El sendero de los iluminados: Paradigmas dogmáticos

Por Alan Prado

La condición humana se encuentra inmersa en una dialéctica de sumisión implícita a los paradigmas dogmáticos y las estructuras de poder que perpetúan la ilusión de una realidad objetiva. Sin embargo, la verdadera libertad y la autenticidad solo pueden ser alcanzadas cuando el individuo se despoja de las influencias externas y se conecta con su propia esencia intrínseca y valores ontológicos.

La búsqueda de la verdad y la sabiduría requiere una introspección profunda y una crítica radical de las creencias y suposiciones que nos han sido inculcadas. Debemos cuestionar la autoridad de aquellos que buscan controlar y manipular nuestra percepción de la realidad, y reconocer la importancia de la autonomía y la autoconciencia en la construcción de nuestra identidad.

Es un camino que nos invita a cuestionar la autoridad y a buscar la verdad por nosotros mismos. Es un camino que nos lleva a descubrir nuestra propia esencia intrínseca y valores ontológicos, y a conectarnos con la realidad última y la esencia divina que nos habita.

Si tus defensas son tus principios éticos en esta narrativa, ten presente que todas las normas morales que existen en tu pensamiento no son propiedad tuya, no te corresponden. La inmensa mayoría ha sido impuesta y respaldada por quienes te dominan. 

Sí, esos que te hacen experimentar el odio de la forma que desean, que definen tus métodos de sentir, amar, pensar y creer, hasta donde tu autoconfianza moral y ética te lleva a considerarte una buena persona. 

¿Realmente crees que tus acciones cotidianas contribuyen a mejorar este mundo para las generaciones futuras? 

Cada uno de nosotros influye en el mundo que habitamos, pero lo hacemos en beneficio de los malvados con trajes formales.

《Hemos caído y seguimos cayendo repetidamente》. 

Mil años después, seguimos permitiendo que la dulzura de la vida nos embriague con las promesas de otros mundos.

《Persistimos en alimentarnos de la misma fruta prohibida》.

Continuamos vislumbrando ángeles cuando, en realidad, son demonios en forma humana.

Lo más alarmante es que, en el fondo, somos conscientes de ello. Sabemos todo lo necesario para convencernos de que poseemos todo el conocimiento, y aun así seguimos cayendo sin una aparente gravedad positiva.

Hacia este abismo oscuro, donde vislumbramos una luz, un destello que solo señala el camino a la ruina. Nos guía al final del trayecto, a la última estación, el nihilismo y la descomposición y el absurdo. 

《Para mí, la muerte del pensamiento libre comenzó con la noción de Dios》.

Sí, su único propósito es la sobrevivencia del mal, de todo lo antiético. Porque sin esta influencia, el ser humano sería un ente libre, un ser racional y coherente, un ser moralmente íntegro.

El anhelo y la determinación son primordiales. Nunca imploren como limosneros, permitiendo que sus anhelos sean reflejo del deseo de quienes realmente son, así todo se logra. 

Solo al valiente, a aquel que no teme a los sacrificios y a las dificultades, al que es indiferente ante las opiniones ajenas, y al que sostiene su meta inquebrantable en su pensamiento, sin importar si el trayecto presenta logros o fracasos; solo a esa persona se le mostraran todos los secretos. 

La verdadera iluminación solo puede ser alcanzada cuando nos liberamos de las cadenas de la ignorancia y la ilusión, y nos conectamos con la realidad última y la esencia divina que nos habita. Esto requiere una transformación profunda de nuestra conciencia y una reevaluación de nuestros valores y creencias, permitiéndonos acceder a una comprensión más profunda de la existencia y nuestro lugar en ella.

La auténtica sabiduría y la verdadera libertad solo pueden ser alcanzadas cuando nos atrevemos a cuestionar la autoridad y a buscar la verdad por nosotros mismos. Debemos ser valientes y persistentes en nuestra búsqueda de la iluminación, y no permitir que las influencias externas nos distraigan de nuestro camino hacia la autenticidad y la realización personal.

En este sentido, es fundamental reconocer que la verdadera libertad y la autenticidad no pueden ser impuestas desde fuera, sino que deben ser alcanzadas a través de un proceso de introspección y autoconocimiento.

Debemos ser conscientes de que la realidad que nos rodea es una construcción social y cultural, y que nuestra percepción de la realidad está condicionada por nuestras creencias y suposiciones.

Por lo tanto, es fundamental cuestionar la autoridad y buscar la verdad por nosotros mismos. Debemos ser valientes y persistentes en nuestra búsqueda de la iluminación, y no permitir que las influencias externas nos distraigan de nuestro camino hacia la autenticidad y la realización personal.

Alan Prado (AMEP 11:11).

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