Desafío: Iniciativa sin Rumbo

*Disculpas y Reclamos
*Iniciativa sin Rumbo
*Amadores de “Jumanji”

No hay ya quien dude que somos una sociedad agraviada. Y, desde luego, tal condición se ha extendido a través de las últimas décadas. ¿Insistimos en que el genocidio de Tlatelolco es el punto de no retorno? De ser así, ¿qué diríamos de las represiones contra médicos y ferrocarrileros en la era de Adolfo López Mateos?¿O más atrás sobre las atrocidades de las “camisas negras”, organizadas por el tabasqueño Tomás Garrido Canabal, bajo el mandato del general Lázaro Cárdenas del Río, uno de los más reverenciados referentes del presidencialismo por él fundado? Peor: hasta el mártir Madero, a quien tienen en un nicho no pocos panistas por su perseverancia democrática, no sólo era espiritista sino igualmente represor: fustigó, hasta niveles de intolerancia tales como la extradición, a la prensa independiente y ordenó la salida del país de los informadores de otras nacionalidades. Terrible.
Esto significa que la Revolución no resolvió la grave distancia entre gobernados y gobernantes que anula la voluntad colectiva y el precepto fundamental acerca de la preeminencia de la soberanía popular, una burla más de algunos de los políticos en funciones de cómicos de la legua. De esta circunstancia tan atroz surgió el hilo conductor de la represión a través de la crónica republicana con breves intervalos imperialistas –los dos falsos “emperadores” fueron fusilados después de muy cortos periodos de insolente usurpación-, y una larga dictadura fundamentada en el imperativo de construir obras públicas a costa de las libertades individuales. Esto es, como solían decir los franquistas en la era del “caudillo” gallego: mientras no se metían en política –que era cosa del tirano-, no habría motivo para afligirse.
De esta idea, abominable para este columnista, deviene la tendencia a favor de los periodos largos de gobierno, la vuelta de página hacia la reelección tan usual en las naciones latinoamericanas y hasta el aval para reducir derechos, como el de manifestación, a golpes de obras espectaculares, como el consabido aeropuerto de Norman Meyer que sólo beneficiará al ocho por ciento de los mexicanos quienes son los usuarios que volarán sobre el suelo patrio además de los “millones” de turistas que, según dicen, nos inundarán como si hubiese reventado una presa cercana. Particularmente me resulta difícil explorar en las motivaciones de los presuntos viajeros para venir a México considerando que nos han situado en la franja de las naciones más violentas del planeta. ¿Alguien de ustedes, por ejemplo, se animaría a vacacionar en Afganistán o Libia? Sólo los audaces buscadores de aventuras rudas o los corresponsales de Televisa y TV Azteca, nuestros emporios de la comunicación. (Mientras, los daños colaterales también me llegan).
Hemos insistido, amigos lectores, que los enfrentamientos y los horrores, como los de Iguala y Tlatlaya, parecen armados para abaratar el suelo y el subsuelo mexicanos, primero, y avanzar después hacia la ingerencia total basada en la declaración de “estado fallido” al no poder contener nuestro gobierno vulnerable las mares constantes de sangre y muerte. Mientras aquí asimilamos el dolor, por fuera se enciende el horror al saber los detalles de la matanza de normalistas de Ayotzinapa y se llega al extremo de que sean los asombrados miembros de la ONU y la Organización de Estados Americanos (OEA), además del gobierno de Washington, los más exigentes sobre la urgencia de esclarecer los abominables hechos. Esto es, como si nuestro país hubiese rendido sus posibilidades para dejarlas al pie de los poderosos y las organizaciones dominadas por la Casa Blanca. Una vergüenza, por decir lo menos, que obnubila toda la teoría sobre la soberanía.
Vamos mal, muy mal. Lo sabemos desde hace ya desde 1994, el año de la barbarie que modificó las líneas institucionales del país bajo el fuego de las armas asesinas y de la simulación de las guerrillas “pacifistas”, como la del EZLN -¿habrá aún quienes crean en los móviles originales de los pasamontañas?-, tras dos décadas, nada menos, de ventajismos, asechanzas, indagatorias llevadas al abismo y absoluta impunidad. Vaya, ahora se tienen elementos para sospechar que “Marcos”, como una muestra nada más, no es quien dijeron que era. Ya les contaré. Al paso de los años, se abren los telones que rebosan podredumbre y llegan los asombros de quienes, en su momento, abrieron las fauces hasta saciarse con la carne de cañón, la de la mayor parte del colectivo, para medrar, especular y acrecentar fortunas en un santiamén. De allí las distancias inexplicables entre los multimillonarios –por ejemplo los reyes de las minas-, y quienes laboran en condiciones infrahumanas; el infierno les ha alcanzado antes de rendirse ante la parca.
