Falta valor civil

Por Guillermo Robles Ramírez
Las responsabilidades para combatir las dolencias más fuertes de nuestras ciudades, deben ser compartidas y éstas no corresponden exclusivamente a las autoridades, sino a los ciudadanos en general que estamos obligados a participar y ser corresponsables.

Y, la única forma de participar, es denunciando aquellos ilícitos,  circunstancias o situaciones en donde observemos irregularidades o la posibilidad de que exista un probable delito, coadyuvando así para avanzar en el combate contra la delincuencia cualquiera que sea su nivel.

Mucha de la cultura de no denunciar es por falta de valor civil, por temor al qué dirán o a probables represalias, pero mientras no haya esa cultura, lamentablemente no será mucho lo que podamos caminar hacia adelante y superar problemas cuya solución está en nuestras propias manos.

Esto ocurre directamente en la denuncia que los ciudadanos debemos hacer cuando se nos afecta, pero que no hacemos y en consecuencia  quien nos perjudica se libra de una buena encerrona en la prisión o también la “libra” con una modesta y cómoda fianza que se reduce a simples y unos cuantos pesos que invitan a seguir robando, defraudando, etc.

Un ejemplo claro y que cada vez se agrava, es el robo de alambre de cobre, pues se ha llegado al grado de que ya no se hurta el que se utiliza para los sistemas eléctricos, sino también el que contienen los medidores de agua, ferreteras, casas abandonadas ya se por cortos o largos periodos, escuelas, empresas, fabricas, entre otros lugares inimaginables para quienes no nos dedicamos al robo de cobre.

Sin embargo, mientras el robo de alambre u objetos de cobre crece sin cuartel, es cada vez menos aquella gente que desee denunciar, aunque sepa que de su reporte en las oficinas de las fiscalías, ministerios públicos de cada localidad y entidad federativas,  depende se reduzca este tipo de delitos.

Las denuncias ciudadanas abundan a través de los medios de comunicación, pero el delito de robo hay que consignarlo ante las autoridades locales, estales y federales, porque de otra manera no hay forma de combatirlo.  Y lo mismo se debe de denunciar para quienes compran el cobre robado, ya que en la medida que exista demanda, el aumento de los robos crecen de la misma manera.

Hay grupos de vecinos a quienes se les pide formalicen la denuncia y se “echan para atrás” y optan “mejor por dejar las cosas como estaban”, externando su temor a represalias por los delincuentes, pese a que se les dan garantía y seguridad de que eso no sucederá.

Así, con esas actitudes de no colaborar para que se ejerza la ley sobre los delincuentes, es un hecho que no vamos a llegar a ninguna parte y que seguiremos siendo rehenes de los malandros y rateros.

Si deseamos en verdad acabar con la delincuencia o al menos reducirla y bajarla a otro nivel, es conveniente denunciar los hechos. Por lo pronto, tendremos lo que queremos: que los rateros sigan haciendo de las suyas, total, no hay valor civil para denunciarlos. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org

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