A la 4T, le falta la T de transición

Por Arom Leamsi

En la naturaleza, el agua puede pasar del estado líquido al gaseoso (evaporación), o del estado líquido al estado sólido (solidificación). Estos fenómenos reciben el nombre de transición de fase. En una transición de fase, ciertas propiedades del agua cambian, a menudo de manera radical, como resultado del cambio de alguna condición externa, como la temperatura, la presión u otras. Las transiciones de fase nos enseñan a entender, por analogía, los mecanismos de cambio de otros ámbitos.

Transición es una palabra latina: transitio, y significa «acción y efecto de encontrarse entre lo nuevo y lo caduco». En política, la transición alude a un proceso de transformación radical y necesario de las reglas y de los mecanismos de la competencia política que prevalecían en un régimen autoritario y que, al disolverlas, se pretende generar nuevas condiciones que permitan el paso a un régimen democrático, pero también, se aplica en el sentido contrario.

Formalmente, una transición es un proceso de cambio mediante el cual un régimen preexistente, político y/o económico, se encuentra en un proceso de cambios, de ajustes y adaptaciones, es decir, un proceso en el que lo viejo está desapareciendo y al mismo tiempo, lo nuevo se está dibujando. Este proceso de sustitución de los valores, normas, reglas de juego e instituciones asociadas al régimen que desaparece, requiere tiempo; tanto más, cuanto más arraigados estén en la sociedad, los hábitos y conductas que dieron vida a aquellas instituciones que se quiere desaparecer

Ello significa que las transiciones políticas no necesariamente son tersas y en un ámbito de abrazos, sino que afectan otros ámbitos y al hacerlo, pueden generar como respuesta, balazos. Por su naturaleza, la esfera política siempre va de la mano con las esferas económica, ideológica y todas las que tienen que ver con la manera en que se organiza el Estado, cuya «eutaxia» y su duración, dependerá de la capacidad negociadora del grupo a la cabeza del estado, para hacer confluir a sus intereses, los intereses de las otras clases en conflicto y sobre las cuales se gobierna: la política es ante todo, negociación.

Pa’ las cuestas arriba quiero mi burro, que las cuestas abajo, yo me las subo.

refrán popular

Un país como México, atrasado tanto en términos políticos como sociales, y donde la gente había empezado a preguntarse si había una esperanza para salir de tal situación, pensó, un tanto utópicamente, que la situación deplorable  podía superarse con un gran salto. La esperanza de ese cambio llegó con las elecciones del 1 de julio de 2018. La mayoría de los electores mexicano votó y le apostó a una transformación radical. Los millones de esos electores esperaban ver los cambios en el corto plazo, pero no contaban con la fuerza de fricción que siempre intenta oponerse al movimiento, como lo enseñara Newton, en las leyes de la dinámica.

A dos años del cambio de estafeta, parece ser que a los cambios que está haciendo la actual administración federal, aplica el principio filosófico repetido por Newton y Leibniz de que «Natura non facit saltus» (‘La naturaleza no procede a saltos’). Mutatis mutandis, lo que estamos viendo es que para la 4T, “La política no procede a saltos”, o sea, que los cambios que tanto se esperan, han de hacerse «pian piano», la 4T llegará a través de una transición diferente a las transiciones de fase.

Las transiciones en política, como los árboles, se reconocen por sus frutos y, los frutos que se cosechen de la 4T, al parecer, habrán de madurar hasta dentro de seis años, pero aun así, a mi entender, el esfuerzo que se haga para acabar con el régimen de corrupción que prevaleció por casi setenta años, no será en vano. La mitad de este sexenio se espera que sean de reacomodos difíciles, y en este período, el partido de la 4T, tendrá que formar los cuadros encargados de llevar a cabo la Cuarta Transformación.

Entretanto, los ciudadanos de a pie tendremos que entender que estamos en una fase de transición que no es fácil. Los dos partidos que gobernaron por más de setenta años, aun cuentan con algunos de sus cuadros participando en la actual administración. Sobre esos elementos del pasado que nos gustaría borrar, es quizás, sobre quienes deberá operar la transición, hasta que el jefe del ejecutivo cuente con los cuadros suficientes para consolidar la 4T. Mientras  no los tenga, habrá que aguantar y estar ojo avizor con estos personajes. ¿Cómo gobernar cuando te faltan cuadros?Mínimo se requerirán tres años de transición cuesta arriba, que serán de lo más difícil para lograr la primera de una de las cuatro  nuevastransformaciones. ¿Con qué materiales hay que hacerla?, esa es la pregunta del millón, y mientras tanto, no hay que olvidar que se debe ponderar que con cada transformación, se tocan muchos intereses, y si con la transición ya salieron a protestar algunos intereses por las molestias que les genera los trabajos de la transición ¿Qué no estarán dispuestos a maquinar cuando lleguen los verdaderos cambios que se esperan de la 4T? No será fácil la llegada de la 4T, hay muchas adversidades que aún quedan por superar. Y mientras llega para quedarse la 4T, no se puede olvidar que aún queda por superar la T de transición, que por lo que se ve, llegará sin tantos brincos ni sombrerazos. Abrazos, no balazos

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