Desafío: Partido de un Hombre

*Partido de un Hombre
*Los Impuestos de Slim
*Pregunta más Incómoda

Todos los “spots” y las candilejas van para el icono de la izquierda, la MORENA de Andrés Manuel, en un ejercicio que tuerce el sentido democrático y extrema la disciplina de la militancia hasta niveles de vasallaje contrarias a cualquier concepción de democracia; porque aún los “morenistas” no pueden negar que es difícil desarrollarse, incluso como candidatos, cuando el peso de su dirigencia se aglutina y reduce a un solo personaje, el fundador visible, quien considera su imagen de mayor impacto a cuanto puedan ofrecer y mostrar los aspirantes de su organismo a los gobiernos estatales; de tal suerte, se solicita el voto para AMLO y no para los respectivos abanderados.
He insistido en que López Obrador tiene virtudes evidentes como su afán por recorrer el México profundo hasta sus entrañas y su obsesión por permanecer en la trinchera como una especie de contrapeso virtual, sí porque otra cosa sería formar parte del Legislativo, como tanto se le solicitó, para hacer sentir su voz y presencia en un foro institucional en donde, además, podría ser más efectiva su postura opositora. No lo ha querido así en busca de obtener la banda tricolor basándose en el profundo deterioro de los demás partidos incluyendo, claro, el PRD al que las alianzas turbias y la escisión de, cuando menos, el sesenta por ciento de sus militantes, obliga a mantenerse del brazo de sus adversarios históricos de la derecha. Y eso, claro, lo aprovecha Andrés, quien los dividió, para descalificar a la militancia perredista y descalificarla por “traidora”, “mentirosa” y cuanto epíteto se le ocurra.
Lo paradójico es que no puede negarse la eficacia de su gestión como jefe de gobierno, entre 2000 y 2005, aun cuando como líder partidista, entre vaivenes conforme avanza su culto a la personalidad, no ha sabido encontrar la fórmula para aglutinar a quienes no aceptan a un elemento mesiánico como guía aun cuando sea capaz de mantener a su alrededor a un importante número de incondicionales quienes, por supuesto, niegan cuanto señalamiento veraz se le hace y cuestionan con dureza, incluso ofensivamente, a quienes le critican por su pasado oculto y su presente cubierto por la intolerancia: no hemos sabido de ninguna acción que apoye alguna postura ajena a la suya aunque, en su fuero interno, la apruebe. Y esta soberbia es la que, sin duda, marca los derroteros y evita las necesarias coincidencias entre cuantos aportan sus ideas y, muchas veces, acaban en boca de López Obrador quien las hace suya sin el menor pudor como cuando comenzó a hablar de “despeñadero” días después de la aparición de mi libro con este título. Me dio gusto, sí, y al mismo tiempo me pregunté por qué si se establecía tal coincidencia mantenía el filo de su agresividad contra mí acaso porque revelé, en 2004, hace dice años ya, dos de los sucesos que le marcaron en su adolescencia:
1.- Ya expliqué que viajé a Tepetitán, la aldea de pescadores enclavada en Macuspana, Tabasco, donde nació el personaje, para confirmar un hecho duro, brutal diríamos, cuando tenía once años y, de manera accidental, tomó el arma de su padre para jugar con ella, disparándola en el momento en que su hermano menor, José Ramón, se cruzaba por delante del cañón y recibía el impacto mortal.
Por supuesto, los malquerientes de Andrés, que son tantos como sus adoradores debemos apuntar o quizá un poco más, subrayaron que el muchacho había actuado por un arrebato de celos y para mantenerse como el favorito de sus padres de quienes tomó el doble nombre. No hay ninguna prueba que sirva para corroborar esta versión y, en lo personal, me parece disparatada y fruto del rencor; lo cierto es que sí hubo un homicidio imprudencial y que el adolescente tirador debió ir a una Correccional, escuelas del crimen tantas veces, dada la gravedad del suceso; por fortuna, no fue así bajo el alegato y juramento de sus padres sobre que se había tratado de un “suicidio”, evento no aceptado por los cercanos a Andrés quienes insisten en que él mismo les confesó cuanto había pasado. Fue evidente, eso sí, que la turbación ni siquiera apareció en su rostro.
