Las siete cazuelas de los coahuilenses
Por Guillermo Robles Ramírez
La vida tiene un gran sentido del humor para muchas cosas. Un ejemplo de ello es cuando iniciamos una dieta, hasta parece algo a propósito; todo se antoja. Por azares del destino se te cruza en el camino todo aquello que tienes limitado para ingerir como parte de una dieta alimenticia.
Lo mismo sucede para cuando intenta la persona dejar de fumar, sucede lo mismo, es convierte en todo un reto y sobre todo cuando se trata de alguien que tiene vida social o visita algún antro. Eso en verdad es todo un reto.
Así mismo sucede cuando se trata de llevar ciertas tradiciones religiosas, como ahora en la Semana Santa y más en esta que está en curso; la Iglesia tiene como restricción a sus feligreses evitar el consumo de carnes rojas o puerco, porque es la manera como se honra el sacrificio de Jesús.
También se evita comer la carne roja por dar cumplimiento a las Sagradas Escrituras como aquella del evangelio de Juan (21.5), “Entonces Jesús les dijo; Hijos, ¿acaso tenéis algún pescado? Le respondieron: No.” También en el evangelio Lucas (9:13), siendo aquí en donde Jesús multiplica los panes y el pescado para un pueblo entero.
El Domingo de Ramos, inicio de la conmemoración de Jesús al momento de entrar en Jerusalén, está prohibido consumir carne. Sin embargo, en Saltillo, abarrotaron sus hogares con carne roja, porque las filas de saltillenses en las carnicerías, así como en tiendas departamentales fueron demasiadas largas. Aquello parecía un episodio del fin del mundo.
Un domingo en la que muchísimas colonias se podía respirar el humo del carbón, leña o bien hasta el olor de la carne asada.
La analogía en cuestión al inicio de esta columna, es que no se trata de condenar aquellas personas como pecadores, sino simplemente que la costumbre de consumir algo hace más difícil poder llevar una dieta o simplemente cumplir una tradición religiosa. Algo que es impuesto de un día para otro hace difícil poder llevar acabo el evitar el consumo de carne roja al menos en esta semana en curso.
Muy a pesar que Coahuila no colinda con alguna playa del país, en el caso de Saltillo y lo mismo para algunos otros municipios del norte, así mismo como la Laguna; Semana Santa no es un problema sino solo hace falta guiar a las nuevas generaciones.
La Semana Mayor, es una de las tradiciones gastronómicas, que constituye una serie de comidas, guisos y postres que se sirven para la ocasión de cazuelas. Una tradición, que de acuerdo a historiadores existe a raíz de la influencia tlaxcalteca y poblana arraigadas en tierras norteñas, donde la participación sureña en tierras áridas del norte lo constituyen sólo el recipiente en que se sirve, mientras los manjares muestran esa influencia añeja de los platillos propios de esta región basada en legumbres, granos y condimentos españoles.
Surge después la opinión de los primeros cronistas de nuestra historia que relatan el encuentro de la cultura occidental con la mexicana, sobre todo dando amplio testimonio de las costumbres y hábitos alimentarios; es decir, existía toda una tradición gastronómica vinculada a la creencias y ceremonias religiosas cuando se celebraba la Semana Santa.
Surge así una cocina cuaresmal, estas tradiciones que perduran hasta nuestros días, pueden decirse que son, en su esencia, prehispánicas, porque los protagonistas son platillos indígenas como es el caso de los guisos de nopales, flor de calabaza, huauzontles, verdolagas, papas, moles, tamales, y pescados.
En nuestro Saltillo, así como el resto de los municipios de Coahuila existen siete cazuelas que son básicas para la Semana Santa, y que no deben de ser olvidados para continuar conservando nuestras tradiciones coahuilenses y apoyando al comercio local ya sea de manera directa o indirecta.
No quiera llenar a su familia de comida chatarra para brincar la Semana Mayor o de pizzas, y para aquellos carnívoros existen otras opciones que vale la pena que lo prueben.
Coahuila maneja la cazuela de nopales que pueden ser elaborados con huevo, mole o acompañarlos con ensalada o simplemente en salsa de tomate. También está la cazuela de romeritos tradicionalmente con su base hecho de mole, acompañado con tortas de camarón seco.
El pescado existe muchos platillos, pero el tradicional empanizado, en caldo o también frito. La cazuela de camarón en su presentación de tortas o en coctel y caldos. Tampoco olvidemos la rica cazuela de lentejas y habas.
Uno de los platillos más tradicionales de las fiestas religiosas es aquella cazuela de acelgas a base de jitomates y condimentos especiales. Y por último no podemos olvidar ese delicioso postre de la cazuela de capirotada, elaborada con pan francés, queso jugo de esencia de canela y clavo, además se le puede agregar cacahuates, pasa, coco y nuez.
Estoy seguro que ya se le abrió el apetito con lo mencionado, así que manos a la obra y dele gracias a Dios por la comida que nos pone a la mesa, pero también a la variedad que tiene nuestras tradiciones coahuilenses para poder tener una Cuaresma sin tener que sufrir con otras tentaciones. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018) www.intersip.org