Etiología de la corrupción

Por Arom Leamsi

La corrupción es una palabra muy conocida y, hoy, está en boca de todos, gracias a la difusión masiva a través de los videos y noticias, de los usos y costumbres que practican una gran mayoría de legisladores del «antiguo», pero también del «nuevo» PRI; y como ya vimos, también estos usos se toleran entre los militantes del PAN. Pero a nadie le extrañaría si se nos confirmara que nuestra sospecha, fundada en buenas razones, de que la corrupción es una práctica generalizada en todos los partidos políticos de nuestro país.

Popularmente, lo más común es entender a la corrupción, desde el punto de vista ético o moral. La corrupción se percibe, entre la mayoría de los miembros de nuestra sociedad, como una lacra, como un crimen. Razón ésta más que suficiente, para tratar el tema de la corrupción desde planteamientos éticos y morales, sin que con ello se agote el tema. Existen otras perspectivas que nos ayudan a explicar y entender las causas de la corrupción.

Todos hemos escuchado aquello que, durante el PRIATO, se permitía robar, pero no excesivamente, es más, hubo un ex alcalde nayarita, que lo reconoció públicamente. «Si robé, poquito, porque estaba yo bien pobre, poquito, le di una rasuradita, …». Total, que el hecho de que un funcionario público robe poquito, no afecta a la colectividad, no permea a la sociedad, porque el corrupto es el funcionario, no la sociedad. La militancia de los partidos queda inmune a la corrupción de sus representantes o sus dirigentes.

En el colectivo, se cree que la corrupción es propia de algunos funcionarios, no de los militantes de los partidos o de los ciudadanos, la corrupción no es culpa de la Democracia; la Sociedad es incorruptible, es decir, se pretende dar por cierto el principio que enuncia que «la sociedad no puede delinquir». Así es cómo hemos escuchado a funcionarios, que en pláticas de amigos, justifican la corrupción, aduciendo que ésta, estabiliza y agiliza el funcionamiento de la Administración Pública.

Y bueno, ya hemos visto que la corrupción también ayuda a ganar votos para aprobar Reformas Legislativas. Yo sostengo la tesis de que todos conocemos a uno de estos funcionarios, que directa o indirectamente, han defendido y justificado los sobornos que han aceptado; la corrupción no la ven como un mal radical, sino más bien como un mal necesario, aunque desde la perspectiva ética no tenga ninguna justificación. Dadas así las cosas ¿Cuáles son las causas de la corrupción? ¿Por qué se ha convertido una pandemia en nuestra sociedad?

“Quien vota a los corruptos los legitima, los justifica y es tan responsable como ellos.”

JULIO ANGUITA

Las causas que más nos afectan en el problema de la corrupción, a mi juicio, no son psicológica, ni económicas, ni éticas, ni estéticas, pues estas también se contagian de la corrupción. Dado que la corrupción permea muchos ámbitos de la cultura, las causas no se encontrarán exclusivamente en alguna de ellas. Si queremos hallar las verdaderas causas, hay que tener presente, qué es lo malo que tienen de común todas estas categorías sociales, y esto malo que tengan en común, serán las causas de la enfermedad de la corrupción.

En nuestra cultura, de tradición Cristiana, el problema de la corrupción se ha analizado por lo menos, desde la época de San Agustín. Para Agustín de Hipona, la corrupción no se manifiesta sólo en los cuerpos humanos, pues también hay corrupción incorpórea. En su teoría, propone que el problema de la corrupción empieza con los Ángeles, quienes debido a su pecado de soberbia, fueron arrojados a los infiernos. Uno de estos Ángeles caídos, a su vez, corrompió a Adán y Eva, llevando la corrupción a toda la Humanidad.

En esta cosmovisión, la corrupción excede por completo al Cosmos, y el origen de la corrupción está en el pecado angélico, permeando a toda la humanidad, a través de Adán y Eva, con el llamado pecado original. Esta explicación mítica, por analogía, funciona como un modelo que permite explicar y entender, metafíscamente, cómo es que la corrupción de los funcionarios públicos, no es más que un reflejo del estado de corrupción general en que se encuentra nuestra sociedad.

Lo cierto es que en toda corrupción implica un sustrato que se corrompe. En el caso de una sociedad, estos sustratos son grupos humanos: Partidos Políticos, Sindicatos, Iglesias, Sociedades de todo tipo o individuos, los que se corrompen. En una sociedad política, estos grupos se encuentran relacionados algunos con otros, pero no todos entre sí, y ninguno de ellos está por completo aislado y todos se codeterminan. Esta vinculación entre agrupaciones e instituciones, nos permite entender cómo es que a través de las llamadas corrupciones endógena y exógena, se van corrompiendo, en mayor o menor medida, algunas o casi todas las instituciones sociales.

Una institución aislada, por sí misma es incorruptible, pues al estar aislada tendería a mantener su status. La corrupción no es endógena. Cuando hay corrupción, ésta es por causas externas, es decir, es necesariamente exógena. En pocas palabras, la corrupción afecta a áreas muy limitadas, a instituciones muy localizadas que están organizadas en varias partes, en varios estratos y que en su actuar cotidiano, en su contacto con otras instituciones que le rodean, llegan a un estado de desequilibrio. Este desequilibrio podría ser el origen de la corrupción.

De lo que no existe duda, es que la mayor fuente de corrupción de una sociedad son sus ciudadanos y no sus funcionarios. La corrupción de los ciudadanos está expresada por su ignorancia. Los niveles de ignorancia, y por tanto de corrupción de una sociedad, se pueden medir por la calidad de la educación que se imparte en sus escuelas públicas. Y la calidad de la enseñanza pública se mide por la calidad de los conocimientos de sus ciudadanos. En una sociedad en la que los saberes de sus ciudadanos son pobres, que no tienen conocimientos básicos de su historia, de la  geografía de su país, que no sabe utilizar a su favor las nuevas tecnologías, que se les engaña fácilmente con falsas noticias porque les da lo mismo Juana que Chana, es una sociedad que está tanto o más corrupta, que el nivel de corrupción que se ve, todos los días, en los sobornos de sus políticos de profesión.

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