2.- Hay otro hecho que pone sobre la mesa el carácter indómito del personaje. Seis años después de aquel incidente gravísimo –el homicidio “accidental” de su hermano- el joven Andrés se enfrascó en una pelea descocada por la rabia generada por un resultado adverso en el béisbol. Y se enfrascó, a batazo limpio, en una tremenda pelea con su entonces amigo, José Ángel León Hernández, a quien dejó cuadrapléjico y no sólo eso: sobrevivió, sí, pero en estado vegetativo durante treinta y dos años; después de esta trágica existencia, José Ángel murió antes de llegar al año 2000 cuando Andrés fue electo jefe de gobierno del Distrito Federal y ya ni siquiera recordaba, como dice ignorar hoy, aquel severo incidente de su juventud.
Pero, para desgracia de Andrés y sus seguidores, hay evidencias, testigos, pruebas, que este columnista ha escuchado y visto desde el ya lejano 2004, hace doce años, cuando recogí cientos de acusaciones para publicarlas en mi obra “Destapes” –Océano-, que abrió los cauces para la sucesión en 2006… que, pese a todo, ganó Andrés Manuel y fue exaltado, por un fraude escandaloso, el hoy “recuperado” felipe calderón, convertido en guía moral del panismo olvidadizo por mera comparación con quien ejerce hoy la titularidad del Ejecutivo; esto es como si no hubieran existido actos tan aberrantes como la “guerra” entre mafias, con saldo de cien mil muertos –setenta mil más que en la dictadura argentina y sus “vuelos de la muerte”-, la negligencia en torno del homicidio de cuarenta y nueve bebés en la guardería ABC de Hermosillo, gestionada por su esposa Margarita con permiso para acondicionar como tal a un almacén, sin el mínimo de seguridad ni de condiciones ad hoc, y el extraño colapso de la aeronave en la que viajaba Juan Camilo Mouriño, designado como mediador con los cárteles y respecto a quienes, en el viejo continente, se interesaban en comprar PEMEX ya desde entonces –noviembre de 2008-.
Las complicidades mayores no reconocen partidismos ni señas de identidad política. Por la misma razón, bajo el foxismo, las explosiones en la mina de Pasta de Conchos pareció una réplica, con un siglo de diferencia, de cuanto sucedió en Caborca, Sonora, dando pie al primer conato revolucionario. Ahora no fue así lo que es peor: el rencor no ha tenido salido y permanece en la conciencia de innumerables mexicanos dispuestos a exigir una revolución pacífica, mientras ello sea posible, para evitar otra suerte de estallidos sociales.
Por desgracia, los actores políticos esconden sus historias oscuras, como Andrés Manuel, que plantean un escenario analógico: también el odiado carlos salinas de gortari mató en su infancia a una humilde servidora doméstica, Manuela N. –ni siquiera se encuentra su nombre completo en los expedientes del crimen-, mientras jugaba con su hermano raúl y su vecinito Gustavo Zapata, a los “indios y vaqueros” usando el arsenal de su padre descuidado, Raúl Salinas Lozano, en vías de convertirse en miembro del gabinete de Adolfo López Mateos. Por supuesto, los pequeños homicidas, niños obviamente perturbados por la tragedia sin que recibieran tratamiento adecuado, no pasaron sino unas horas en la quinta demarcación de policía sita sobre la calle Obrero Mundial casi equina con la avenida Cuauhtémoc.
