Desafío: El Gran Fracaso
*El Gran Fracaso
*Ojo a Generales
*Siguen loa Males
La principal diferencia entre carlos salinas de gortari y enrique peña nieto consiste en que el primero sí sabía a dónde iba aunque sus decisiones significaran una enorme carga para los mexicanos; pese a ello, salinas intentó compensar a los más necesitados con algunos proyectos sociales, “Solidaridad” por ejemplo, que de ningún modo fueron suficientes para enfrentar los embates del neoliberalismo ordenado por el Fondo Monetario Internacional de donde, por cierto, salió catapultado el doctor Agustín Carstens Carstens, ahora gobernador del Banco de México, quien llegó a ser la segunda figura del mismo siempre detrás del español Rodrigo de Rato y Figaredo –mayor patronímico aristocrático es imposible-, ahora señalado por fraudes gigantescos en España y con muchas posibilidades de ir a dar a la cárcel. La mancuerna se bifurca en este punto aunque, en el fondo, sendos personajes han optado por la misma ruta crítica.
Tengo la seguridad de que el señor peña nieto fue impulsado a tomar sus “decisiones presidenciales” ambiguas, al inicio de su mandato, con el ánimo de enfrentar a los grandes grupos facciosos del país, dentro de las instituciones se entiende; pero muy poco tiempo después, las maniobras de los grandes consorcios le obligaron a resguardarse en una apoteosis reformista, sin el menor consenso porque nunca las propuso a los mexicanos –ni en campaña ni después de ésta-, como pilares de su gobierno cuando era evidente el nivel de afectación contra el patrimonio general. Más pareció convenenciero, dejándose llevar por los tiburones y a punta de dentelladas, que un verdadero reformador convencido de sus propuestas y, sobre todo, del destino de las mismas.
A diferencia de salinas, quien apretó las tuercas sin generar reacciones extremas salvo al final de su mandato, peña nunca supo cómo explicar los efectos colaterales de sus acciones validadas por el Congreso en el regreso del mayoriteo: bastaron los votos del PRI y el PAN –cuya dirigencia insistió en su “victoria cultural” por regresiva-, para arrojarnos al abismo de la ausencia d liquidez en momentos en que el fisco recauda menos, mucho menos, y los ingresos petroleros van dramáticamente a la baja. Menos mal que las remesas internacionales, esto es la subvención a las familias depauperadas desde el exterior, vuelven a mostrar una tendencia al alza con todo y el muro de la ignominia en la frontera norte en donde, desde las excesivas medidas migratorias del Capitolio, han muerto diecisiete mil desesperados (as) en el intento de llegar al espejismo de una vida mejor. ¡Diecisiete mil, subrayamos! Un genocidio más que nadie toma en cuenta.
Por supuesto, siempre resultará más mediático contar la historia de josé luis abarca velázquez y de su esposa, María de los Ángeles Pinedas Villa a quien muchos identifican como “hermana” de los Beltrán Leyva y otros sólo la señalan como “amante” del mandatario con licencia de Guerrero, ángel aguirre rivero –para cada caso hay evidencias bastantes-, detenidos precisamente en Ixtapalapa, la delegación más afín a Andrés Manuel López Obrador y en donde éste ha realizado toda suerte de experimentos como el de permitir la irrupción del pobre diablo aquel apodado “Juanito” y de nombre Rafael Acosta Ángeles –como ángel es rivero-, para asegurar el sitio de su amiga Clara Marina Brugada Molina en un auténtico vodevil político que terminó cuando esculpieron una estatuilla de “Juanito” y éste cobraba por fotografiarse con él en los actos masivos… ¡del PRI!
Los círculos, en ocasiones, tardan en cerrarse pero nunca se quedan abiertos si bien, en México, el tiempo se mide de otra manera. Todavía seguimos divagando sobre si el asesinato de Álvaro Obregón se debió a la intervención intelectual de Plutarco Elías Calles, fundador del PRI, y si sendos personajes fueron los responsables de los magnicidios de Francisco Villa y Emiliano Zapata por cuestiones de amoralidad sucesoria; nunca la subasta por la silla presidencial fue tan sangrienta como en aquel tiempo sin que olvidemos al año de la barbarie, el terrible 1994. Por ese camino, desgraciadamente, vamos andando de nuevo.
