Guillermo Robles Ramírez

Carta en el zapato

Por Guillermo Robles Ramírez 

En todo el mundo los usos y costumbres de las creencias religiosas varían; otras se van modificando o adaptando entre el mundo occidental y oriental, pero, aunque tengan matices similares, estas siempre tendrán una diferencia, aunque sea la misma religión, al igual que sus usos y costumbres en donde pueden variar o bien se adaptan a la sociedad.

Por mencionar, en el continente occidental celebramos en la religión católica con más fervor la Navidad que el nacimiento del Niño Dios, mientras que, en el continente oriental, sobre todo en aquella que es conocida como la Tierra Santa, su fervor es mayor para el nacimiento de Jesús de Nazaret.

Su razonamiento es muy sencillo y no se trata de un grado de importancia, sino simplemente, por considerarse como el Mundo Antiguo, debido al registro de las primeras civilizaciones del mundo, motivo por el que se guarda ese respeto de ese amor íntimo entre la Virgen María y el Niño Jesús en la búsqueda de posada para dar ese nacimiento.

Pero algo en lo que sí coinciden en la celebración, es precisamente la del próximo viernes. Una de las festividades que cada año está perdiendo su tradición como celebración cultural, al menos en nuestro país; y es meramente recordado más por su repostería en forma de rosca que por la importancia de su fecha, perdiendo la batalla contra la cultura yanqui.

El 6 de enero conocido como el Día de Reyes, en México y precisamente en referencia a esa fecha, muy pocos niños hacen sus cartas de “Reyes”, que es una noche antes para que los niños y niñas puedan escribir una lista de los juguetes que más quieren y se merecen por su buena conducta durante el año. Anteriormente, la carta era colocada en su zapato, dejando comida y agua para los reyes y sus animales.

Para los “chiquitines” que todavía conservan la cultura de escribirle la carta a los “Santos Reyes”, tienen también como costumbre mandar sus cartas atadas a un globo; también existen quienes lo entregan al correo postal y otros más, los visitan en los centros comerciales, mercados y plazas para pedirles directamente su regalo. Y así los Reyes Magos o el Niño Jesús, les cumplen al día siguiente, a todos estos niños y niñas, sus regalos; para poder salir a la calle a jugar con ellos. Pero el día no termina ahí, sino que es con la deliciosa cena; y la famosa rosca de reyes, acompañado de un rico chocolate calientito y espumoso.

La rosca de reyes realmente es una incorporación a la tradición mexicana; porque originalmente proviene de la época de los romanos meramente festivos dedicados al “Dios Saturno”; divinidad de la agricultura y cosecha, con el objeto de que el pueblo romano pudiera celebrar los días más largos a venir después del invierno.

Pero en México, se adoptó para representar que el Niño Dios tuvo que ser escondido y protegido en los días del relato bíblico perteneciente al pasaje “día de los inocentes”, que cuenta que, en los tiempos de Herodes, al enterarse de que había nacido el rey de reyes, ordenó matar a todos los niños menores de tres años, para evitar ser despojado de su reino.

Todas estas tradiciones, al pasar los años, cada vez van perdiendo el conocimiento del por qué la celebración del Día de Reyes. No obstante, el día de Santa Claus ha ganado terreno con su fuerte campaña publicitaria, abarrotando el mercado de los juguetes para todas las edades, dejando atrás la costumbre de los regalos de los tres Reyes Magos, que antes por tradición eran regalos sencillos como las golosinas, adornos y ropa.

Las nuevas prácticas navideñas acaparan el primer lugar en costumbres y los bolsillos de la gente, aunado con la entrada de un año lleno de inflación a los precios de la canasta básica, luz e hidrocarburos; no obstante, a la falta de popularidad de la celebración de Reyes, es notable que bajan las ventas del comercio en general.

Cuando menos es lo que se ha dejado ver en las diferentes regiones de la entidad con mayor población en la Entidad coahuilense como Saltillo, Torreón, Monclova, Piedras Negras, pero lo mismo sucede con el resto de los municipios.

La invasión de la cultura yanqui o, estadounidense, que popularizó a Papá Noel o Santa Claus, y eso que no está santificado por la Iglesia, pero así se le dice y aceptado no solo por la sociedad sino por la comunidad católica, pero no tiene nada que ver con nuestra identidad mexicana al igual que los arbolitos de Navidad.

Es una lástima que la sociedad que transformó la Navidad en una fiesta de compras, shopping, “fayuquear” o “macalanear”, sinónimo de ir de compras a Mc. Allen, Laredo o Eagle Pass, Texas; está desplazando por el momento a los tres Reyes Magos a que visiten a los niños con regalos, y la tradición inseparable de los nacimientos o pesebre de nuestros hogares que sirven para recordar la epistemología de la vida de Jesús de Nazaret y actualiza la encarnación de nuestra salvación. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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