¿Las benditas redes sociales?
Los medios de información y comunicación han sido objeto, desde su aparición, de un burdo uso faccioso.
Los grupos de poder los han utilizado a su libre albedrío, lo mismo para encumbrar a alguien en una posición de privilegio o para destruir a quien le es adverso a sus intereses particulares. Difícil es, concebir a los medios de información y comunicación, como entidades independientes.
Durante un largo periodo, los rotativos y micrófonos de la radio y televisión mexicana, jugaron un papel importante para la imposición y legitimación de gobiernos en sus distintos niveles.
La proliferación de lectores de notas periodísticas a los que pomposamente se autonombraron con los honrosos títulos de “comunicadores” o “líderes de opinión”, se han encargado con sus discursos, dignos de la retórica sofista, de dignificar la trayectoria de personajes verdaderamente mediocres o de vituperar el desempeño de quien le es incómodo a un grupo de poder. Las letras y los micrófonos al servicio de una facción, ha sido el quid que ha definido la esencia de los medios de información y comunicación.
Sin duda, el principio expresado por Paul Joseph Göebbels, ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich, define con precisión el pragmatismo de los multi mencionados, medios de información y comunicación: una mentira repetida mil veces se convierte en verdad.
Durante años, la prensa escrita, la radio y televisión, gobernaron de manera autoritaria el espectro de la información y comunicación.
Conformar o uniformar opiniones fue el propósito fundamental de estos medios, auspiciado por los grupos de poder político y/o económico. La irrupción del internet, vino a romper de manera enérgica con el imperio de los medios.
Poco a poco el escenario informativo tradicional fue desplazado por las redes sociales, un nuevo concepto que constituido en estructuras de información y comunicación debilitó los anquilosados formatos de la televisión, la radio y los medios impresos.
Aunado a este nuevo escenario informativo, se sumó la incorporación del smartphone y la tablet, dos aparatos que posibilitaron la conexión a internet en cualquier sitio y la interacción de los usuarios con toda la información que a cada segundo se está subiendo.
Con la incorporación de este nuevo concepto de información y comunicación se tuvo la esperanza de contar con un recurso de información más confiable. La información en manos de todos así lo perfilaba o por lo menos la posibilitaba.
Para desgracia de los usuarios, poco duró esa esperanza. El uso faccioso de la información en estos medios comenzó a ser moneda corriente. Los fake news (noticias falsas), comenzaron a inundar los espacios de las redes sociales, haciendo manifiesto que la tan ansiada ética informativa se ha vuelto hasta ahora una simple ilusión, pues el nuevo recurso informativo manejado por la población, adolece de la fiabilidad que tanto exigió de los medios tradicionales.
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