Así que, presurosos, porque el Departamento de Estado norteamericano lo ordenó, todas las fuerzas del orden se concentraron en Guerrero, ¡diez días después de la masacre! Debieron encontrarse restos humanos en fosas clandestinas para que el presidente peña nieto recitara un discurso, mal leído, reiterando lo mismo: el empeño del titular del Ejecutivo, “indignado” se dijo, para enviar a Iguala cuantos elementos federales fueran necesarios para vencer a la impunidad. Lo grave es que ésta pulula siempre, convertida en virus maligno, por la residencia oficial de Los Pinos.
La negligencia hizo lo demás, incluyendo la cómoda huída del alcalde perredista y su secretario de seguridad seguramente por las serranías en donde los resguardan los asesinos tribales llamados “Guerreros Unidos”, con poder sobre las policías municipales y, posiblemente, estatales, con un mandatario obviamente copado, tanto, que hasta el diputado Rubén Figueroa, hijo y neto de caciques, le encaró dolosamente con la fuerza familiar de su lado y una larga historia de la estirpe enriquecida con los autotransportes y envilecida y humillada por las viejas guerrillas, las de a deveras, comandadas por el profesor Lucio Cabañas, sucesor de Genaro Vázquez Rojas, mismas que secuestraron al patriarca de la abominable dinastía y lo sometieron, a patadas, al tormento de la servidumbre. Estas son parte de las fuerzas en pugna.
Lo demás ha sido caricaturesco, dicho sea con el mayor respeto a quienes están de duelo y jamás perdonarán en una tierra famosa por la dureza de sus hijos –abundan los matones por allí desde tiempo inmemorial-, y el descuido cobarde de los funcionarios públicos para quienes Iguala es sinónimo de balas con todos sus efectos. Este factor poco se ha analizado tras el escándalo que ya sacudió a la opinión pública mundial; ni siquiera los asesinatos cotidianos en Acapulco, silenciados para no asustar a los turistas, han tenido tanta proyección porque no han sido tan obvios como la matanza y cremación de decenas de jóvenes normalistas quienes se atrevieron a alzr las voces a cambio de metralla.
Caricatura fue, sin duda, la postura del PRD al respecto: pedir disculpas y pretender “negociar” la “cabeza” del gobernador de Guerrero, el muy peñista Ángel Aguirre Rivero, si se ofrecía igualmente la del gobernador mexiquense quien, éste sí, no puede ser responsabilizado por las acciones del ejército; en todo caso, si los perredistas actuaran con valor, deberían exigir la dimisión del general Salvador Cienfuegos Zepeda, titular de la Defensa Nacional, quien dio instrucciones a sus subordinados para dar un viraje a la situación, diciéndose ofendidos contra quienes “se atreven” a desprestigiar al ejército. ¿Es esto ya una dictadura militar?¿O debemos lanzar eufemismos, como el de Mario Vargas Llosa, llamándole la “asonada casi perfecta”? Pavor le tienen a los uniformes y los grados castrenses olvidando que éstos no tienen rangos especiales sobre el gobierno de la República. En teoría, cuando menos.
Todo ello exhibe la vulnerabilidad del presidente peña nieto –uno de los pocos apellidos que al ser escritos con minúsculas no son señalados como error por estas modernas máquinas llamadas computadoras que no siempre tienen buena ortografía-, acosado por su colega estadounidense. Imagínense si los mexicanos exigiéramos cuentas a la Casa Blanca, no digamos por las bajezas de quienes custodian a los talibanes en Guantánamo, con relación a los miles de muertos que sucumben al cruzar la frontera norte e internarse en el supuesto país garante de “las libertades”, en donde no todos son iguales por cierto, o antes de llegar, montados en “La Bestia” y conducidos, sin remedio, a fosas clandestinas muy similares a los de los sacrificados de Ayotzinapa.
