No todo es felicidad para los paisanos

Todo sacrificio tiene un costo, a veces alto, en otras ocasiones mediano y lo mejor que puede suceder es que se pague ligeramente, pero a final de cuentas la vida se las cobra.

No por algo y a través del tiempo, se ha demostrado que una de las prácticas más antiguas en el mundo para sobrevivir ante la crisis, es la migración a otras ciudades o países donde encuentran mayores oportunidades de trabajo. Éste es uno de los grandes sellos que ha dejado marcado a todos los mexicanos cuando se han visto en la necesidad de brincar el Río Bravo en búsqueda del sueño americano sin importar el costo o la integridad de su vida para lograrlo.

Sea cuál sea el tipo de medidas de controles de ingreso a cualquier país del mundo respetando los criterios para protegerse de la migración humana y productos ilegales existentes de cada nación, siendo por lo general aquellos sectores en busca de una oportunidad para mejorar sus condiciones de vida, siempre hallarán una manera de evadirlas.

Recordemos que hace años atrás Estados Unidos, había comenzado a construir un muro que cubriría toda la frontera desde Baja California hasta Tamaulipas y terminar toda su zona fronteriza con el norte del país, porque los ilegales, preferentemente centroamericanos, cruzaban la frontera a través de México huyendo de las dictaduras, la pobreza extrema de sus naciones, incluyendo la de nosotros.

El muro fronterizo tuvo mucha polémica sin ningún derecho a recibir opiniones externas porque cada quien sabe lo que hace en su propia casa. El único que pudo darle una cachetada con guante blanco fue Coahuila al construir el ex gobierno de Humberto Moreira Valdés, el famoso muro verde para la protección de la ecología, consistiendo en la plantación de miles de árboles a lo largo de alrededor de 300 kilómetros que Coahuila hace frontera con Texas, a partir de Ciudad Acuña, pasando por Piedras Negras y hasta el Municipio de Hidalgo, a escasos 35 kilómetros de Laredo, Tamaulipas.

El proyecto americano fue cancelado después de un gasto de más de mil millones de dólares que en su plan original se tenía contemplado lo más moderno en cuestiones de seguridad como cámaras, sensores de todo tipo (movimiento, calor corporal, nocturna) y radares de todo tipo como si se tratase de una película de espionaje de “James Bond”, para evitar así el paso de los indocumentados, pero la realidad nunca bajó el número de ilegales.

Está más que comprobado que de una u otra forma cruzan y de la misma manera muchos connacionales se fueron quedando con el transcurrir de los años haciéndose ciudadanos americanos, teniéndose que sujetar a las condiciones constitucionales estadounidenses.

No todo en la vida es felicidad porque por un lado aquellos mexicanos que lograron su principal objetivo, que era el quedarse allá lograron formar hasta una familia, es hasta entonces donde se les acaba la alegría, pues no pueden educar a sus hijos de la misma manera como lo hubieran hecho en su país natal.

Pero como dicen, ni tanto que queme el santo, ni tan poquito que no lo alumbre, ya que los paisanos ya no saben qué hacer con sus pequeños porque en la primera medida de llamada de atención para hacer el correctivo para su formación educacional y respeto a los padres, los menores van a las cortes estadunidenses para quejarse de maltrato.

Allá hasta se puede demandar por considerar a quienes les dieron la vida, como mal padre o madre, con el simple hecho de que los hijos se paren a un tribunal y llenen una denuncia con una letanía de quejas infantiles y de ingratitud, nada más por mencionar existen casos donde demandan hasta por no mandar dinero con motivo de cumpleaños, llamar a sus hijos para que se metan temprano, y las autoridades norteamericanas le dan una preferencia a los menores que aunque sean acciones desagradables e insensibles aun así entra en materia de litigio.

Es por eso que los latinos con ciudadanía, se están viendo atemorizados que ante una demanda prefieren que los hijos hagan lo que se les dé la gana, sin modales, respeto a los padres y a las personas de la tercera edad que habitan en el misma casa, es decir, que crezcan como flora y fauna silvestre con tal de que no les quiten la ciudadanía. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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