Desafío: De los Candidatos

  • De los Candidatos
  • Nada se Resuelve
  • El Señor Tlacuache

No me gustan; perdón por decirlo tan abruptamente. Difiero de quienes, bajo la deformación de las consignas que abrevan en sus distintas filiaciones, insisten en sufragar por “su” partido así sea ignominioso; también a cuantos creen que vender el sufragio es parte del sistema corroído y se inclinan, por lo general, a favor de las consignas y líneas del partido gobernante cualquiera que sea su filiación. Como en Puebla, por ejemplo, en donde el represor Rafael Moreno Valle dice tener asegurada a elección a favor de su candidato, el panista Antonio Gali Fayad, mezclado con la mafia de José Kamel Nacif Borge, excelente amigo del perturbado priísta emilio gamboa patrón.

Reviso el listado de candidatos y observo –la desgracia de ser periodista y tener buena memoria-, a algunos viejos postulantes encerrados en sus discursos pastosos con los cuales se han sostenido más allá de su inacción dentro de la estructura gobernante o empresarial. Porque, además, el gremio de los inversionistas privados está ampliamente representado mientras otros grupos de presión, digamos el ejército, perdieron ya sus otrora habituales cuotas de poder. Tlatlaya y Ayotzinapa, amén del desprestigio de sus mandos, lo ha llevado al abismo cuando, hasta hace muy poco, exigía un buen número de posiciones camarales y dos o tres gobernadores por camada… cuando sólo el PRI resolvía y la oposición acompañaba.

Hoy, sin duda, votar por el PRI es un estigma que sólo se explica por la tramposa intervención de los controles estatales o federales además de una buena dosis de masoquismo social que obliga a avalar la continuidad, aunque asquee, por razones de tradición, fervor familiar y comodidad, esto es para evitar meditar sobre el futuro. Es lo mismo que alegaban los españoles cobardes de los tiempos de Franco –aún no extinguidos; el finiquito llegará cuando termine la era de los Borbones impuesta por el dictador quien sigue mandando desde el sepulcro del Valle de los Caídos-:

El “caudillo” –argumentaban- nos hace el bien de no tener que pensar en política y pelearnos por ello. Él lo resuelve y los demás nos conformamos. Es una ventaja, ¿no?

Seguramente el mismo virus ha sido inoculado en Perú donde la despilfarradora hija del ex dictador Alberto Fujimori, quien cumple condena de veinticinco años, Keiko –no me mal interpreten si les recuerdo que así se llamaba la ballena arrebatada a los niños mexicanos-, ganó las elecciones y se encamina a la silla presidencial con la mirada puesta en la vindicación de su padre, su excarcelación seguramente –lo cual sería demostrativo de la falsa autonomía entre poderes, como en Cuba donde el señor Raúl Castro habló de su capacidad para exonerar a los presos políticos “si los hubiera”, por su propia voluntad-, y la reválida de acciones tan deplorables como la esterilización de las mujeres indígenas a quienes ni siquiera se les da a elegir.

Con tales ejemplos, los de España, Perú y Cuba –sin mencionar casos similares como los de Venezuela, Bolivia y Ecuador, entre otros, con Argentina convertida en la cereza del pastel-, no faltan quienes optarían, en México, por una tiranía al estilo del vindicado Porfirio Díaz Mori, cuyos restos aún se mantienen “exiliados” en París –hay quienes esperan que los terroristas se los traigan-, como signo de una revolución traicionada que nos arrojó, uniendo presidencialismo y partidocracia, a un punto peor. Y tal no es responsabilidad de quienes ofrendaron sus vidas a contramarea para intentar acabar con los autoritarismos y la perpetuidad política abriendo cauces democráticos luego lastimosamente desviados.

La “no reelección” se disfraza ominosamente para seguir la tendencia general. Si en los Estados Unidos el hijo sucede al padre, con un breve intermedio bajo el dominio de los Clinton, y una esposa aspira a lo mismo para volver a ocupar el dormitorio de la Casa Blanca en soledad –esto es cada consorte por su lado-, ¿por qué en México deberíamos ser menos? Y de esta idea arcaica surgió la figura de Margarita que sigue viendo “a la mar” del poder porque felipe le ofreció bajarle las estrellas como compensación a sus malos tratos bajo los efectos del alcohol. ¿O no lo sabían?
El ridículo supuesto político, la substitución del marido por la consorte bajo los alegatos de una aviesa manipulación –“es peor peña”, se dice-, vindica la arrogancia del ex presidente quien se presentó, una y otra vez, como el “menos malo” mientras se señalaba a un priísta como rufián y al icono de la izquierda en condición de “peligro”. Las encuestas hicieron los demás hasta llegar a la amoral usurpación del poder por la vía del continuismo y con los fox como garantes… para que no ganara Andrés Manuel.

¿Y qué decir de los deplorables priístas? Tienen, cada uno de ellos, la consigna de afrentar al colectivo para hacer méritos en busca de la candidatura presidencial. Así, miguel ángel osorio chong justifica y manipula el horror de Tlatlaya y la infamia de Iguala y Cocula; luis videgaray caso nos deja en manos del agio internacional y quema, poco a poco, nuestras reservas monetarias que ya bajaron, en unos cuantos meses, más de veinte mil millones de dólares; Aurelio nuño mayer, por su parte, incendia de nuevo al gremio magisterial “removiendo” al sesenta por ciento de los mentores en Guerrero, Oaxaca, Michoacán y Chiapas, sin la menor sensibilidad social y hasta desafiando al precandidato de MORENA a responderle sin que éste, hasta el momento, se atreva. Ni uno solo navega a favor de la comunidad nacional sino que sigue el faro del asfixiante presidencialismo que clama clemencia con un egoísmo patológico olvidándose de la soberanía popular.

