Lo que Eduardo Galeano dejó

Montevideo, 18 abr (PL) La ausencia de Eduardo Galeano renovó esta semana interés, entre lectores nuevos y viejos admiradores, en su obra, su pensamiento y por sus mensajes latinoamericanistas a lo largo de 40 años.
La muerte del autor del emblemático texto Las venas abiertas de América Latina, fallecido este lunes a los 74 años de edad, convocó a personalidades de la política y la cultura de todo el mundo, además de miles de uruguayos.
Libreros de Montevideo registraron un «boom» de ventas de sus obras y se adelantaron extractos de libros de próxima edición, como «Mujeres», en que Galeano rinde homenaje a las «mujeres que festejan la vida porque no se resignan».
El presidente Tabaré Vázquez recordó las virtudes de Galeano y sintetizó sus sentimientos con la frase: «era un gladiador para ponerle voz a los más humildes que no tenían voz».
El exmandatario José Mujica, por su parte, dijo que Galeano era un «inconformista neto y buceador entre la historia y la poesía, que ayudó a todos los latinoamericanos a contemplar nuestras propias raíces».
En nombre el gobierno uruguayo, el vicepresidente Raúl Sendic, despidió los restos de Galeano en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo.
Incluyó en su discurso algunos momentos compartidos entre Galeano y su padre, Raúl Sendic Antonaccio, fundador del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, en que charlaban de «la utopía que ellos siempre soñaron».
Entre los visitantes del exterior, acudió a las honras fúnebres el vicepresidente de Venezuela, Jorge Arreaza, acompañado de su esposa Rosa Virginia, hija del presidente Hugo Chávez, y el ministro de Cultura, Reinaldo Iturriza.
Tras entregar una carta de condolencias del presidente Nicolás Maduro, recordó el hecho de que Chávez le obsequiara un ejemplar de Las venas abiertas de América Latina al presidente estadounidense Barack Obama el año 2009.
A su turno, la ministra argentina de Cultura, Teresa Parodi, al frente de una delegación oficial y en nombre de la presidenta Cristina Fernández, precisó que Eduardo Galeano «va a ser un espejo en el que nos vamos a seguir mirando».
Otros recordaron el desayuno que Galeano compartió en su residencia montevideana con el presidente boliviano Evo Morales en febrero pasado en que el mandatario del entregó el «Libro del Mar», con toda la argumentación de la causa marítima boliviana.
Galeano aportó una sola palabra para transmitir su pensamiento sobre el tema y pidió rebautizar el texto como el «Libro del Mar Robado».
Carlos Chacho Álvarez, secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), opinó que Galeano fue «uno de los que con más fuerza, estilo, coraje y fina ironía nos empujó a pensarnos como latinoamericanos».
El exvicepresidente argentino afirmó asimismo que la prédica de Galeano, como su obra, su coherencia y su actitud militante «se hicieron carne en muchos gobernantes y pueblos».
En un plano más íntimo, el destacado cantautor Daniel Viglietti lamentó no sólo la pérdida de «un gran escritor y un gran pensador, un hombre de prosa y de poesía, un literato y un creador, sino también a un amigo».
Igualmente, el periodista Ángel Ruocco, amigo personal del autor, relató a Prensa Latina sus anécdotas con un «Galeano común y corriente», sobre su amor al fútbol, a los animales, a la comida italiana.
Pero también recordó su temprana militancia, sus exilios y su odio a «la dictadura, la injusticia, la desigualdad y la discriminación».
La crítica mayor a Galeano surgió de uno de sus nietos, indignado por la muerte por el cáncer pulmonar de su abuelo.
En carta al presidente Vázquez, médico oncólogo y luchador contra el tabaquismo, le planteó: «el tabaco nos ha robado toda nuestra gran literatura y pensamiento. Imagine cuántos libros él (Galeano) podría estar escribiendo en los próximos años».
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