Por Guillermo Robles Ramírez

Perdida de dinero y tiempo, fue el resultado del pasado domingo para la consulta popular en donde los mexicanos decidirían si los expresidentes mexicanos deberían ser enjuiciados.

Una oportunidad para Andrés López Obrador, de utilizar la política desde el poder para vengarse de sus homólogos oponentes.

No le importó gastar arriba de 500 millones de pesos para seguir literal como un emperador romano a puro pan y circo al pueblo, porque no tiene nada más que ofrecer.

Fue mayor el ego de AMLO, de destinar ese recurso tirado a la basura cuando realmente hace falta dinero a millones de mexicanos en sectores como los medicamentos de los niños que padecen cáncer, o para reactivar la economía, o bien para darle a Coahuila, el dinero que se le debe por las participaciones federales que están muy atrasadas en diferentes rubros incluyendo a la Universidad Autónoma de Coahuila, a quien el gobierno de López Obrador le debe dinero desde el 2018.

El amor propio por encima de los intereses del país, para justificar que se requiere destinar mucho dinero a un barril sin fondo como es la Comisión de la Verdad. El fracaso anticipado y perfecto para la creación de la misma frente a la arraigada corrupción y decir, que él ha cumplido con su promesa de campaña al combate a la impunidad del pasado en donde no importa el dinero que se gaste para “investigar”, “sancionar” y “reparar” el daño a los mexicanos.

Pero aun cuando se haga esa comisión para enjuiciar a los expresidentes de México, no se va lograr nada, porque, es el viejo truco de los políticos que emplean cuando están acorralados y ya no saben qué hacer ante un problema. Las comisiones creadas por políticos en nuestro país solo son para tener asilenciado a un grupo afectado por lo general emotivamente y se le asigna un presupuesto para que “dizque”, continúen las investigaciones, pero nunca se resuelve nada.

Porque si este gobierno lopezobradorista tuviera la legitimidad de cumplir todo lo que prometió durante su última campaña electoral cuando se perfilaba como presidente de este país; aún queda sin resolver la desaparición de los 43 estudiantes en Ayotzinapa, o el rescate de los cuerpos de mineros fallecidos en la Pasta de Conchos.

Contradicciones de López Obrador, ya que cuando le conviene dice que “el pasado no debe ser perturbado…”, y que el perdón es su motivador.

Pero hay que abrir los ojos, para entender que todo este “pan y circo”, se trata precisamente de eso, es decir, distraer a los mexicanos sobre su tragedia política y el impacto negativo que ha traído la pandemia en México, el incremento del crimen organizado que se ve reflejado en estadísticas de homicidio, violencia, secuestro, drogadicción, el alza de los indicadores de feminicidios, entre otros más que todos los mexicanos vivimos, pero en las estadísticas de AMLO, no aparece nada o al menos en sus conferencia “las mañaneras”, dice que todo va bien y la seguridad mejorando o al menos así lo entiende la gente.

El pasado domingo, fue un ejercicio de la democracia en donde quedó evidenciado que el llamado del partido Morena y López Obrador, van de picada porque ni siquiera se logró llegar a un 8 por ciento de participación ciudadana. Un ejercicio en donde muy a pesar de las irregularidades presentadas el domingo pasado no hubo simpatía hacia ese partido y mucho menos para el Presidente de México, ¿dónde quedaron los chairos?.

Se trata de un triste simulacro a la lucha de la justicia, y acabar con la corrupción en México, ya que el verdadero interés son las inquietudes personales que tiene Andrés Manuel López Obrador, por encima de los intereses del país. Un abstencionismo de más del 90% del padrón electoral el pasado 01 de agosto para la consulta popular. Un mensaje para el Presidente de México, que personalmente interpreto es que la gente ya está cansado de tanto “pan y circo para el pueblo”. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org