Desafío: La Vieja Corrupción

*La Vieja Corrupción
*Un Pobre Gobernador
Por Rafael Loret de Mola


¿Corrupción? Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra, como reza el pasaje bíblico en torno a María Magdalena, la prostituta rescatada de la furia de los fariseos y luego convertida en una gran discípula del Nazareno –incluso algunos historiadores insisten en que fue su esposa-. Ahora, una mujer, fue la primera victoria alada de la 4T, Rosario Robles Berlanga, ex secretaria de la SEDESOL y la SEDATU desde donde propició el modelo que lleva su nombre para desviar fondos públicos hacia universidades y de allí a empresas fantasmas hasta por siete mil millones de peso. Hablamos de la Estafa Maestra del peñismo, pero no de la única. Tras ella, algunos ex gobernadores y Emilio Lozoya Austin.

Robles tiene un largo andar entre la política rapaz. Desde el “cochinito” con el cual captó recursos en el último año de su gestión como jefa de gobierno del entonces Distrito Federal, en 2000, cuando sustituyó al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas en su segundo intento fallido de llegar a la Presidencia de la República, hasta los pormenores de sus complicidades con el andamiaje del mandatario más amoral de los últimos setenta años, considerando el precedente de Miguel Alemán Valdés, quien gobernó entre 1946 y 1952, con una voracidad digna de los peores ladrones de la historia; su capital, hasta ahora, sigue en boga por los alcances de sus descendientes, su hijo y sus nietos, como empresarios. ¿Y es que para qué querrían ser políticos si ya toda la tómbola cayó en sus manos? A pesar de ello Miguelito, su junior, no paró hasta convertir a Veracruz en una parodia de Mónaco.

En fin, en la historia reciente de México se anotan varios casos de corrupción que llevaron a sus autores, ex secretarios de Estado, a la cárcel: Eugenio Méndez Docurro, quien sólo permaneció quince días en prisión por un acuerdo pecuniario inmoral, y Félix Barra García, sendos secretarios de Comunicaciones y Reforma Agraria, en tiempos de Echeverría procesados bajo el mandato de López Portillo, es decir hace más de cuatro décadas. Luego caería Jorge Díaz Serrano, ex director de PEMEX, ya con De la Madrid, pero sin jerarquía de secretario de estado.

Esto no significa que el largo paréntesis, cuarenta años nada menos, haya sido un espacio de luz y honradez acrisolada. Sencillamente, los sucesores, desde Salinas hasta Peña pasando por los ultraderechistas Fox y Calderón, supieron cubrirse las espaldas mejor y no confiaron en el término amistad como la decían tener entre sí Luis y José quienes, a imitación del gran Ché, viajaron de mochileros por Centro y Sudamérica, juntos, acompañados por Salvador Pliego Montes a quien convirtieron en el primer Procurador para la Defensa del Consumidor.

Desde luego, Rosario es la base del iceberg, pero no todo éste. No olvido el diferendo entre la señora y Andrés Manuel cuando todavía el duelo por la muerte de la primera esposa del tabasqueño estaba en el aire; y no quiero pensar en otro móvil que no sea el descrito mil veces y que llevó a la mujer en cuestión a los brazos del empresario argentino Carlos Ahumada quien debió pagar cárcel por sus amores prohibidos.

Detalles, nada más, de la justicia y sus procedimientos en México.

La Anécdota

Desde ahora los gobernadores y altos funcionarios federales –no sólo los de bajo cuño que debían pagar por ellos y salvar así a sus familias-, están en el aparador. De los primeros deben ocuparse los congresos estatales con grandeza de miras y no mediante complicidades que se tuercen siempre; de los segundos responde el presidente de la República.

Ya no debería darse aquel apotegma de Alfonso Martínez Domínguez:

–En política debemos ser honrados; pero no tan y tan honrados que no seamos capaces de publicar un desplegado en los periódicos para responder cuando nos acusen por ladrones.

¿O me equivoco? Por supuesto.


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