Desafío: Los Montajes de AMLO

  • Los Montajes de AMLO
  • Rescatemos a México

Por Rafael Loret de Mola


Sé que AMLO es un calumniador. No necesito que me crean, están en su derecho de optar por una u otra versión, pero a mí ya no puede engañarme: cuando me llamó huachicolero y aseguró que mi hijo Carlos era dueño de acciones en el aeropuerto de Texcoco, en octubre de 2018 antes de asumir la Presidencia, dejó muy en claro que hablaba por hablar, sin prueba alguna, con el único objetivo de intentar desprestigiar a sus críticos y a cuántos se le opusieran.

Todo se lo inventó sobre los pies, deshonrando su investidura y bajo el supuesto de que su popularidad le alcanzaba para inventar cualquier tipo de historia y buscar con ello silenciar las denuncias o comentarios que no le resultaran favorables. Puede engañar a todos menos a quienes pretendió arrollar con sus mentiras sin bases y tan obvias como las que, seguramente, no se creyeron en Yucatán –en donde supuestamente me adjudican ser dueño de gasolineras cuando éstas pertenecen a un grupo llamado Lodemo en el que no tengo ninguna presencia-, y han sido reiterativas por órdenes del esbirro mayor, Jesús Ramírez Cuevas; pobrecito, porque los días corren y el precipicio se avizora para su jefe y para él.

Ahora ha salido en defensa de su hijo mayor, José Ramón, quien vive en Houston al lado de su flamante modelo y esposa Carolyn Adams, madre de los nietos de Andrés nacidos en USA y que deben ser el orgullo de su “nacionalismo” a ultranza; ni modo que diga que los partos de su nuera son también “un montaje”. Y no dudo que haya pensado en mencionarlo para insistir en su supuesta imagen de mesías tropical, como le llamó Krauze, ajeno a cualquier brote de nepotismo o frivolidad.

La vida de lujo de sus hijos, por las mismas está Andy el padre biológico del hijo pequeño de Claudia Sheinbaum, y Gonzalo, el más discreto, quienes se han hecho multimillonarios en los poco más de tres años de gestión de su padre; él alega que sus vástagos han tenido éxito con su empresa “Rocío” –el nombre de la madre de los juniors de la TTTT-, y que no influyen en su gobierno. Quizá por ello solo se responsabilizó por su hijo menor, el de Beatriz Gutiérrez Müller, Jesús “por ser menor de edad” como dijo.

Y hemos respetado esa última parte de su vida privada, la de su adolescente heredero, aun cuando no son pocas las ocasiones en las cuales se le ha visto beber más de la cuenta pese a que no ha cumplido la mayoría de edad. Por supuesto, la responsabilidad de ello recae en la primera dama quien dice que no es tal pero mete las narices en todo, sobre todo en los temas históricos por los cuales indujo al ridículo a su marido cuando llamó esposa de Juárez a Carmelita Romero Rubio, consorte del dictador Díaz. No fue oca cosa. Marta, Margarita y Beatriz forman el triángulo de los tsunamis del poder.

Por supuesto, el de los “otros datos” se inventó de inmediato que todo lo de su primogénito se debía a un “montaje” cuando es al revés a la vista de todos. ¿No se da cuenta que, cada vez, son menos sus incondicionales quienes sencillamente no pueden creer sus farsas a la vista de pruebas irrefutables? AMLO es un nepotista enfermo, acaso subconsciente pero igualmente perjudicial como lo fue otro López…Portillo.

Y podemos seguir, de la misma manera, el rastro de sus protegidos miembros del gabinete y de sus amigos gobernadores, como Cuitláhuac de Veracruz y la hija del violador de Guerrero y compadre de Andrés, al grado de ponerse a guerrear con Ricardo Monreal, de su partido, quien fue su ideólogo de cabecera hasta que prefirió distanciarse ante la obnubilación de su pasajero icono.

¡Ay, Andresito! Ya nos das pena. Es mejor que, de una vez, te alejes del Palacio Nacional que no es tu residencia sino tu plataforma para lanzar insidias bajo el fuego de tu poder. Repetimos lo que dijo un legislador al ex presidente de España, Felipe González: ¡Váyase señor González! Luego, aquel opositor se convirtió en su sucesor.

¡Váyase, de una vez por todas, señor López Obrador!

La Anécdota

El 27 de junio de 2004, siendo AMLO jefe de gobierno del entonces Distrito Federal, tras una convocatoria únicamente de la sociedad civil –los conservadores, claro, como desde entonces repite López Obrador para calificar a TODOS sus adversarios-, más de un millón de personas desfilaron por las calles céntricas, desde Reforma al Zócalo –la vía que se ha convertido en tradicional-, para exigir el cese de la inseguridad creciente en la capital del país.

Está a punto de cumplirse el décimo octavo aniversario de aquella manifestación sin precedentes. Y de la manera soez como descalificó la protesta quien ha encabezado más reuniones de este tipo en la historia reciente del país: el propio AMLO. Pero éste solo aprecia las suyas y no tolera las demás; tal es la visión “democrática” de un farsante en toda la línea.

No se preocupen editores: asumo la total responsabilidad de lo que escribo y, además, hay que ponerse al lado de la justicia y la democracia que, más temprano que tarde, se alzarán victoriosas.


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