidos en varios países de Europa «occidental» integran la historia negra de lo que fue la guerra sucia  anticomunista, bajo la dirección de la CIA, el MI británico y el control de la OTAN, cuyos responsables y ejecutantes  nunca han sido llevados ante la justicia.
En el libro «Los ejércitos secretos de la OTAN : la Operación Gladio y el terrorismo en Europa occidental (edición española El Viejo Topo , 2005) el  catedrático  investigador Daniele Ganser, que trabaja en historia moderna en la universidad de Bale (Francia),  da cuenta de una historia de terrorismo en esa región, que ha estado oculta bajo la alfombra durante demasiado tiempo.
Tomando como base un documento original de los servicios secretos militares italianos (SIFAR) fechado el 1 de julio de 1959 y titulado «Las fuerzas especiales del SIFAR y la Operación Gladio», el investigador Daniele Ganser realizó un trabajo impactante.
«Este documento probaba que un ejército secreto vinculado a la CIA y la OTAN, llamado Gladio (espada), había existido en Italia durante la guerra fría (…) basándome en fuentes italianas, rápidamente me di cuenta  sin embargo de que durante ese período  los ejércitos llamados Stay-behind (que traduce el autor como «retaguardia» o «quinta columna») habían existido en  todos los 16 países de la OTAN. Investigaciones posteriores me llevaron a concluir que de los 16 países de la OTAN podían ser excluidos Islandia, sin fuerzas armadas, y Canadá, muy lejos de la frontera soviética», escribe Ganser.
Sin embargo, el investigador pudo comprobar que también habían existido los ejércitos Stay-behind (secretos) con vínculos indirectos con la OTAN en  cuatro países neutrales: Suecia, Finlandia, Austria y su nativa Suiza.
En 1990 el primer ministro italiano Giulio Andreotti  «se vio forzado a confirmar  que había existido un ejército secreto en Italia y en otros países de Europa Occidental que formaban parte de la OTAN» y que, coordinado por «la heterodoxa sección militar» de este organismo,  el ejército secreto había sido organizado por la CIA estadounidense y el servicio secreto británico (M16 o SIS) para combatir al comunismo, recuerda  Ganser.
Investigado entonces  como «una red clandestina» por jueces,  parlamentarios, académicos, periodistas a lo largo y ancho de Europa el nombre en código de estos ejércitos secretos que en Italia era Gladio, en Dinamarca se denominaba «Absalón», en Noruega «ROC», en Bélgica  «Sdras»,  y la lista sigue…
«En cada país  el servicio secreto militar ponía en funcionamiento dentro del Estado al ejércitos secreto siempre en colaboración estrecha con la CIA y el M16  y a espalda de los parlamentos y la población», cita Ganser, mientras que el encargado de coordinar las redes a nivel internacional  era el  «Allied Clandestine Comnittee (Comité Aliado Clandestino CAL) que también se llamó  de Coordinación y Planificación.

DE GLADIO A CONDOR

Las investigaciones sobre la Operación Cóndor -que comenzaron  activamente después del asesinato en Washington del ex ministro chileno  Orlando Letellier (una de las más importantes figuras del gobierno de Salvador Allende, derrocado por los militares chilenos y la CIA en septiembre de 1973)- se dinamizaron con el descubrimiento en diciembre de 1992 de algunos documentos claves, en el Archivo del Terror de la dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay (1954-1989). Entre estos documentos, la desclasificación de archivos y las investigaciones de distintos autores, se encontraron los datos de los fascistas italianos, no cualquiera, sino algunos de los más importantes criminales de los ejércitos secretos de la OTAN en Europa, como Delle Chiaie y Vinciguerra.
Delle Chiaie estuvo refugiado en España, bajo la dictadura de Francisco Franco, junto al jefe fascista  italiano Valerio Borghese («príncipe negro» o «príncipe Borghese). Este líder fascista, miembro de la organización terrorista  Ordine  Nuovo, había sido salvado por el agente de la CIA James Angleton,  después de la Segunda Guerra Mundial,
Cuando, a pesar de la guerra sucia anticomunista  en 1968 , «los votos combinados de los socialistas y comunistas derrotaron a la Democracia Cristiana Italiana (DCI) Boghese  con la estrecha colaboración de la CIA estadunidense «, como señala Ganser, los hombres de Gladio  intentaron el segundo golpe de Estado en Italia el 7 de diciembre de 1970.
El primer golpe en ese país sucedió en 1964 mediante la Operación «Piano solo», durante la cual, masiva y sorpresivamente, se detuvo a líderes políticos y sindicales de la izquierda italiana, y también se lo hizo en los 70, llevándolos a una `prisión controlada por Gladio en Cerdeña.
Esta segunda acción golpista se realizó bajo el nombre en código de «Operación Tora Tora, «recordando el ataque japonés a las naves norteamericanas en el puerto de Pearl Harbour».
La investigación de Ganser evidencia que durante cuatro décadas -desde los años 50- actuaron estos ejércitos secretos  en las acciones terroristas de la contrainsurgente Operación Gladio y otras similares bajo diversos nombres en los países europeos y que estaban integrados  por connotados fascistas europeos, que además de su acción terrorista en Europa, y en nombre de la «lucha anticomunista», estuvieron detrás de varios de los más impactantes crímenes de la Operación Cóndor, lo que no pudo haber sucedido sin que lo supieran los jefes de la OTAN.
Delle Chiaie y Vinciguerra, entre otros, viven como «testigos protegidos» en Italia, en realidad «protegiendo» a los servicios secretos de los países europeos , funcionarios y civiles que fueron parte de esa «guerra sucia».
A estos y a los servicio de inteligencia italianos, franceses, alemanes, belgas, así como a los jefes de la OTAN de esos años, deberían  citarlos a declarar en los juicios sobre la Operación Cóndor  en América Latina y por los crímenes en la Europa de la post-guerra.

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