Fuerzas Especiales de Estados Unidos en Iraq, ¿una misión imposible?

La Habana (PL) Estados Unidos apuesta una vez más, ahora en Iraq, por el empleo de las Fuerzas de Operaciones Especiales (FOE) como punta de lanza de sus intervenciones en ultramar, pero esta vez parece una misión imposible, advierten especialistas.
Los casi 300 integrantes de las FOE que fueron enviados por el presidente Barack Obama a la nación árabe formarán grupos de evaluación para valorar la situación e incrementar las capacidades de las fuerzas iraquíes en su lucha contra el Ejército Islámico de Iraq y el Levante (EIIL).
Las FOE están integradas por unidades élites del Ejército, la Infantería de Marina, la Armada y la Fuerza Aérea norteamericanas, subordinadas al Comando Conjunto de Operaciones Especiales del Pentágono, cuya jefatura está en MacDill, estado de Florida.
Según el vocero del Pentágono, contralmirante John Kirby, estos equipos de trabajo en territorio iraquí «serán factores claves en la obtención de datos de inteligencia sobre las acciones e intenciones del EIIL».
Estos primeros asesores evaluarán las probables misiones y posible tiempo de permanencia de otros grupos similares, que serían enviados a Iraq en las próximas semanas.
El primer grupo que comenzó a prestar servicios forma parte del personal que ya laboraba en la Oficina de Cooperación de Seguridad de la embajada estadounidense en Bagdad, pero los demás llegaron desde Afganistán, Bahrein, Egipto, Jordania, Kuwait y otros países.
Estos integrantes de las FOE se desplegaron en equipos de 12 elementos cada uno para asesorar a los centros de mando de las fuerzas armadas iraquíes y a las jefaturas de brigadas de infantería que defienden la capital del país.
Su misión también será sugerir el envío de nuevas tropas norteamericanas para restaurar la estabilidad en el país, que está en situación precaria desde mucho antes de la retirada de las unidades estadounidenses en 2011.
Pero la tarea de estos integrantes de las FOE no es nada fácil, debido a lo que el diario The Washington Post calificó el 23 de junio pasado como «el deterioro moral y físico de las fuerzas armadas iraquíes».
Varios especialistas en temas de seguridad señalaron al periódico que decenas de miles de oficiales y soldados de esa nación árabe han abandonado sus unidades, por lo que la institución armada enfrenta un «colapso psicológico» ante el avance del EIIL.
El nivel de desesperación es tan alto que el primer ministro Nouri al-Maliki utiliza los servicios de voluntarios, quienes en algunos casos reciben apenas una semana de entrenamiento antes de participar en la protección del territorio cada vez más pequeño bajo control del Gobierno, añade el Post.
Entretanto, según señala un artículo reciente del diario Stars and Stripes, las fuerzas de seguridad iraquíes tienen más de medio millón de hombres y existen pocas posibilidades de que la limitada asesoría norteamericana tenga un impacto significativo en su preparación.
Por otra parte, varios exmiembros de las FOE que combatieron en años recientes en Iraq advirtieron al sitio digital The Daily Beast, el 25 de junio, que los asesores enviados por Obama tienen ante sí «una misión imposible».
Aunque las FOE son tropas élites, «el hecho de enviarlas a Iraq sin un objetivo claro no proporcionará un buen resultado», añaden dichos especialistas.
En esencia, uno de los problemas claves radica en que la Casa Blanca no explica claramente cuál es la tarea de estos asesores y solo señala de forma vaga que actuarán como consejeros de su contraparte iraquí.
Los veteranos de las FOE que hablaron con The Daily Beast expresaron su escepticismo sobre lo que en realidad estos militares pudieran aportar en la lucha contra la insurgencia.
«Esto no es una medida buena ni mala, simplemente no es nada, no sabemos qué van a hacer ellos para evitar la toma de Bagdad por las fuerzas insurgentes», dijo uno de los veteranos -cuya identidad no fue revelada- que también fue oficial de la CIA.
La fuente añadió que lo único que pudieran hacer estos militares con cierta efectividad es actuar como indicadores de los blancos que debe batir la aviación estadounidense y para ello disponen de una moderna tecnología de espionaje y comunicaciones.
Cada uno de estos «grupos de evaluación mejorados», como los califica el Pentágono, está dirigido por un teniente coronel e integrado por elementos con experiencia combativa diversa, quienes durante unas tres semanas evaluarán las capacidades de la contraparte iraquí y luego emitirán un informe al respecto.
Cuatro equipos adicionales de asesores con 50 efectivos de las FOE arribaron el 26 de junio a Bagdad, lo que elevó a 90 el número total presente en territorio iraquí.
Otros 90 integrantes de estas fuerzas abrieron en esa fecha un centro de operaciones conjuntas (COC) para ayudar a las fuerzas de seguridad locales en la dirección de las acciones contrainsurgentes.
La tarea principal del COC es proporcionar capacidades de mando, control e inteligencia a los militares estadounidenses que ya están en el terreno y servirá además como un centro de consolidación y análisis centralizado de los datos obtenidos por diversas fuentes, informó el Pentágono el 26 de junio pasado.
Toda esta operación, que aún no ha recibido un nombre codificado, estará supervisada por el mayor general Dana Pittard, oficial que para esta misión fue designado como jefe del Componente Terrestre de las Fuerzas de Estados Unidos en Iraq.
Por otra parte expertos militares advierten que una eventual complicación de la situación de seguridad en la embajada estadounidense en Bagdad y de las FOE presentes en la capital, podría obligar al Pentágono a enviar refuerzos para proteger sus unidades y evitar el descalabro del Gobierno local.
Esto provocaría una escalada en las acciones y la introducción en combate por vía aérea de efectivos basificados en áreas relativamente cercanas a Iraq, como es el caso de los más de 500 infantes de marina que están a bordo del buque anfibio USS Mesa Verde, actualmente en el Golfo Pérsico.
Por todo esto, algunos expertos advierten que si la situación continúa deteriorándose, la llegada de los asesores de las FOE a territorio iraquí puede convertirse en el preludio de una nueva intervención estadounidense, que aunque de menor envergadura, pondría en un nuevo aprieto a la Casa Blanca.

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