¡…Guerra de papel…! Un PRD perdido… en evidente vías de extinción

Lo cierto es que el Partido Revolucionario Institucional sigue siendo el padre de todos los institutos políticos en México.

Las acciones de cada uno de ellos, se obedece a certámenes históricos que si bien parecieran hasta considerarlos como un ingrediente histrionismo del quehacer político, el Revolucionario Institucional siempre ha marcado la línea política para el desarrollo de toda la nación y para todos los partidos políticos, porque aun teniendo su tesis que para muchos es arcaico, esas facciones no ofrecen garantías.

Lo que está sucediendo en el Partido de la Revolución Democrática no solo es una desgracia, sino una preocupación para todos los amarillos, porque no cuentan con un capital humano que los abandere un auténtico líder como lo fue el ex priista resentido Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

Agustín Basave, como si se tratara de un laboratorio, ha tenido la iniciativa y el lujo de presentar por enésima ocasión su dimisión por desacuerdos; no obstante de ello, se ha atrincherado en la sede nacional de la calle de Monterrey, 50.

Todo conlleva a conflictos de intereses, sobre todo porque el doctor Basave Benítez puso su renuncia sobre la mesa al cargo como líder del PRD ante la negativa de las corrientes perredistas para aceptar la alianza entre la derecha y la izquierda, es decir, PAN-PRD, en los comicios de los estados de Puebla y Veracruz.

El amigo Basave abandonó la tarde pasada la reunión de las corrientes en la que se discuten las alianzas electorales con el Partido Acción Nacional (PAN) y puso su renuncia ante la falta de acuerdos, de acuerdo con fuentes del partido.

Esta es la segunda vez que renuncia en los últimos 15 días. Basave lleva al frente del Sol Azteca poco más de dos meses.

Fuentes del partido detallaron que la negativa de las corrientes perredistas para aceptar la alianza con el PAN en los estados de Puebla y Veracruz fue el detonante de la decisión de Basave.

Precisaron que Basave estaba en el hotel Sevilla Palace, reunido con las corrientes, y al no llegar a acuerdos sobre las alianzas, el ex priista  les volvió a decir que él renunciaba, pero hasta el momento su decisión no se ha hecho oficial porque no lo ha presentado ante Ángel Ávila, presidente de la mesa directiva del consejo nacional perredista.

Las ocho alianzas con el Partido Acción Nacional que pactó Agustín Basave se convirtieron en la última manzana de la discordia, pero no es la única.

A casi dos meses de iniciada su gestión, Basave ha amagado de mandar al carajo a todas esas facciones para ya no enfrentar, de forma desgastante, a las tribus que dirigen esa fuerza política, que desde su fundación ha caminado sin timón, convirtiéndose en un dolor de cabeza para la sociedad.

Distintas fuentes al interior del Sol Azteca dijeron a que el principal opositor a las alianzas con el PAN es Héctor Bautista López, líder de una de las corrientes o “tribus” más fuertes al interior de la fuerza política, Alternativa Democrática Nacional (ADN).

Agustín Basave sabe que la problemática tiene vinculaciones complicadas. En declaraciones radiofónicas, revelaba que el PRD dialoga para llegar a un consenso en el tema.

Dijo que en el caso de Puebla, una posible alianza con el PAN es casi imposible porque su gobernador, Rafael Moreno Valle Rosas, es señalado por perredistas como “represor”.

Agustín Basave fue electo presidente nacional el 7 de noviembre de 2015 con una mayoría avasalladora de Consejeros sobre los otros aspirantes.

Con anterioridad a la elección interna perredista, “Los Chuchos” o Nueva Izquierda (NI), tribu liderada por Jesús Ortega Martínez; y ADN, apoyaron su candidatura y no sólo eso, apoyaron el cambio de los estatutos del partido para que un nuevo militante pudiera aspirar a presidir al PRD. Fue una designación auténticamente institucional, porque habrá que apuntar que el PRD sigue pensando con los pies y no con la cabeza.

En esas condiciones llegó Agustín Basave en sustitución del izquierdista  Carlos Navarrete Ruiz.

Los perredistas argumentaron que el perfil del entonces aspirante era el mejor, pues “no pertenecía a ninguna corriente” y podría darle nuevos aires a la fuerza política sumida en una crisis a partir de la firma del Pacto por México, promovido por el Presidente de México Enrique Peña Nieto, y de la desaparición de los 43 normalistas en Iguala.

Las reacciones se presentaron y, como siempre, rondó el fantasma pejista de la crispación y la recalcitrante división interna en un partido desordenado.

Basave viene de una escuela política única en México, sabe que muy al interior tiene la consigna de debilitar a los amarillos que se hallan en vías de extinción, según actores políticos; llegó para “tirarles línea” a todos esos neo-políticos, para que conozcan cómo deben ejecutarse acciones políticas, y no andar jugándole al politiquito.

Si bien Basave fue electo para ser presidente del PRD hasta 2017, la principal encomienda del nuevo dirigente son las elecciones de este año y Basave recibió de los perredistas la libertad de pactar alianzas y de echar andar su estrategia para posicionar al partido este año en los 13 estados.

La sociedad bien conoce que el PRI, el padre de todos los partidos políticos, es el que sigue ordenando qué hacer en las tareas legislativas. “bajita la mano” tiene operadores en todo el sistema tanto político, legislativo, judicial y el ejecutivo. No es ninguna instancia que se parezca a cualquier facción.

De acuerdo con el ex diputado federal por el PRD, Fernando Belaunzarán Méndez, Basave hizo efectiva esa encomienda y planeó aliarse con el PAN en ocho entidades, con la finalidad de aparentar una polarización con el PRI, y establecer un status presuntamente débil.

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