Guillermo Robles Ramírez

¿Dejará mucho?

Por Guillermo Robles Ramírez

Veo con bastante regularidad que las calles de Saltillo, particularmente las del centro comercial, son bloqueadas al interrumpirse el tráfico por caravanas comerciales o promociones de eventos de distinto orden.

Cuando no es para promover el dos por uno o, nueva presentación de pizzas, es para mostrar los modelos recientes de automóviles y camionetas, así como invitar a tal o cual circo, carreras de motos o autos y hasta para ir a ver alguna expo de algo, pero la verdad es que cada vez ese tipo de permiso de uso de calles es más frecuente.

El problema radica en que se escogen las arterias de mayor circulación del primer cuadro de la ciudad, en una cabecera municipal cuya característica es considerada a nivel nacional como Centro Histórico, cuyas calles son angostas de tipo colonial. Y el incremento de vehículos que circulan en la capital de Coahuila, ha sido impresionante en los últimos años, saturando no solo la circulación, sino el espacio para encontrar estacionamiento.

Aunque nadie está en contra de la promoción publicitaria a favor del crecimiento económico local, muchos saltillenses que se ven afectados por estas caravanas publicitarias, principalmente por la Calle Ignacio Allende, para continuar por la Calle Guadalupe Victoria, considerada como la “Main Street” saltillense, son estas dos las más utilizadas.  Pero la pregunta que hacemos los ciudadanos es, si ese tipo de permisos le deja buen ingreso económico al ayuntamiento, algo que es muy positivo para el ingreso de las arcas locales.

¿Valdrán la pena unos pesos más, por interrumpir el tráfico normal y causar el malestar del resto de la población? Es algo similar a los permisos que otorgan Saltillo y otros municipios de la Entidad, para el conocido perifoneo, más conocido coloquialmente como anuncios con magnavoces o alta voces por las calles del centro de la ciudad, cuando que precisamente el permiso es para que esas unidades móviles circulen alrededor del primer cuadro de la ciudad con fono, es decir, con el alta voz, ya que este tipo de propaganda es precisamente a las colonias y sectores de alrededor; sin embargo, en ocasiones es común escuchar los altavoces en la zona centro de Saltillo, concretándose a las principales y céntricas calles de la ciudad.

El desorden publicitario, así como su contaminación visual, no termina ahí, es decir, la autoridad local ha permitido el crecimiento de la invasión en las banquetas públicas, en donde negocios del primer cuadro de la ciudad sacan productos y hasta maniquís, reduciendo aún más el espacio peatonal teniendo en donde es normal observar a gente que se tiene que salir de la banqueta para invadir los carriles vehiculares poniéndose en riesgo, para  poder caminar y  esquivar estos obstáculos, en las afueras de los negocios del centro de la capital de Coahuila.

La contaminación acústica en el centro de saltillo, también forma parte de la cotidianidad porque no falta el comerciante que saca su bocina con alto volumen poniendo alguna música de moda como método para atraer a nuevos clientes, y el volumen es tan alto que no hace falta tener que medir los decibeles para considerarse como ruido.

Y volvemos a la misma pregunta ¿qué este tipo de permisos deja mucho dinero al ayuntamiento o alguien está haciendo negocio?, porque no se justifica la mala imagen que se da a la ciudad capital coahuilense porque unos cuantos hagan negocio.  (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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