Guillermo Robles Ramírez

No hay que echar las campanas al vuelo

Por Guillermo Robles Ramírez

Un sueño que busca cualquier comunidad de nuestro país, es sin duda el tema de seguridad. Estarán de acuerdo que para muchos no tiene precio el tener esa tranquilidad de poder vivir, transitar y trabajar en el lugar donde radicas.

El alcalde saltillense el Ing. Manolo Jiménez Salinas, logró regalarles a sus ciudadanos desde el año pasado esa seguridad obteniendo Saltillo el primer lugar nacional como la ciudad más segura, es decir, con la menor percepción de inseguridad y en el presente año la capital de Coahuila continua entre los primeros cinco más seguras del país. No hay que olvidar que el Presidente Municipal de Saltillo es militante activo del Partido Revolucionario Institucional.

Pero no hay que lanzar las campanas al vuelo, porque no es solamente el llegar sino también el mantenerse en un buen lugar para que la ciudadanía continúe teniendo esa percepción positiva de seguridad.

Hablando sobre el mismo tema hay que admitir que es muy complejo porque la preocupación de la seguridad en Saltillo no se trata solamente para las ratas de dos patas, es decir, mantener el orden público, sino también involucra otros rubros o variables como es el transporte urbano en donde los concesionarios siguen sin aprender a respetar la señalización, como son los carriles, semáforos, y velocidad entre otros más.

Pero si ustedes creen que ahí es donde acaba la preocupación de los saltillenses están muy equivocados. Existen otros servicios de transporte que nunca han sido regulados por ninguna autoridad o al menos esa es la percepción que se tiene por parte de los conductores saltillenses.

Como cualquier padre de familia siempre buscará proporcionar todo el bienestar a los hijos, convirtiéndose los hijos el eje de una lucha continua para salir adelante y proporcionarles todo lo necesario para que el día de mañana tengan todos los instrumentos indispensables para que sean hombres y mujeres de bien.

Todo inicia desde la educación que reciben dentro de la familia, así como sus valores, y la obligación de proporcionales estudios. Al comienzo de cada año escolar millones de escolares son alistados con sus uniformes, libros, mochilas, el lonche y son enviados a los institutos de estudios algunos son enviados a escuelas particulares, y otros a estatales o federales.

Aparentemente hasta aquí es donde llega la tranquilidad de muchos padres de familia; pero si estamos al pendiente de nuestros hijos y su seguridad, cuantos de ustedes se han puesto a pensar sobre la seguridad en el transporte de los menores, sobre todo para aquellos quienes viajan en autobuses escolares o en camionetas privadas.

La confianza de saber la trayectoria de la casa a la escuela y viceversa; lo hace como algo cotidiano convirtiendo aquella aparente “seguridad” como nuestro peor enemigo, sin tomar las mínimas precauciones necesarias hasta que no pasa algún accidente.

Nadie nos puede asegurar que durante el trayecto pudiera suceder un percance automovilístico llevándose un tremendo susto los pequeñines.

Los transportes escolares en nuestro país tienen una carencia de medidas de seguridad. Para comenzar no todos los asientos tienen cinturón de seguridad, siendo éste el primer peligro ya que en caso de presentarse algún choque o simplemente el conductor requiera de hacer un frenado de emergencia, todos los niños corren el peligro de ser proyectados unos con otros o bien, golpearse la cabeza entres sus mismos compañeros significando esto el incremento del grado de riesgo que se corre.

En otros países es obligación de que en su interior debe de ir otro adulto aparte del chofer; es muy necesario para que acomode a los niños por tamaño, y que cada uno tenga un asiento asignado.  Ese segundo adulto debe de tener la habilidad de saber cómo corregir un mal comportamiento de los pasajeros, es decir, los niños y niñas, para que éste no sea un distractor principal para el conductor.

Algo más que se ha buscado en otros países para velar la seguridad del trayecto de los menores de edad a sus escuelas es que al menos ese mismo adulto además del conductor tenga el conocimiento básico de paramédicos para cualquier tipo de emergencia, y evidentemente contar con el botiquín de primeros auxilios. También ésta misma persona debe hacerse responsable de asegurarse la llegada del menor hasta la puerta de su casa y no permitir que se baje por sí solo, cruzando una calle que aparentemente se puede ver segura desde la perspectiva de un adulto.

Las condiciones físicas de las unidades es otro de los factores que deben de preocuparse los padres de familia, ya que la mayoría son vehículos chatarras que tienen muchas fallas mecánicas, y otros con dudosas instalaciones de gas butano utilizado como combustible para mover dichas unidades, por su alto rendimiento por kilómetro.

Prolifera por todas las ciudades sin exceptuar las de Coahuila una gran cantidad de unidades piratas que con el simple hecho de poner una tabla en lugar de asiento, y pintarlos de amarillo, piensan que son vehículos seguros para el transporte escolar, pero ni siquiera cuentan con salidas de emergencia para en caso de un accidente o un incendio, pero lo peor de todo es que también aquellas unidades que están registradas ante las autoridades, tampoco cuentan con ésta medida de seguridad mínima para estar circulando, poniendo en riesgo la inocencia de muchos niños, que son enviados a la escuela.

La mayoría de los vehículos corresponden a modelos ochenteros conocidos como “minivans”, en el mejor de los casos pero también existen otros todavía más viejos que no cumplen con los requerimientos necesarios de seguridad que marca la ley; pero como exigirle a  una autoridad cuando en la realidad se trata de un contrato privado entre padres de familia con un particular que por el simple hecho de tener una chatarra con cuatro ruedas, ofrece un servicio, dejando desarmado a la justicia para poder regularizar éste tipo de unidades. Una tarea que hasta el momento ningún diputado local le ha interesado en regular y demostrándolo al menos quien estuvo al frente el partido político blanquiazul como Presidente de la Junta de Gobierno del Congreso del Estado de Coahuila el año pasado. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018) www.intersip.org

Deja un comentario