Desde luego, para uno y otro –lo mismo para el heredero de Franco, el abdicado Juan Carlos de Borbón, en la España monárquica convertida en parodia ingobernable-, el tiempo ha cubierto las huellas bajo el alegato del escaso raciocinio de los menores. Pese a ello, mucho me temo que tal sea sólo un pretexto considerando los efectos posteriores; salinas acabó su sexenio en medio de la barbarie y los magnicidios; y Andrés Manuel ha recrudecido su intolerancia al grado de negar su propia historia infamando a quienes la recuerdan. De un extremo a otro aunque, claro, López Obrador no ha tenido oportunidad de ejercer el gobierno de la República –lo hizo bien en el entonces Distrito Federal-, y no puede ser acusado por el desastre nacional legado por el “gnomo de Dublín”, quien exalta su propia caricatura.
Para quienes piensen que así es México, con voz resignada o claudicante, les digo que permanecerá igual mientras NO seamos capaces de asimilar la información cotejarla para no crear héroes de barro –como calderón, su consorte Margarita, AMLO y demás-, y levantar la voz en busca de la revolución pacífica. No debemos dar marcha atrás.
Debate
A quien ha sido considerado, durante varios años, como el mayor multimillonario del planeta se le vino su fortuna abajo en 27 mil millones de dólares para quedar en “sólo” cincuenta mil muy por debajo de Billy Gates y en línea con algunos otros potentados universales. Pese a ello, su fortuna continúa siendo la mayor de México y superior a las de los nueve más ricos después de él incluyendo a varios personajes hoy muy cuestionados: Germán Larrea, el criminal; Alberto Baillères, el manipulador; Eva Godna –heredera de Eugenio Garza Lagüera-, María Asunción Aramburuzabala, la familia González Moreno, la Servitje Montull y, por supuesto, Ricardo Salinas Pliego, el rey de la plata y de las empresas offshores.
Es curioso que varios de sus cercanos competidores, sobre todo los de TV Azteca y Televisa, hayan sido exhibidos en el triángulo formado entre México, Panamá –a través de la empresa Mossack Fonseca-, y sus inversiones en otras latitudes. El delito es no reportar ganancias y “limpiarlas” en el exterior eludiendo al fisco en los llamados “paraísos”.
Al respecto, parece inverosímil que el multimillonario mayor, el propio Slim, ni esté entre los señalados cuando es obvio que tiene capital de sobra para asegurarlo en otras latitudes por si el quebranto se ahonda en lo que resta de un sexenio poco favorable a él y muy beneficioso para quienes son sus adversarios en el renglón de Teecomunicaciones y en cuanto a las constructoras como Higa que le sacan ventaja a pesar de que en la concesión para edificar el nuevo aeropuerto apareció su yerno, Fernando Romero.
Un caudal tan enorme debe generar, a la par, importantes tributos. Y éstos están bajo los siete candados del silencio.
La Anécdota
Yo no sé si está arreglado el tema pero, de ser así, pasó un largo tiempo. Durante años, sobre todo antes de dejar la jefatura de gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel no reportó sus ingresos, ni siquiera los oficiales, por carecer de Registro Federal de Causantes. He contado que uno de sus editores, Ariel Rosales, quien trabaja para Random House Mondadori, otrora Grijalbo, me confió:
–Cuando quisimos pagarle sus regalías nos mandó un recibo común, un papel con su firma y nada más; le pedimos uno formal y nos dijo que, simplemente, no tenía “de esos”.
Por mucho menos, cualquier candidato, no sólo en Estados Unidos, habría sido retirado de cualquier posibilidad proselitista. Pero en México todo queda en una anécdota bastante simplona.
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Siempre he expresado que, para conocer a fondo a quienes se postulan para cargos de elección popular, deben mostrarse cuán son y no tratar de ocultar los hechos turbios sino explicarlos solicitando oportunidades para enmendarse. Este columnista ya lo ha hecho en varias ocasiones y sé que es difícil… pero necesario. Sólo así podremos constatar el verdadero perfil de candidatos y aspirantes.

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