El Sendero de los Iluminados: Éxodo de Amor

Por Alan Prado

Hoy te volví a ver y fue un encuentro tan tonto. En mi ilusión te quería ver así, como antes, como mi novia, mi mujer, como esas noches de amantes, quise encontrar tu amor, pero solo encontré mi derrota.  

Pensé que vería a aquella que me consentía por la noche hasta que calmaba mis preocupaciones y mis ganas de llorar, a esa voz que me decía que jamás dejaría de amarme, y que ahora me diría, que partir fue un error y ya. Te hablé de tantas cosas, que por ti yo quería cambiar, te conté tantos sueños, que juntos podríamos hacer realidad.  

Que también aportaras algo de tu parte, pero 

Tú mirabas por todas partes cuando yo solamente te miraba a ti. 

Tus respuestas simplemente invocaron el golpe final, que ya tienes muchos amigos, un nuevo trabajo, que estás viviendo esa vida que siempre quisiste alcanzar, que no sabes si me amas, pero que no sabes si regresar o seguir tu camino.  

Al darte el beso de despedida, casi al mismo tiempo comprendí, que besaba a una extraña, a alguien que nunca conocí y que tú ya no sentías nada, que yo en vano te busqué, me di cuenta que está muerta la mujer de mi vida. 

Diles que no somos nada,

diles que somos extraños,

que somos polos opuestos. 

¡Mienteles! ,

y cuando escuches mi nombre

no gires la mirada,

que nadie sepa que tú amor aún es mío.

y que solo somos nosotros a solas y felices,tú leyéndome entre líneas

y yo escribiendo para ti. 

Tú negándome y yo sintiéndote tan mía. 

Que nadie se entere

que somos como ángeles y demonios

y a solas somos uno,

tú mi dulce veneno y antídoto y yo tu terrible maldición. 

Lo más importante que poseemos es el ahora y para apreciarlo adecuadamente es necesario estar conscientemente elevado, la existencia y lo que realizas en ella es tan crucial para el equilibrio de todo, es tan funcional el individuo que pelea cada día por alcanzar lo que desea, como aquel que no lucha ni un solo día porque nada le interesa, ambos son esenciales para la evolución humana, una dualidad, dos extremos opuestos que pueden inspirarse mutuamente, el calor no es tan distinto al frío y tú indiferencia no es tan diferente a ese incomensurable y verdadero y calido Amor que siempre me diste. 

Reflexionemos sobre el destino, tal vez sobre la suerte, pero la verdad es que el mundo es demasiado diminuto para prometer no volver a encontrarse. Solo se dejan de ver aquellos que realmente lo anhelan. «

Nunca me imaginé que al mirarte me rescatarías!.

Alan Prado (AMEP 11:11).

Deja un comentario