Claro que los priístas tienen una carta escondida, dicen: la del doctor José Narro Robles, de paso de puntillas por la UNAM, en tiempos en donde la salud –de cuya secretaría es titular-, se encuentra en estado crítico por las epidemias del SIKA y la chikungunya, además del dengue, que amenazan con convertirse en un foco infeccioso peor a la influenza de 2009. Dicen que sólo así saldríamos de los males sanitarios, como las contingencias frecuentes en el Distrito Federal, lo cual acarrearía la crecida popular del indefinido Miguel Ángel Mancera Espinosa, un farsante aún mayor a su predecesor Marcelo Ebrard Casaubdón; ¿lo recuerdan?

Si aterrizamos a la izquierda me preocupa –jajaja-, la aparición de los “kamikazes” al servicio de Andrés Manuel, listos a lanzarse al abismo o incluso a llevar acciones de desprestigio sin argumentar razones, con tal de apoyarlo y encumbrarlo. ¡Pobre de aquel que ose señalar sus defectos en quien es bandera y hasta campanario de cuantos han sido iluminados por el misionero de Tepetitán! Incluso estas líneas serán motivo de feroces respuestas como si se tratara de un linchamiento contra quienes observen el fenómeno desde fuera de las líneas. Y no entienden, lo que me parece gravísimo, un hecho incontrovertible: en la misma proporción con la cual se le adora, se le aborrece. Unos aducen que se trata de la insana competencia del priísmo –lo cual es cierto en parte-, y otros insisten en su intolerancia proverbial, una condición muy peligrosa si se ejerce la presidencia –es también una verdad relativa-.

En un tenor semejante anotamos a Rafael Moreno Valle, cuya obcecación es descocada tras haber hecho en Puebla cuanto le vino en gana –los alcaldes extendieron su mandato de tres a más de cinco años y la noria gigantesca, que nadie solicitó, parece ser el sello de lo superfluo sobre la desigualdad social latente-, al grado de elevar la “ley bala” como elemento para asegurarse el fin de las manifestaciones, esto es para no asemejarse a sus predecesores ampliamente cuestionados como el perverso Mario Marín Torres, el “góber precioso” a quien no le tocó un pelo.
Ni hablar de Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, quien en unos cuantos meses dilapidó buena parte de su capital político por mentirle abiertamente a sus seguidores dejando irse a los señores Rodrigo Medina de la Cruz y el padre de éste, Humberto Medina Ainslie. Basta un minuto de decisión para acabar con la ignominia; en cambio de eso ha incumplido sus promesas iniciales mientras se arrellana en el sillón de gobernador.
Un desastre de candidatos. ¿Qué quieren hacer, amables lectores? ¿Seguir siendo engañados?

Debate
Nada se resuelve porque no existe gobierno capaz de encaminar los mayores desafíos. Los maestros siguen en pie de lucha, el caso Ayotzinapa es una alerta mundial por la ineficacia de las indagaciones, las campañas políticas –sobre todo en Oaxaca y Veracruz, pero en realidad en todas las entidades que renovarán gobernador este año-, están podridas con el cada vez más escandaloso mayoreo de sufragios al estilo de las marchantas en los mercados y la parálisis se evidencia bajo el argumento de que el gobierno federal se ha apretado el cinturón mientras los altos funcionarios siguen estrenando casas.

No se investiga ni persigue a Juan Armando Hinojosa Cantú, principal accionista del corrupto Grupo Higa, favorito del peñismo y señalado como uno de los empresarios que han buscado los paraísos fiscales y las empresas offshores para evadir al fisco, como tampoco se investiga al mafioso Ricardo Salinas Pliego, acaparador de plata y de las remesas que envían los mexicanos a sus familias en México además de ser presidente de TV Azteca. Nos salió peor que Emilio Azcárraga y ya es decir.

Mientras, el precio de crudo se recupera muy poquito, las remesas se mantienen en vaivén listos a servir a los grandes especuladores financieros cuando llegan los sacudimientos… y el desempleo abierto alcanza una tasa del 4.53 por ciento que ya es alarmante sobre todo tomando en cuenta las medidas oficiales para cortar plazas de trabajo para ahorrarse la mano de obra y detener el crecimiento.
Cuando los economistas, pretensos sabios, llegan a estos extremos es cuando corroboramos que los países, en general, han entrado en la espiral de lo absurdo.

La Anécdota
¿Se acuerdan de la infantil canción de Cri-Cri, “El Señor Tlacuache”? Sí, el que “vende cachivaches por todos los sitios de la gran ciudad”. Bien le viene el apodo al inefable enrique peña nieto tras su periplo por Alemania y Dinamarca. Nada trajo en las manos y sí, en cambio, suscribió compromisos para favorecer a las empresas privadas de sendas naciones. Lo dicho: vende los cachivaches que nos quedan.
El señor peña, de haber sido conocido por el gran Gabilondo Soler, habría sido la inspiración fundamental para la rola del tlacuache vendedor incansable; el ropavejero de la edad moderna.

Ninguna otra nación del mundo gasta tanto en su “democracia” como México.
Tampoco las monarquías parlamentarias –un absurdo modelo-, nos alcanzan.
Podríamos justificarlo si, de verdad, prevaleciera la voluntad popular.
Pero no es así. Los partidos imponen su voluntad como en Veracruz en donde el PAN,
con tal de avanzar un centímetro, postuló a uno de los mayores mafiosos del país.

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