Debate
¿De qué se ocupan los legisladores venales, ladrones y sin criterio?¿Alguien cree que asisten a las sesiones de sus respectivas cámaras a exigir, como ya lo hizo la Casa Blanca, no sólo el esclarecimiento de los hechos sino una inmediata salida de los presuntos implicados en las matanzas sin importar si son o no altos mandos militares? Sí que tienen facultades para eso. Pero no. Su macabro interés está puesto en prohibir que se maten toros en público o gallos en las tradicionales peleas que dan aliento y fuerza a miles de ferias en nuestro país. Sólo falta que se niegue a los mexicanos la posibilidad de ser felices unos días y sólo nos dejen, como propio, el sagrado derecho a aplaudir a la miserable clase política.
Tres sujetos, bastante cuestionables, aprovecharon que el interés general, como es lógico, está puesto en los horrores de Iguala y Tlataya, en donde se trata de averiguar el asesinato a mansalva de decenas de nuestros congéneres, para introducir una iniciativa de reforma constitucional para asegurar no sólo el buen trato con los animales –está bien, pero no con rango en la Carta Magna, por Dios-, y seguirse de paso para salir en defensa de las vidas de toros, gallos y caballos –con la charrería entre los pies-. ¿No habrán ido jamás al mercado en donde se exhiben los “cadáveres” de los pollos y los destajos de carne de porcinos y bovinos, como parte que son de la alimentación de los seres humanos? Incluso quienes alegan ser vegetarianos, ¿no se han puesto a pensar que los vegetales y frutos también tienen vida aunque no sean semovientes?
El asunto se antoja y es pueril, a menos de que se trate, como he sostenido más de una vez, de una estrategia anglosajona para cortar por lo sano cualquier otra raíz que no provenga de su cultura –en donde nadie se altera cuando se matan entre los hombres pero sí se lastima a un animal, en una desproporción infame-, y nos impongan otras modas como la cacería de osos –aunque sólo se encuentren por las sierras de Chihuahua y Coahuila-, entrenando a los perros lanzándoles sobre las infelices bestias desgarradas y sin mandíbulas hasta sus muertes con el fin de desarrollar la fiereza de sus amadas mascotas.
Es parte de la cursilería del norte en donde las mujeres tristes, solas, y los hombres olvidados, tienden a buscar el refugio del amor perruno o gatuno para compensarse de sus desencuentros. Como me precio de no ser irracional, no entiendo esta postura; mucho menos si se trata de legisladores que inducen poder imponerse a las minorías –suponen que tales son los aficionados a los gallos, los toros y los charros- como si éstas carecieran de derechos.
La Anécdota
Existe una cinta ilustrativa sobre cuanto podría suceder si seguimos alimentando la fiebre en pro de las mascotas que ha alejado a los niños de los parques, además de contaminar el ambiente con sus excrementos -lo que no se permite a las madres de los bebés- hasta dotarlos, en la cúspide de la impudicia, de hoteles y hasta restaurantes. Ya los hay en París para deleite de los millonarios incapaces de donar un euro para las naciones de África o América en donde la hambruna es, cada día, mayor.
La cinta es “Jumanji” y en ella se observa a grandes paquidermos y otras fieras correteando por las calles en medio de la sorpresa y el temor generales. ¿Qué haríamos si los ganaderos de bravo deciden dejar sueltos a sus toros ante la imposibilidad de mantenerlos?¿Imaginan la cara de los “antis” cuando, con sus respectivas familias, se encuentren a un semental por la carretera? Piensen un poquito, aunque les cueste. ¿O tendremos que amaestrarlos como irracionales que son?
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Web: www.trinchera.mx
E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
LAS MATANZAS SUELEN REPRODUCIRSE CUANDO SE ESTÁ EN EL FILO DE LAS DICTADURAS; Y, CASUALMENTE, LA EXAGERADA ATENCIÓN A LOS ANIMALES NACE DE UNA DEFORMACIÓN PARECIDA: FUE HITLER, NADA MENOS, QUIEN FUNDÓ LA PRIMERA SOCIEDAD PROTECTORA DE ANIMALES. AQUELLOS QUE TANTO PROTESTAN Y LANZAN INICIATIVAS TORPES DEBIERAN LEVANTARLE UN MONUMENTO AL TERRIBLE MAGNICIDA PARA SER CONGRUENTES SIQUIERA.

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