En la historia de las ciudades también se encuentra la historia de México: En su evolución o retroceso, las ciudades mexicanas presentan los rasgos de lo hoy somos.

Todas las ciudades tienen algo que contar. Un buen ejemplo para contar una historia, es Acapulco.

“Acuérdate de Acapulco” decía una inolvidable canción de Agustín Lara, dedicada a María Félix. Acuérdate de lo que era Acapulco o que te lo cuenten tus mayores, porque difícilmente hoy lo verás de esa manera tan idílica.

Hoy Acapulco ya no es sinónimo del glamour y el jet set, del medio Hollywood paseando por la Costera. Ese Acapulco se murió o, más bien, lo mataron las autoridades sin visión ni responsabilidad.

La muerte fue lenta, a golpes de pequeñas decisiones y negligencias cotidianas. Un permiso ilegal de construcción aquí, la tolerancia a una invasión de tierras allá. Hoy un edificio de 20 pisos sobre la playa, mañana una corruptela en la construcción del drenaje.

Pequeños atentados contra el territorio, contra la vista, contra el sentido común, contra el espacio público y el medio ambiente. Nada muy grande en lo individual, pero con efectos acumulados gigantescos.

Entre 1980 y 2010, la población del puerto más que se duplicó, de 409 mil a 863 mil habitantes. La mancha urbana creció aún más, multiplicándose casi por diez, rebasando los contornos de la bahía, montándose en los cerros, hundiéndose en los cauces de los ríos. En este entorno, la delincuencia sentó sus reales.

Así empieza el análisis que hace el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) en la publicación del Índice de Competitividad Urbana 2014. Es una historia de Acapulco, pero también es una historia similar que se presenta en la evolución de muchas ciudades mexicanas.

De ahí la importancia del Índice de Competitividad Urbana que elabora el IMCO, en el cual se analizan las condiciones que presentan las 78 ciudades más importantes del país a través de 90 indicadores sobre el entorno económico y la calidad de vida de sus habitantes.

Según el Índice de Competitividad Urbana 2014, las mejores ciudades que presentan mejores condiciones económicas y calidad de vida en México son las siguientes: 1).- Valle de México; 2).- Los Cabos; 3).- Querétaro; 4).- Monterrey; 5).- Cancún; 6).- La Paz, 7).- Saltillo; 8).- Guadalajara, 9).- Chihuahua; 10).- Hermosillo; 11).- Aguascalientes; 12) Campeche y; 13) Puerto Vallarta.

Son las 13 ciudades de México que presentan la más más alta competitividad, las que tienen en promedio mayores niveles de ingreso, mayor inversión per cápita y un mayor acervo de talento.

No de extrañarse que el Valle de México presente los mejores resultados del Índice de Competitividad Urbana 2014. Así ha sido tradicionalmente, en virtud de que en esta área se concentran las mayores inversiones del gobierno federal.

Así ha sido en el pasado. Se observa la misma tendencia en el presente y probablemente, así será también en el futuro. Es el reflejo del desarrollo desigual mexicano, provocado por el centralismo gubernamental.

El Valle de México tiene más universidades reconocidas globalmente que cualquier otra ciudad en el país. Su economía es la más diversificada y genera los más importantes vínculos comerciales con Norteamérica, Latinoamérica y el resto del mundo.

Desde el punto de vista de la atracción del talento, el Valle de México cuenta con una enorme oferta laboral, educativa, cultural y recreativa que en buena medida compensa sus puntos débiles como la mala movilidad urbana, la inseguridad y la contaminación.

Tuxtla Gutiérrez, la ciudad donde he vivido toda la vida, se encuentra en el lugar número 41, en el nivel “media baja” del Índice de Competitividad Urbana 2014. Tapachula, la otra ciudad importante de Chiapas, se ubicó en el lugar número 69, en el nivel “bajo”. Ambas ciudades chiapanecas no están catalogadas como las más óptimas para vivir.

Es una realidad que lastima y pega en el hígado a todos los chiapanecos, pero no es un resultado que nos extrañe porque, lamentablemente, no hemos tenido gobiernos con una visión de cambio verdadero, especialmente, durante los últimos tres gobiernos municipales anteriores y el actual.

El maquillaje es una tendencia en Chiapas. Todo es superficial, superfluo, sin utilidad verdadera, salvo aquello que genera votos y simpatizantes al partido en el poder.

No es una situación nueva en Chiapas. Así ha sido casi siempre. Lamentablemente.

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