Embarazos tempranos no dan tregua en Hidalgo
Cimacnoticias | Valle del Mezquital, Hgo.- 10/11/2014
En el atrio de la iglesia de Ixmiquilpan, una de los principales municipios del Valle del Mezquital (región sureña del estado de Hidalgo), cuatro parejas de no más de 16 años de edad caminan de la mano, se abrazan y se besan.
Meses atrás, Mariela y Jesús, ambos de 15 años y originarios del municipio de El Cardonal, caminaban así cuando eran estudiantes. Ahora, ambos dejaron la escuela porque ella presenta un embarazo. Él ya es jornalero y en cuanto sea padre, en un mes, se irá a Estados Unidos para, según dice, “ver por Mariela”.
Ambos conocen el condón, pero no usaron ningún anticonceptivo porque no creyeron que “les pasara a ellos o al menos no en la primera vez”.
De acuerdo con el Inegi, la proporción de adolescentes en Hidalgo que iniciaron su vida sexual es de 20.4 por ciento; de ese grupo, 39.07 por ciento de las mujeres no utilizaron ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual.
Del total de las adolescentes (de 12 a 19 años) que tuvieron relaciones sexuales, tres de cada cinco han estado embarazadas alguna vez.
Griselda Arroyo, coordinadora de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos (Ddeser) en el Valle del Mezquital, asegura que las y los adolescentes inician su vida sexual antes de los 19 años, pero lo hacen sin información ni anticonceptivos, porque el tema no se aborda en los hogares, en la escuela, ni en las instituciones.
La psicóloga y promotora de derechos sexuales y reproductivos critica que la calidad los servicios de salud sexual y reproductiva es deficiente, que falte educación sexual con un enfoque de derechos, y que las prácticas culturales en las comunidades restrinjan el acceso a la información sobre anticonceptivos.
En las comunidades indígenas las mujeres tienen claro que la juventud es una etapa que habrá de terminarse en pocos años porque en el proceso de crecimiento “lo que sigue es formar a una familia”, dice Irma, indígena de 14 años que vive en la localidad de San Nicolás, en Ixmiquilpan. Ella sabe que es joven porque, dice, aún no es madre.
En Hidalgo el 17 por ciento de la población adolescente presenta un embarazo, y la demanda insatisfecha de anticonceptivos para mujeres es de 12.6 por ciento, tres puntos arriba de la media nacional, que es de 9.8, según la Encuesta Nacional de Dinámica Demográfica 2009.
Como una estrategia para hacer frente a las uniones tempranas y los embarazos en adolescentes, Areli, de 20 años; Maciel (21), y Eduardo (19) se convirtieron en promotores de derechos sexuales y reproductivos en el Valle del Mezquital para impartir talleres en escuelas, dar información en plazas públicas, y participar en obras de teatro.
FISCALIZACIÓN
Pese a que el Valle está integrado por siete comunidades otomíes, los mensajes de difusión sobre salud sexual y reproductiva no están en esta lengua. A esto se suma que Hidalgo cuenta con escasas estrategias de información, pues las y los usuarios de los centros de salud afirman no ser invitados a pláticas o talleres sobre estos temas, ni tener información al respecto.
Así lo demuestra el “Monitoreo de la Instrumentación del Programa de Acción Específico de Salud Sexual y Reproductiva para Adolescentes (PASSRA) 2007-2012”, que realizó en 2012 el Grupo de Información en Reproducción Elegida, Católicas por el Derecho a Decidir, Ddeser y otros grupos civiles.
A modo de fiscalización, las y los promotores jóvenes de Hidalgo simularon ser usuarios de las Unidades Médicas Rurales para observar la calidad del servicio para adolescentes.
Los resultados arrojaron que los 24 “Servicios Amigables” –instancias especializadas en la atención de adolescentes y jóvenes en salud sexual y reproductiva– sólo están en cuatro de 13 jurisdicciones (Huichapan, Tulancingo, Pachuca y Apan).
El presupuesto total asignado al estado para la implementación del PASSRA es el más bajo en comparación con las otras entidades observadas, pues mientras Guerrero obtuvo 12 millones 454 mil 361 pesos de 2008 a 2012, Hidalgo sólo alcanzó 3 millones 748 mil 705 pesos en el mismo periodo.
Las y los usuarios simulados señalaron que en su visita a las unidades se les informó sobre el condón masculino, dispositivo intrauterino, implantes, parches y en menor medida sobre la pastilla de anticoncepción de emergencia, pero dejaron fuera las inyecciones.
Sólo 50 por ciento recibió explicación sobre el uso del condón; 60 por ciento recibió orientación sobre los métodos “más adecuados”, y, en promedio, recibieron sólo cinco condones por visita.
A pesar de que la fiscalización fue hace dos años, en las unidades de salud persisten las fallas.
Etzuli Mejía, coordinadora de los Centros de Atención Rural al Adolescente (CARAs) en Ixmiquilpan, que dependen de la Secretaría de Salud, señala que detectó que las y los adolescentes están iniciando su vida sexual por “curiosidad”.
Agrega que el IMSS capacitó a 20 jóvenes líderes que promueven la salud sexual y reproductiva en Ixmiquilpan, y además cuentan con consultas privadas, talleres y una “amplia reserva” de materiales y documentos informativos que las y los jóvenes pueden consultar.
La funcionaria informa que la principal problemática de embarazos en adolescentes se concentra en las comunidades más lejanas a las cabeceras municipales de la región, ya que la Clínica 33, ubicada en Ixmiquilpan, atiende “muchos” embarazos de menores de 14 años que habitan esas localidades.
Sin embargo –acepta– los programas de difusión que están a su cargo no alcanzan a cubrir esas zonas, porque “son lejanas y de difícil acceso.”
En la Clínica 33 del IMSS, en el registro de visitantes podía leerse consecutivamente la inscripción de cuatro mujeres de 15, 18, 17 y 19 años que acudían a algún tipo de servicio prenatal. En contraste, el registro que había que llenarse para la adquisición de tres condones estaba repleto de nombres masculinos, entre un rango de edad de 27 a 42 años.
Un médico rural en Capula, la localidad de Ixmiquilpan con mayor número de embarazos tempranos, observa que la promoción de derechos sexuales y reproductivos a través de los CARAs es insuficiente, ya que muchas veces las y los jóvenes no acuden y muestran mucho desinterés por la información que ahí reciben.
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