Digamos que la impunidad no se sostiene cuando desaparecen todos los protagonistas de los crímenes de Estado; por ejemplo, el ahora asesor de López Obrador, manuel bartlett díaz, líder de la bancada del PT en el Congreso –esto es integrada por cuatro gatos y él-, es el epicentro de no pocos asesinatos prohijados desde el poder, como los de más de ochenta periodistas –no sólo Buendía y Carlos Loret de Mola Mediz-, y centenares de líderes sociales, incluyendo algunos de los más cercanos al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Román Gil Heráldez y Francisco Javier Ovando Hernández, precisamente el 2 de julio de 1988, esto es a cuatro días de la jornada comicial cuando el “sistema” se cayó en las manos del poblano-tabasqueño que sigue chupando del erario: es él, precisamente, el mayor representante de la “dictadura perfecta” y ahora aparece hablando de un país antidemocrático… por él y sus cómplices construido. Repulsivo.
Tardé unos segundos en recuperar el aliento y nivelar el estómago. Pero ya estoy de vuelta ante el teclado para subrayar los grandes fracasos de peña nieto, a saber:
A).- Ofrecer trece decisiones presidenciales y tomar la senda de otras iniciativas que nunca dio a conocer a lo largo de su campaña electoral, esto es sin considerar la caduca expresión sobre la “soberanía popular”.
B).- Lanzarse al precipicio de sendas reformas, en el sector educativo, energético y de telecomunicaciones, además del renglón fiscal, con resultados hasta el momento desastrosos. El materia educativa creyó –y se equivocó- que bastaba con aprehender a la desenfrenada elba esther gordillo morales para salir avante; en materia de telecomunicaciones buscó minar a los poderosos grupos de presión, los de sendas televisoras privadas además de cuanto maneja Carlos Slim, y acabó enriqueciéndolos más; y en materia petrolera abrió las compuertas a los consorcios privados mientras el valor del barril de la mezcla mexicana se derrumbaba en los mercados internacionales hasta a menos de ochenta dólares por barril. ¿No es todo esto un fracaso monumental?
C).- La recaudación tributaria va para abajo. Primero, la facturación llamada “electrónica” fue un verdadero caos: las páginas WEB de la Secretaría de Hacienda se saturaron –hasta hoy- y resulta casi imposible pagar tributos porque los pagos no llegan por la misma razón, además de que varias entidades no cubren sus adeudos federales controlados por las mafias. Y, por ello, el anuncio de obras magnas sólo significa la exaltación del entreguismo.
D).- Firmó un “pacto por México” con los representantes del PRI, el PAN y el PRD, que se diluyó en cuanto comenzaron a entrecruzarse los chantajes y el efecto devino en el aprovechamiento cabal de la situación por la habilidad de López Obrador por deslindarse y acusar a sus antiguos dirigentes de colaboracionistas con un régimen no legitimado. Ni un solo resultado dio este documento en los casi dos años que tiene de existencia.
No contento con ello, una nueva convocatoria ahora para signar un “pacto contra la violencia” fue recibida con escepticismo y hasta sarcasmo. Los panistas, por ejemplo, en voz de su presidente interino, Ricardo Anaya Cortés, condicionó su apoyo a suscribir “compromisos concretos y verificables”, acaso pensando en las versiones variopintas de los “desaparecidos” de Ayotzinapa y redondeando al exigir que no se caiga en “medidas cosméticas”, como las del “pacto por México”, diríamos. Un requiebre de lo más sustantivo: la pérdida de la credibilidad presidencial por efecto de los permanentes vaivenes, indecisiones y errores en el manejo de las cuestiones nacionales.
Por todo eso, es lastimoso que caiga un gobernador, el de Guerrero, por efecto de una matanza execrable; y permanezca en su sitio el secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos Zepeda, luego de que un destacamento acribilló a veintidós sujetos –mujeres y hombres-, bajo el supuesto de que eran delincuentes sin corroborarlo ni explicar cuál era su banda y su modus operandis, en Tlatlaya. No existe un paralelismo entre las consecuencias para quienes ejercen mandos estatales y cuantos actúan, con absoluta impunidad, bajo el mando presidencial. Y esto es lo terrible: la demostración fehaciente de los límites de una democracia de opereta.
