Guillermo Robles Ramírez

Hay que estar en sintonía con el agua

Por Guillermo Robles Ramírez

            La última semana de agosto se celebra la Semana Mundial del Agua. Algo que seguramente usted no sabía o algo que en nuestro país se ha dejado a un lado. Al menos por parte de nuestras autoridades o mucho más para la población no hace eco esta celebración porque cada vez es mucho mayor la ausencia de este vital líquido para poder darle cobertura no solamente a la población, sino también todo aquello que depende de ello como la ganadería y agricultura.

            Nos ensimismamos mucho en la preocupación en que no falte en nuestros hogares o lugares de trabajo, así como en el campo y por parte de las autoridades municipales, así como aquellas que están trabajando en combinación entre empresa privada y ayuntamiento en resolver o atender las fallas, quejas, y cobertura a la población como para estar conmemorando la Semana Mundial del Agua.

            Pero más allá de esto otro de los grandes problemas que presentan; no solamente las grandes ciudades industrializados o potencias mundiales, es la contaminación en los ríos y arroyos causados por las aguas residuales.

             Y es que hay necesidad de entender que toda el agua que ha sido utilizada incluyendo el de los hogares que son desviadas por tubería, pero al final tienen el mismo trayecto de descarga que el de las fábricas.

            Su composición tanto orgánicas e inorgánicas son sustancias potencialmente dañinas para la salud humana en caso de que se consuma o en su defecto utilizase para el aseo o cocción de alimentos, pero si éstas son liberadas en los ríos cercana a nuestras comunidades son los principales causantes de enfermedades como el cólera y la diarrea que pueden llegar hasta sangrados.

            Para la mayoría de la población que vive en zonas urbanas es difícil imaginarse o mucho menos el cuestionarse el destino final de aquella agua que se utilizó.

            Los únicos que si están conscientes en dónde termina esa agua son aquellas viviendas que se encuentran cercano a los arroyos o ríos puesto que sus fétidos olores no pasan desapercibidos.

            Lo mismo sucede con aquellos pobladores o familias que habitan cercano a los ríos en donde la industria arroja sus desechos tóxicos siendo los que más dañan por ser materiales de desecho como ácidos, metales tóxicos, aceite, grasa, colorantes, hasta materiales radiactivos entre otros.

            Precisamente estas fábricas son los más que abusones, sino sinvergüenzas porque aún sabiendo el daño que hacen con la contaminación de aguas de ríos, mares y océanos, piensan que son los únicos, pero de poco a poquito y sumándolos son muchos los metros cúbicos o toneladas según el caso de contaminantes.

            El principal problema que se tiene sobre este tema es que no se cuentan con plantas tratadoras de aguas residuales que además de optimizar el uso del vital líquido también sirve para prevenir enfermedades, además de la protección del medio ambiente.

            Es por eso que es urgente las diferentes cabeceras municipales del país en conjunto con sus congresos estatales saquen un Reglamento Municipal de Descargas de Aguas Residuales teniendo como finalidad el mantener un control de las descargas de aguas residuales industriales y domésticas, para así evitar contaminación. En la mayoría de las ocasiones son insuficientes aquellos reglamentos obsoletos o carente de normas siendo necesario el buscar leyes y mecanismos de regulación para la ejecución de las mismas. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018) www.intersip.org

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