El señor peña nieto, sin duda, ha fracasado y perdido la historia. ¿Tiene para él algún caso seguir?
Debate
Hay más que efervescencia entre los cuadros castrenses. Varios mandos han blindado a su jefe, el general secretario, Salvador Cienfuegos Zepeda; pero muchos más, con apoyo de tropas, insisten en dignificar la imagen de los militares injustamente acusados, según dicen, por los hechos de San Pedro del Limón, Tlatlaya. No están conformes conque se les entreguen armas y se les dicten órdenes para enfrentar a los grupos delincuenciales –según dicen- y si lo hacen, aunque sea bajo las noches tenebrosas, resulten infamados y castigados. Los mayores responsables, alegan con fervor, son los jefes hasta la cima de la pirámide.
Pocas veces, por no decir ninguna, se había hecho tan patente y público el malestar existente en el ejército, no sólo por la competencia con la marina y los marines camuflados sino igualmente porque la soldadesca se siente, con razón, menospreciada y convertida en “carne de cañón”. No son siete y un teniente, Ezequiel Rodríguez Martínez, los más culpables; todos sabemos que NO es así. ¿Cuál es entonces la razón para faltarnos al respeto con una sarta de mentiras? Recuerdo que, de igual manera, el 19 de febrero de 2006, se manejó la explosión de la mima de Pasta de Conchos cuando todas las autoridades y los empresarios del criminal Grupo México sabían la verdad: los obreros estaban calcinados porque ningún ser humano hubiera podido resistir temperaturas superiores a los cuatro mil grados centrífugos. (Para incinerar los cadáveres, en tres horas, se utilizan dos mil grados).
Hace unos instantes, un grupo de muchachos pasó bajo mi ventana. Gritaban consignas, como grité yo en 1968 y 1971, pidiendo lo imposible: “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”. No me dirán que tal no es un símil doloroso con cuanto se vivió en la dictadura argentina cuando desaparecieron treinta mil personas, arrojadas muchas de ellas al mar mediante los “vuelos de la muerte”. Desde los dos últimos años de calderón en Los Pinos y los casi dos de peña allí mismo, ya sumamos veintinueve mil “desaparecidos”. Tomen ustedes sus conclusiones.
La Anécdota
No es por nada pero en esta columna nos hemos cansado de insistir en que los mandatarios incómodos de Latinoamérica son muy propensos a enfermarse de manera sorpresiva. El caso más evidente fue el del venezolano Hugo Chávez Bautista, pero hay varios mandatarios más: la de Argentina, la de Brasil, el de Colombia y el de México, entre otros, dirigentes de naciones con enorme trascendencia en la región de cara al poderío aplastante de Estados Unidos.
Pero también, el mismo panorama de observa respecto a algunos dirigentes opositores. En México, por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador sufrió un infarto en noviembre de 2013, cuando se aprestaba a encabezar las manifestaciones en contra de la antipatriótica reforma energética; y hace unos días, sin esperarlo, el jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera Espinosa, sufrió una crisis de arritmia cardiaca. Y eso sin sumar a algunos gobernadores, como Fausto Vallejo Figueroa, quien debió pedir licencia de su cargo dos veces, una provisional y otra definitiva, bajo el basamento de su deteriorada salud y sospechas de su colaboración con las mafias dominantes.
No creo en las coincidencias.
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Web: www.trinchera.mx
E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
HEMOS LLEGADO A UN PUNTO EXTREMO: POCAS VECES UN JEFE DE ESTADO MEXICANO HABÍA ESTADO TAN SOLO Y AISLADO. CUANDO, DENTRO DE DIECINUEVE DÍAS, CUMPLA DOS AÑOS EN LA SILLA PRESIDENCIAL, enrique peña nieto DEBERÍA TOMARSE UN TIEMPO, UNA HORA SIQUIERA, PARA MEDIR Y ENTENDER CÓMO DILAPIDÓ SU CAPITAL POLÍTICO.
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